Aceptándome como soy

Me gustaría comentar como fue mi experiencia a lo largo de mi vida en AOSA-TEA. Comenzaré en breve y es que al principio yo era una persona bastante cerrada al mundo, me costaba relacionarme con las personas e incluso con mi madre, ya que nunca le contaba mis problemas y siempre me los callaba por miedo a lo que pueda pensar, causándome problemas como nervios, alteraciones, lloriqueos y desánimos, los cuales preocupan a mis padres hasta el punto de que tuvieran sospechas e ideas equivocadas.

No soy una persona que pretende dar lástima, tan solo deseo que comprendan estas palabras de alguien que ha estado sufriendo en silencio a pesar del sufrimiento que ha tenido que soportar como algunos, por no saber expresar lo que uno siente en su interior.

Y aun así sigo adelante después de todo, pero desde que me enviaron a AOSA-TEA mi vida ha dado un giro de 180 grados. Gracias a personas como Carmen, Estefania, Miriam y demás, he podido abrirme un poco más a las personas, tanto que he hecho amigos de los cuales nunca había tenido, pero me he dado cuenta que ellos se parecen a mí y tienen cosas en común conmigo, cosa que no he encontrado en ninguna persona a lo largo de mi vida, ya que esta sociedad en la que vivo se mueve por patrones que si una persona es diferente a los demás o se sale de lo común, nos ven como “bichos raros”. 

Siguiendo con esto, no me gustaría hablar mucho de mi pero sí de los acontecimientos que he experimentado como el aprecio de las personas a las que he conocido a pesar de los prejuicios que posean, y haber aprendido mucho de ellos, como que no solo yo tengo problemas cada día.

A lo que pretendo llegar con esto es que no solo la sociedad debe enfocarse siempre a uno mismo sino a los que te rodean, ya que aunque pueda parecer aburrido tener que escuchar a alguien, puede que incluso llegues a sorprenderte aunque quieras que no con sus simples palabras. Una persona es como un libro y es por eso que nunca debes juzgar a un libro por su portada.

Para terminar esto, me gustaría añadir una última cosa y es que siempre me he considerado una persona que sueña a lo grande cuyas esperanzas aún siguen viviendo en su interior como una vela que nunca se apaga a pesar de la tempestades que haya, y que algún día podré lograr lo que siempre había querido y es estar rodeados de amigos de verdad que me quieran y me acepten por cómo soy y no por lo que se ve.

Anónimo