'APROBAR O APRENDER', UNA DISECCIÓN DE LA LABOR DOCENTE Y SUS RESULTADOS
Aprobar sin aprender
Farmacéutico y bioquímico especializado en alimentación y nutrición, Enrique Bono Santos (Alcalá de Guadaira, 1933) ha estado siempre atrapado por la curiosidad, por el deseo de saber [i], hasta el punto que decide cambiar de tercio y estudiar Ciencias de la Educación.
Para entonces ya había sido fundador y socio mayoritario de la librería Saltés en 1972, un hito en la cultura onubense que ningún tipo de artefacto reaccionario pudo hacer caer en aquellos complicados y duros años. Su imparable carrera intelectual le llevó a dejar el negocio farmacéutico para ejercer como profesor de Bioquímica en la por entonces recién creada Universidad de Huelva, donde fue responsable de la Unidad Docente de la especialidad de Médicos de Familia, o a intervenir en la reforma de la Atención Primaria. En este tiempo pudo dedicarse a la investigación directamente en aulas tanto universitaria como de Educación Secundaria en institutos públicos, fruto de ello fue el Premio Nacional de Investigación y una incansable labor como articulista en revistas especializadas, unida a un continuo impartir conferencias siempre con la Educación como centro de esa curiosidad e interés por conocer, por saber, por la necesidad de ser en tanto nos formamos proporcionalmente libres.
En 'Aprobar o aprender' [ii] Enrique Bono disecciona la labor docente pero no sólo desde el punto de vista del profesorado, sino de todas las implicaciones que tiene este proceso de enseñanza y aprendizaje en la sociedad, haciendo partícipes a la administración pública y por supuesto a los propios implicados, a los alumnos y a sus familias o entorno social. Titulado en principio por el más clarividente 'Aprobar sin aprender', la editorial especializada en Educación que se hizo cargo de la publicación decidió en última instancia dejar al lector descubrir este asunto tan debatido hoy no ya entre los profesionales de la enseñanza, sino en los medios de comunicación generalistas. A diario nos asaltan columnas de opinión o artículos de fondo alertando del problema más evidente de la educación en España, el hecho de que el proceso educativo se haya convertido en un videojuego en el que se trata de pasar de fases con la sola habilidad de tener destreza manual, rapidez digital, y memoria suficiente como para saber repetir los movimientos necesarios tantas veces como haga falta para lograr el objetivo. Después, nada. Cero.
Se memorizan unidades didácticas[iii], se logra el objetivo fijado de aprobar un examen, y se pasa de fase. Videojuego cruel que en el pecado lleva la atroz penitencia de no aprender nada en absoluto, de continuar en un vacío que lleva a alumnos de Secundaria a leer con dificultad o a alumnos de Bachillerato a ser incapaces de situar correctamente las provincias españolas en un mapa mudo. Tal como muchos de ellos. Mudos, incapaces de comunicar sus a veces escasos al menos conocimientos. En una reciente entrevista, el asesor en Educación del Banco Mundial, Lucas Gortázar, afirmaba que el problema de la Selectividad es que los alumnos memorizan, vomitan y olvidan[iv], justamente lo que intenta solucionar con sus propuestas Enrique Bono en 'Aprender o aprobar', en cuyo epílogo ya advierte de que esto será una cuestión de tiempo, de dos o tres décadas en el caso de que se empiecen a hacer las cosas bien y se tome más en serio este asunto de la labor docente, hasta la fecha exenta de la dignificación que tiene en otros países, donde el maestro, el profesor es objeto de una alta consideración y por supuesto disfruta de unos sueldos acordes con su labor[v], lo cual hace que los mejores en cada especialidad opten por la docencia haciendo méritos para llegar a ello.
Se memorizan unidades didácticas[iii], se logra el objetivo fijado de aprobar un examen, y se pasa de fase. Videojuego cruel que en el pecado lleva la atroz penitencia de no aprender nada en absoluto, de continuar en un vacío que lleva a alumnos de Secundaria a leer con dificultad o a alumnos de Bachillerato a ser incapaces de situar correctamente las provincias españolas en un mapa mudo. Tal como muchos de ellos. Mudos, incapaces de comunicar sus a veces escasos al menos conocimientos. En una reciente entrevista, el asesor en Educación del Banco Mundial, Lucas Gortázar, afirmaba que el problema de la Selectividad es que los alumnos memorizan, vomitan y olvidan[iv], justamente lo que intenta solucionar con sus propuestas Enrique Bono en 'Aprender o aprobar', en cuyo epílogo ya advierte de que esto será una cuestión de tiempo, de dos o tres décadas en el caso de que se empiecen a hacer las cosas bien y se tome más en serio este asunto de la labor docente, hasta la fecha exenta de la dignificación que tiene en otros países, donde el maestro, el profesor es objeto de una alta consideración y por supuesto disfruta de unos sueldos acordes con su labor[v], lo cual hace que los mejores en cada especialidad opten por la docencia haciendo méritos para llegar a ello.
Recuerda Enrique Bono en su obra divulgativa, como en países como Finlandia, tan traída y llevada en cuestiones de educación, sólo pueden acceder a la labor docente aquellos con un expediente sobresaliente desde la Secundaria hasta la Universidad, y que además puedan atestiguar documentalmente servicios a la comunidad. Lejos estamos de estos horizontes. En España, y aunque en los últimos años se está intentando enmendar la plana, acceden a los estudios de Magisterio[vi] alumnos que en su mayoría no son del mayor nivel o más capacitados, cuando debería ser todo lo contrario. Claro que en España sigue siendo posible repetir aquel refrán o dicho popular del “pasa más hambre que un maestro”, definitorio de una sociedad que no entiende la educación como una inversión necesaria para el futuro del país, sino como una guardería de jóvenes púberes y no tan púberes. Un dislate.
'Aprender o aprobar' es una obra entretenida, divulgativa y fácil de leer, apta para todos los públicos, pero sinceramente creo que obligatoria para quienes ejercen la labor docente, que encontrarán en ella un retrato fiel de lo que ocurre en las aulas de los institutos, escuelas y universidades españolas. Un ejercicio de investigación riguroso, en el que se cuestiona el nivel de calidad del aprendizaje y nos pone sobre la pista de lo que es necesario hacer desde todos los frentes implicados en esta actividad esencial para mejorar las condiciones de vida, en todos los aspectos y en cualquier país.
Para entonces ya había sido fundador y socio mayoritario de la librería Saltés en 1972, un hito en la cultura onubense que ningún tipo de artefacto reaccionario pudo hacer caer en aquellos complicados y duros años. Su imparable carrera intelectual le llevó a dejar el negocio farmacéutico para ejercer como profesor de Bioquímica en la por entonces recién creada Universidad de Huelva, donde fue responsable de la Unidad Docente de la especialidad de Médicos de Familia, o a intervenir en la reforma de la Atención Primaria. En este tiempo pudo dedicarse a la investigación directamente en aulas tanto universitaria como de Educación Secundaria en institutos públicos, fruto de ello fue el Premio Nacional de Investigación y una incansable labor como articulista en revistas especializadas, unida a un continuo impartir conferencias siempre con la Educación como centro de esa curiosidad e interés por conocer, por saber, por la necesidad de ser en tanto nos formamos proporcionalmente libres. En 'Aprobar o aprender' [ii] Enrique Bono disecciona la labor docente pero no sólo desde el punto de vista del profesorado, sino de todas las implicaciones que tiene este proceso de enseñanza y aprendizaje en la sociedad, haciendo partícipes a la administración pública y por supuesto a los propios implicados, a los alumnos y a sus familias o entorno social. Titulado en principio por el más clarividente 'Aprobar sin aprender', la editorial especializada en Educación que se hizo cargo de la publicación decidió en última instancia dejar al lector descubrir este asunto tan debatido hoy no ya entre los profesionales de la enseñanza, sino en los medios de comunicación generalistas. A diario nos asaltan columnas de opinión o artículos de fondo alertando del problema más evidente de la educación en España, el hecho de que el proceso educativo se haya convertido en un videojuego en el que se trata de pasar de fases con la sola habilidad de tener destreza manual, rapidez digital, y memoria suficiente como para saber repetir los movimientos necesarios tantas veces como haga falta para lograr el objetivo. Después, nada. Cero. Se memorizan unidades didácticas[iii], se logra el objetivo fijado de aprobar un examen, y se pasa de fase. Videojuego cruel que en el pecado lleva la atroz penitencia de no aprender nada en absoluto, de continuar en un vacío que lleva a alumnos de Secundaria a leer con dificultad o a alumnos de Bachillerato a ser incapaces de situar correctamente las provincias españolas en un mapa mudo. Tal como muchos de ellos. Mudos, incapaces de comunicar sus a veces escasos al menos conocimientos. En una reciente entrevista, el asesor en Educación del Banco Mundial, Lucas Gortázar, afirmaba que el problema de la Selectividad es que los alumnos memorizan, vomitan y olvidan[iv], justamente lo que intenta solucionar con sus propuestas Enrique Bono en 'Aprender o aprobar', en cuyo epílogo ya advierte de que esto será una cuestión de tiempo, de dos o tres décadas en el caso de que se empiecen a hacer las cosas bien y se tome más en serio este asunto de la labor docente, hasta la fecha exenta de la dignificación que tiene en otros países, donde el maestro, el profesor es objeto de una alta consideración y por supuesto disfruta de unos sueldos acordes con su labor[v], lo cual hace que los mejores en cada especialidad opten por la docencia haciendo méritos para llegar a ello. Recuerda Enrique Bono en su obra divulgativa, como en países como Finlandia, tan traída y llevada en cuestiones de educación, sólo pueden acceder a la labor docente aquellos con un expediente sobresaliente desde la Secundaria hasta la Universidad, y que además puedan atestiguar documentalmente servicios a la comunidad. Lejos estamos de estos horizontes. En España, y aunque en los últimos años se está intentando enmendar la plana, acceden a los estudios de Magisterio[vi] alumnos que en su mayoría no son del mayor nivel o más capacitados, cuando debería ser todo lo contrario. Claro que en España sigue siendo posible repetir aquel refrán o dicho popular del “pasa más hambre que un maestro”, definitorio de una sociedad que no entiende la educación como una inversión necesaria para el futuro del país, sino como una guardería de jóvenes púberes y no tan púberes. Un dislate. 'Aprender o aprobar' es una obra entretenida, divulgativa y fácil de leer, apta para todos los públicos, pero sinceramente creo que obligatoria para quienes ejercen la labor docente, que encontrarán en ella un retrato fiel de lo que ocurre en las aulas de los institutos, escuelas y universidades españolas. Un ejercicio de investigación riguroso, en el que se cuestiona el nivel de calidad del aprendizaje y nos pone sobre la pista de lo que es necesario hacer desde todos los frentes implicados en esta actividad esencial para mejorar las condiciones de vida, en todos los aspectos y en cualquier país. [i] Uno de los motores esenciales del aprendizaje, explica el autor en esta obra.[ii] Subtitulado “Una propuesta para el estudio útil” y editado por Ediciones Aljibe en 2015.[iii] Temas, si tienen ustedes más de cincuenta años.[iv] El Mundo, 4 de junio de 2021.[v] Es curioso como los sindicatos no se apuran en la pérdida de poder adquisitivo del colectivo docente en las últimas décadas y utilice al profesorado, a los maestros, solo como ariete contra opciones políticas de quienes son correa de transmisión.[vi] Con destino a la enseñanza Primaria, clave en todo el proceso educativo.
Para entonces ya había sido fundador y socio mayoritario de la librería Saltés en 1972, un hito en la cultura onubense que ningún tipo de artefacto reaccionario pudo hacer caer en aquellos complicados y duros años. Su imparable carrera intelectual le llevó a dejar el negocio farmacéutico para ejercer como profesor de Bioquímica en la por entonces recién creada Universidad de Huelva, donde fue responsable de la Unidad Docente de la especialidad de Médicos de Familia, o a intervenir en la reforma de la Atención Primaria. En este tiempo pudo dedicarse a la investigación directamente en aulas tanto universitaria como de Educación Secundaria en institutos públicos, fruto de ello fue el Premio Nacional de Investigación y una incansable labor como articulista en revistas especializadas, unida a un continuo impartir conferencias siempre con la Educación como centro de esa curiosidad e interés por conocer, por saber, por la necesidad de ser en tanto nos formamos proporcionalmente libres. En 'Aprobar o aprender' [ii] Enrique Bono disecciona la labor docente pero no sólo desde el punto de vista del profesorado, sino de todas las implicaciones que tiene este proceso de enseñanza y aprendizaje en la sociedad, haciendo partícipes a la administración pública y por supuesto a los propios implicados, a los alumnos y a sus familias o entorno social. Titulado en principio por el más clarividente 'Aprobar sin aprender', la editorial especializada en Educación que se hizo cargo de la publicación decidió en última instancia dejar al lector descubrir este asunto tan debatido hoy no ya entre los profesionales de la enseñanza, sino en los medios de comunicación generalistas. A diario nos asaltan columnas de opinión o artículos de fondo alertando del problema más evidente de la educación en España, el hecho de que el proceso educativo se haya convertido en un videojuego en el que se trata de pasar de fases con la sola habilidad de tener destreza manual, rapidez digital, y memoria suficiente como para saber repetir los movimientos necesarios tantas veces como haga falta para lograr el objetivo. Después, nada. Cero. Se memorizan unidades didácticas[iii], se logra el objetivo fijado de aprobar un examen, y se pasa de fase. Videojuego cruel que en el pecado lleva la atroz penitencia de no aprender nada en absoluto, de continuar en un vacío que lleva a alumnos de Secundaria a leer con dificultad o a alumnos de Bachillerato a ser incapaces de situar correctamente las provincias españolas en un mapa mudo. Tal como muchos de ellos. Mudos, incapaces de comunicar sus a veces escasos al menos conocimientos. En una reciente entrevista, el asesor en Educación del Banco Mundial, Lucas Gortázar, afirmaba que el problema de la Selectividad es que los alumnos memorizan, vomitan y olvidan[iv], justamente lo que intenta solucionar con sus propuestas Enrique Bono en 'Aprender o aprobar', en cuyo epílogo ya advierte de que esto será una cuestión de tiempo, de dos o tres décadas en el caso de que se empiecen a hacer las cosas bien y se tome más en serio este asunto de la labor docente, hasta la fecha exenta de la dignificación que tiene en otros países, donde el maestro, el profesor es objeto de una alta consideración y por supuesto disfruta de unos sueldos acordes con su labor[v], lo cual hace que los mejores en cada especialidad opten por la docencia haciendo méritos para llegar a ello. Recuerda Enrique Bono en su obra divulgativa, como en países como Finlandia, tan traída y llevada en cuestiones de educación, sólo pueden acceder a la labor docente aquellos con un expediente sobresaliente desde la Secundaria hasta la Universidad, y que además puedan atestiguar documentalmente servicios a la comunidad. Lejos estamos de estos horizontes. En España, y aunque en los últimos años se está intentando enmendar la plana, acceden a los estudios de Magisterio[vi] alumnos que en su mayoría no son del mayor nivel o más capacitados, cuando debería ser todo lo contrario. Claro que en España sigue siendo posible repetir aquel refrán o dicho popular del “pasa más hambre que un maestro”, definitorio de una sociedad que no entiende la educación como una inversión necesaria para el futuro del país, sino como una guardería de jóvenes púberes y no tan púberes. Un dislate. 'Aprender o aprobar' es una obra entretenida, divulgativa y fácil de leer, apta para todos los públicos, pero sinceramente creo que obligatoria para quienes ejercen la labor docente, que encontrarán en ella un retrato fiel de lo que ocurre en las aulas de los institutos, escuelas y universidades españolas. Un ejercicio de investigación riguroso, en el que se cuestiona el nivel de calidad del aprendizaje y nos pone sobre la pista de lo que es necesario hacer desde todos los frentes implicados en esta actividad esencial para mejorar las condiciones de vida, en todos los aspectos y en cualquier país. [i] Uno de los motores esenciales del aprendizaje, explica el autor en esta obra.
Para entonces ya había sido fundador y socio mayoritario de la librería Saltés en 1972, un hito en la cultura onubense que ningún tipo de artefacto reaccionario pudo hacer caer en aquellos complicados y duros años. Su imparable carrera intelectual le llevó a dejar el negocio farmacéutico para ejercer como profesor de Bioquímica en la por entonces recién creada Universidad de Huelva, donde fue responsable de la Unidad Docente de la especialidad de Médicos de Familia, o a intervenir en la reforma de la Atención Primaria. En este tiempo pudo dedicarse a la investigación directamente en aulas tanto universitaria como de Educación Secundaria en institutos públicos, fruto de ello fue el Premio Nacional de Investigación y una incansable labor como articulista en revistas especializadas, unida a un continuo impartir conferencias siempre con la Educación como centro de esa curiosidad e interés por conocer, por saber, por la necesidad de ser en tanto nos formamos proporcionalmente libres. En 'Aprobar o aprender' [ii] Enrique Bono disecciona la labor docente pero no sólo desde el punto de vista del profesorado, sino de todas las implicaciones que tiene este proceso de enseñanza y aprendizaje en la sociedad, haciendo partícipes a la administración pública y por supuesto a los propios implicados, a los alumnos y a sus familias o entorno social. Titulado en principio por el más clarividente 'Aprobar sin aprender', la editorial especializada en Educación que se hizo cargo de la publicación decidió en última instancia dejar al lector descubrir este asunto tan debatido hoy no ya entre los profesionales de la enseñanza, sino en los medios de comunicación generalistas. A diario nos asaltan columnas de opinión o artículos de fondo alertando del problema más evidente de la educación en España, el hecho de que el proceso educativo se haya convertido en un videojuego en el que se trata de pasar de fases con la sola habilidad de tener destreza manual, rapidez digital, y memoria suficiente como para saber repetir los movimientos necesarios tantas veces como haga falta para lograr el objetivo. Después, nada. Cero. Se memorizan unidades didácticas[iii], se logra el objetivo fijado de aprobar un examen, y se pasa de fase. Videojuego cruel que en el pecado lleva la atroz penitencia de no aprender nada en absoluto, de continuar en un vacío que lleva a alumnos de Secundaria a leer con dificultad o a alumnos de Bachillerato a ser incapaces de situar correctamente las provincias españolas en un mapa mudo. Tal como muchos de ellos. Mudos, incapaces de comunicar sus a veces escasos al menos conocimientos. En una reciente entrevista, el asesor en Educación del Banco Mundial, Lucas Gortázar, afirmaba que el problema de la Selectividad es que los alumnos memorizan, vomitan y olvidan[iv], justamente lo que intenta solucionar con sus propuestas Enrique Bono en 'Aprender o aprobar', en cuyo epílogo ya advierte de que esto será una cuestión de tiempo, de dos o tres décadas en el caso de que se empiecen a hacer las cosas bien y se tome más en serio este asunto de la labor docente, hasta la fecha exenta de la dignificación que tiene en otros países, donde el maestro, el profesor es objeto de una alta consideración y por supuesto disfruta de unos sueldos acordes con su labor[v], lo cual hace que los mejores en cada especialidad opten por la docencia haciendo méritos para llegar a ello. Recuerda Enrique Bono en su obra divulgativa, como en países como Finlandia, tan traída y llevada en cuestiones de educación, sólo pueden acceder a la labor docente aquellos con un expediente sobresaliente desde la Secundaria hasta la Universidad, y que además puedan atestiguar documentalmente servicios a la comunidad. Lejos estamos de estos horizontes. En España, y aunque en los últimos años se está intentando enmendar la plana, acceden a los estudios de Magisterio[vi] alumnos que en su mayoría no son del mayor nivel o más capacitados, cuando debería ser todo lo contrario. Claro que en España sigue siendo posible repetir aquel refrán o dicho popular del “pasa más hambre que un maestro”, definitorio de una sociedad que no entiende la educación como una inversión necesaria para el futuro del país, sino como una guardería de jóvenes púberes y no tan púberes. Un dislate. 'Aprender o aprobar' es una obra entretenida, divulgativa y fácil de leer, apta para todos los públicos, pero sinceramente creo que obligatoria para quienes ejercen la labor docente, que encontrarán en ella un retrato fiel de lo que ocurre en las aulas de los institutos, escuelas y universidades españolas. Un ejercicio de investigación riguroso, en el que se cuestiona el nivel de calidad del aprendizaje y nos pone sobre la pista de lo que es necesario hacer desde todos los frentes implicados en esta actividad esencial para mejorar las condiciones de vida, en todos los aspectos y en cualquier país. [i] Uno de los motores esenciales del aprendizaje, explica el autor en esta obra.[ii] Subtitulado “Una propuesta para el estudio útil” y editado por Ediciones Aljibe en 2015.
Para entonces ya había sido fundador y socio mayoritario de la librería Saltés en 1972, un hito en la cultura onubense que ningún tipo de artefacto reaccionario pudo hacer caer en aquellos complicados y duros años. Su imparable carrera intelectual le llevó a dejar el negocio farmacéutico para ejercer como profesor de Bioquímica en la por entonces recién creada Universidad de Huelva, donde fue responsable de la Unidad Docente de la especialidad de Médicos de Familia, o a intervenir en la reforma de la Atención Primaria. En este tiempo pudo dedicarse a la investigación directamente en aulas tanto universitaria como de Educación Secundaria en institutos públicos, fruto de ello fue el Premio Nacional de Investigación y una incansable labor como articulista en revistas especializadas, unida a un continuo impartir conferencias siempre con la Educación como centro de esa curiosidad e interés por conocer, por saber, por la necesidad de ser en tanto nos formamos proporcionalmente libres. En 'Aprobar o aprender' [ii] Enrique Bono disecciona la labor docente pero no sólo desde el punto de vista del profesorado, sino de todas las implicaciones que tiene este proceso de enseñanza y aprendizaje en la sociedad, haciendo partícipes a la administración pública y por supuesto a los propios implicados, a los alumnos y a sus familias o entorno social. Titulado en principio por el más clarividente 'Aprobar sin aprender', la editorial especializada en Educación que se hizo cargo de la publicación decidió en última instancia dejar al lector descubrir este asunto tan debatido hoy no ya entre los profesionales de la enseñanza, sino en los medios de comunicación generalistas. A diario nos asaltan columnas de opinión o artículos de fondo alertando del problema más evidente de la educación en España, el hecho de que el proceso educativo se haya convertido en un videojuego en el que se trata de pasar de fases con la sola habilidad de tener destreza manual, rapidez digital, y memoria suficiente como para saber repetir los movimientos necesarios tantas veces como haga falta para lograr el objetivo. Después, nada. Cero. Se memorizan unidades didácticas[iii], se logra el objetivo fijado de aprobar un examen, y se pasa de fase. Videojuego cruel que en el pecado lleva la atroz penitencia de no aprender nada en absoluto, de continuar en un vacío que lleva a alumnos de Secundaria a leer con dificultad o a alumnos de Bachillerato a ser incapaces de situar correctamente las provincias españolas en un mapa mudo. Tal como muchos de ellos. Mudos, incapaces de comunicar sus a veces escasos al menos conocimientos. En una reciente entrevista, el asesor en Educación del Banco Mundial, Lucas Gortázar, afirmaba que el problema de la Selectividad es que los alumnos memorizan, vomitan y olvidan[iv], justamente lo que intenta solucionar con sus propuestas Enrique Bono en 'Aprender o aprobar', en cuyo epílogo ya advierte de que esto será una cuestión de tiempo, de dos o tres décadas en el caso de que se empiecen a hacer las cosas bien y se tome más en serio este asunto de la labor docente, hasta la fecha exenta de la dignificación que tiene en otros países, donde el maestro, el profesor es objeto de una alta consideración y por supuesto disfruta de unos sueldos acordes con su labor[v], lo cual hace que los mejores en cada especialidad opten por la docencia haciendo méritos para llegar a ello. Recuerda Enrique Bono en su obra divulgativa, como en países como Finlandia, tan traída y llevada en cuestiones de educación, sólo pueden acceder a la labor docente aquellos con un expediente sobresaliente desde la Secundaria hasta la Universidad, y que además puedan atestiguar documentalmente servicios a la comunidad. Lejos estamos de estos horizontes. En España, y aunque en los últimos años se está intentando enmendar la plana, acceden a los estudios de Magisterio[vi] alumnos que en su mayoría no son del mayor nivel o más capacitados, cuando debería ser todo lo contrario. Claro que en España sigue siendo posible repetir aquel refrán o dicho popular del “pasa más hambre que un maestro”, definitorio de una sociedad que no entiende la educación como una inversión necesaria para el futuro del país, sino como una guardería de jóvenes púberes y no tan púberes. Un dislate. 'Aprender o aprobar' es una obra entretenida, divulgativa y fácil de leer, apta para todos los públicos, pero sinceramente creo que obligatoria para quienes ejercen la labor docente, que encontrarán en ella un retrato fiel de lo que ocurre en las aulas de los institutos, escuelas y universidades españolas. Un ejercicio de investigación riguroso, en el que se cuestiona el nivel de calidad del aprendizaje y nos pone sobre la pista de lo que es necesario hacer desde todos los frentes implicados en esta actividad esencial para mejorar las condiciones de vida, en todos los aspectos y en cualquier país. [i] Uno de los motores esenciales del aprendizaje, explica el autor en esta obra.[ii] Subtitulado “Una propuesta para el estudio útil” y editado por Ediciones Aljibe en 2015.[iii] Temas, si tienen ustedes más de cincuenta años.
Para entonces ya había sido fundador y socio mayoritario de la librería Saltés en 1972, un hito en la cultura onubense que ningún tipo de artefacto reaccionario pudo hacer caer en aquellos complicados y duros años. Su imparable carrera intelectual le llevó a dejar el negocio farmacéutico para ejercer como profesor de Bioquímica en la por entonces recién creada Universidad de Huelva, donde fue responsable de la Unidad Docente de la especialidad de Médicos de Familia, o a intervenir en la reforma de la Atención Primaria. En este tiempo pudo dedicarse a la investigación directamente en aulas tanto universitaria como de Educación Secundaria en institutos públicos, fruto de ello fue el Premio Nacional de Investigación y una incansable labor como articulista en revistas especializadas, unida a un continuo impartir conferencias siempre con la Educación como centro de esa curiosidad e interés por conocer, por saber, por la necesidad de ser en tanto nos formamos proporcionalmente libres. En 'Aprobar o aprender' [ii] Enrique Bono disecciona la labor docente pero no sólo desde el punto de vista del profesorado, sino de todas las implicaciones que tiene este proceso de enseñanza y aprendizaje en la sociedad, haciendo partícipes a la administración pública y por supuesto a los propios implicados, a los alumnos y a sus familias o entorno social. Titulado en principio por el más clarividente 'Aprobar sin aprender', la editorial especializada en Educación que se hizo cargo de la publicación decidió en última instancia dejar al lector descubrir este asunto tan debatido hoy no ya entre los profesionales de la enseñanza, sino en los medios de comunicación generalistas. A diario nos asaltan columnas de opinión o artículos de fondo alertando del problema más evidente de la educación en España, el hecho de que el proceso educativo se haya convertido en un videojuego en el que se trata de pasar de fases con la sola habilidad de tener destreza manual, rapidez digital, y memoria suficiente como para saber repetir los movimientos necesarios tantas veces como haga falta para lograr el objetivo. Después, nada. Cero. Se memorizan unidades didácticas[iii], se logra el objetivo fijado de aprobar un examen, y se pasa de fase. Videojuego cruel que en el pecado lleva la atroz penitencia de no aprender nada en absoluto, de continuar en un vacío que lleva a alumnos de Secundaria a leer con dificultad o a alumnos de Bachillerato a ser incapaces de situar correctamente las provincias españolas en un mapa mudo. Tal como muchos de ellos. Mudos, incapaces de comunicar sus a veces escasos al menos conocimientos. En una reciente entrevista, el asesor en Educación del Banco Mundial, Lucas Gortázar, afirmaba que el problema de la Selectividad es que los alumnos memorizan, vomitan y olvidan[iv], justamente lo que intenta solucionar con sus propuestas Enrique Bono en 'Aprender o aprobar', en cuyo epílogo ya advierte de que esto será una cuestión de tiempo, de dos o tres décadas en el caso de que se empiecen a hacer las cosas bien y se tome más en serio este asunto de la labor docente, hasta la fecha exenta de la dignificación que tiene en otros países, donde el maestro, el profesor es objeto de una alta consideración y por supuesto disfruta de unos sueldos acordes con su labor[v], lo cual hace que los mejores en cada especialidad opten por la docencia haciendo méritos para llegar a ello. Recuerda Enrique Bono en su obra divulgativa, como en países como Finlandia, tan traída y llevada en cuestiones de educación, sólo pueden acceder a la labor docente aquellos con un expediente sobresaliente desde la Secundaria hasta la Universidad, y que además puedan atestiguar documentalmente servicios a la comunidad. Lejos estamos de estos horizontes. En España, y aunque en los últimos años se está intentando enmendar la plana, acceden a los estudios de Magisterio[vi] alumnos que en su mayoría no son del mayor nivel o más capacitados, cuando debería ser todo lo contrario. Claro que en España sigue siendo posible repetir aquel refrán o dicho popular del “pasa más hambre que un maestro”, definitorio de una sociedad que no entiende la educación como una inversión necesaria para el futuro del país, sino como una guardería de jóvenes púberes y no tan púberes. Un dislate. 'Aprender o aprobar' es una obra entretenida, divulgativa y fácil de leer, apta para todos los públicos, pero sinceramente creo que obligatoria para quienes ejercen la labor docente, que encontrarán en ella un retrato fiel de lo que ocurre en las aulas de los institutos, escuelas y universidades españolas. Un ejercicio de investigación riguroso, en el que se cuestiona el nivel de calidad del aprendizaje y nos pone sobre la pista de lo que es necesario hacer desde todos los frentes implicados en esta actividad esencial para mejorar las condiciones de vida, en todos los aspectos y en cualquier país. [i] Uno de los motores esenciales del aprendizaje, explica el autor en esta obra.[ii] Subtitulado “Una propuesta para el estudio útil” y editado por Ediciones Aljibe en 2015.[iii] Temas, si tienen ustedes más de cincuenta años.[iv] El Mundo, 4 de junio de 2021.
Para entonces ya había sido fundador y socio mayoritario de la librería Saltés en 1972, un hito en la cultura onubense que ningún tipo de artefacto reaccionario pudo hacer caer en aquellos complicados y duros años. Su imparable carrera intelectual le llevó a dejar el negocio farmacéutico para ejercer como profesor de Bioquímica en la por entonces recién creada Universidad de Huelva, donde fue responsable de la Unidad Docente de la especialidad de Médicos de Familia, o a intervenir en la reforma de la Atención Primaria. En este tiempo pudo dedicarse a la investigación directamente en aulas tanto universitaria como de Educación Secundaria en institutos públicos, fruto de ello fue el Premio Nacional de Investigación y una incansable labor como articulista en revistas especializadas, unida a un continuo impartir conferencias siempre con la Educación como centro de esa curiosidad e interés por conocer, por saber, por la necesidad de ser en tanto nos formamos proporcionalmente libres. En 'Aprobar o aprender' [ii] Enrique Bono disecciona la labor docente pero no sólo desde el punto de vista del profesorado, sino de todas las implicaciones que tiene este proceso de enseñanza y aprendizaje en la sociedad, haciendo partícipes a la administración pública y por supuesto a los propios implicados, a los alumnos y a sus familias o entorno social. Titulado en principio por el más clarividente 'Aprobar sin aprender', la editorial especializada en Educación que se hizo cargo de la publicación decidió en última instancia dejar al lector descubrir este asunto tan debatido hoy no ya entre los profesionales de la enseñanza, sino en los medios de comunicación generalistas. A diario nos asaltan columnas de opinión o artículos de fondo alertando del problema más evidente de la educación en España, el hecho de que el proceso educativo se haya convertido en un videojuego en el que se trata de pasar de fases con la sola habilidad de tener destreza manual, rapidez digital, y memoria suficiente como para saber repetir los movimientos necesarios tantas veces como haga falta para lograr el objetivo. Después, nada. Cero. Se memorizan unidades didácticas[iii], se logra el objetivo fijado de aprobar un examen, y se pasa de fase. Videojuego cruel que en el pecado lleva la atroz penitencia de no aprender nada en absoluto, de continuar en un vacío que lleva a alumnos de Secundaria a leer con dificultad o a alumnos de Bachillerato a ser incapaces de situar correctamente las provincias españolas en un mapa mudo. Tal como muchos de ellos. Mudos, incapaces de comunicar sus a veces escasos al menos conocimientos. En una reciente entrevista, el asesor en Educación del Banco Mundial, Lucas Gortázar, afirmaba que el problema de la Selectividad es que los alumnos memorizan, vomitan y olvidan[iv], justamente lo que intenta solucionar con sus propuestas Enrique Bono en 'Aprender o aprobar', en cuyo epílogo ya advierte de que esto será una cuestión de tiempo, de dos o tres décadas en el caso de que se empiecen a hacer las cosas bien y se tome más en serio este asunto de la labor docente, hasta la fecha exenta de la dignificación que tiene en otros países, donde el maestro, el profesor es objeto de una alta consideración y por supuesto disfruta de unos sueldos acordes con su labor[v], lo cual hace que los mejores en cada especialidad opten por la docencia haciendo méritos para llegar a ello. Recuerda Enrique Bono en su obra divulgativa, como en países como Finlandia, tan traída y llevada en cuestiones de educación, sólo pueden acceder a la labor docente aquellos con un expediente sobresaliente desde la Secundaria hasta la Universidad, y que además puedan atestiguar documentalmente servicios a la comunidad. Lejos estamos de estos horizontes. En España, y aunque en los últimos años se está intentando enmendar la plana, acceden a los estudios de Magisterio[vi] alumnos que en su mayoría no son del mayor nivel o más capacitados, cuando debería ser todo lo contrario. Claro que en España sigue siendo posible repetir aquel refrán o dicho popular del “pasa más hambre que un maestro”, definitorio de una sociedad que no entiende la educación como una inversión necesaria para el futuro del país, sino como una guardería de jóvenes púberes y no tan púberes. Un dislate. 'Aprender o aprobar' es una obra entretenida, divulgativa y fácil de leer, apta para todos los públicos, pero sinceramente creo que obligatoria para quienes ejercen la labor docente, que encontrarán en ella un retrato fiel de lo que ocurre en las aulas de los institutos, escuelas y universidades españolas. Un ejercicio de investigación riguroso, en el que se cuestiona el nivel de calidad del aprendizaje y nos pone sobre la pista de lo que es necesario hacer desde todos los frentes implicados en esta actividad esencial para mejorar las condiciones de vida, en todos los aspectos y en cualquier país. [i] Uno de los motores esenciales del aprendizaje, explica el autor en esta obra.[ii] Subtitulado “Una propuesta para el estudio útil” y editado por Ediciones Aljibe en 2015.[iii] Temas, si tienen ustedes más de cincuenta años.[iv] El Mundo, 4 de junio de 2021.[v] Es curioso como los sindicatos no se apuran en la pérdida de poder adquisitivo del colectivo docente en las últimas décadas y utilice al profesorado, a los maestros, solo como ariete contra opciones políticas de quienes son correa de transmisión.