JUAN IGNACIO RAMOS CLEMENTE
'Pensamientos confinados' (XCIX): Historia de una fotografía
En el verano de 2019 llevaba poco tiempo como jefe de servicio de medicina interna del hospital Infanta Elena cuando recibí una llamada de mi gerente: “Juan, se ha activado una alerta sanitaria por listeriosis, parece que está relacionada con el consumo de carne mechada”.
Aquello fue un debut por todo lo alto que puso a prueba las capacidades y recursos de nuestro servicio y de todo el hospital. No imaginábamos entonces lo que iba a suceder meses después.
El primer caso de coronavirus llegó a Huelva el 9 de marzo. Ya entonces las noticias que llegaban de los compañeros de medicina interna de los hospitales de Madrid, Valencia o Bilbao eran muy preocupantes y nos convirtieron en fieles seguidores de los telediarios y de los boletines de alerta del Ministerio de Sanidad. No había experiencia sobre el tratamiento de la infección, tampoco había test diagnósticos suficientes y escaseaban los equipos de protección. La cosa no tenía buena pinta.
En las primeras semanas varios de los médicos del servicio se contagiaron por coronavirus, alguno de ellos de gravedad, y era difícil mantener el ánimo. Tampoco era fácil desconectar al llegar a casa. Muchos de nosotros nos alejamos de nuestras familias para protegerlos de la infección. Sabíamos que estábamos en primera línea y que ellos estaban expuestos.
Durante los meses siguientes apenas descansamos. Los días iban pasando y la presión era enorme. Dos de las seis plantas del hospital estaban completamente llenas de pacientes con covid-19. Las cosas en la UCI tampoco eran mejores. Vivimos situaciones extremas que sirvieron para forjar una camaradería especial entre todos los que estábamos allí y, a pesar de la adversidad, manteníamos la confianza en sacar todo adelante. Poco a poco las semanas fueron pasando y las medidas de confinamiento daban los primeros resultados, los ingresos empezaron a disminuir.
Recuerdo muy bien el día que nos hicimos esta foto. A primera hora de la mañana y a última de la tarde el equipo de médicos que atendíamos a los pacientes con coronavirus en planta, nos reuníamos para comentar los pacientes y consensuar las estrategias de diagnóstico y tratamiento. Ya estábamos en la reunión y de repente, alguien cayó en la cuenta de que habíamos conseguido dar de alta a los tres últimos pacientes que quedaban en la quinta planta. Aún teníamos la sexta planta completamente llena, pero aquello significaba que comenzábamos a darle la vuelta a la situación. Nos miramos unos a otros buscando una confirmación, porque después de lo vivido nos costó unos segundos asimilarlo, y de repente, una sensación de liberación, como si nos hubiésemos sacudido todo ese peso sobre los hombros de los meses anteriores.
Aquella fue la primera vez que nos dimos cuenta que podíamos ganar. Tanto tiempo juntos, día tras día, codo con codo, y hasta aquel instante no sentimos de verdad que lo peor había pasado. Entonces decidimos hacernos esta foto en la terraza de la sala de reuniones. Algunos dirán que no respetamos la distancia social aquel día y tendrán razón, pero solo los que hayan pasado por algo así entenderán ese breve instante de libertad. Todos los que estábamos en esa foto nos conjuramos para apretar los dientes y afrontar las siguientes semanas. Aún quedaban muchas cosas por pasar, pero aquel momento fue completamente nuestro.
Hay otra foto en la que se nos ve más formales, en esta la cámara se disparó antes de tiempo, pero sinceramente me gusta más. Es la foto del instante en que supimos que podíamos vencer, y pase lo que pase en el futuro, volveré a mirar esta foto los días en que las cosas se compliquen y recordaré que, si no nos derrotaron entonces, no lo harán ahora y podremos con lo que esté por venir.
Juan Ignacio Ramos Clemente Romero,
jefe de Medicina Interna del Hospital Infanta Elena,
en primera línea contra el covid-19 en Huelva.