JOSÉ LUIS PONS
'Pensamientos confinados' (XCIV): Todo es mentira
Nos han robado un trozo de vida. Si fuera verdad que nuestra fe puede mover montañas, no habría guerras ni pandemias ni pobreza, porque el ser humano sería capaz de gestionar la igualdad, la salud y la paz desde el dialogo y la concordia.
Todo es mentira. Nos han robado con un cuento “chino” casi un año de nuestra existencia. Nos han encerrado con una angustia insostenible que salía cada tarde a los balcones clamando respuestas. Han querido que sepamos lo que desean que debe creer todo un planeta, antes de reconocer que las armas biológicas han existido desde hace mucho tiempo, y el arte de la guerra ha cambiado su escenario por completo, para convertirse en global y sin fronteras. Para que mueran todos los que sobran.
Parafraseando al forense que tuvo que examinar el cadáver de Willian Martin -el hombre que nunca existió, y que cambió el curso de toda una guerra- y que nos dejó su propia opinión en una sorprendente frase: “Éste muerto está muy bien vestido…”. Pues sí, este virus está también muy bien inventado, y no esperen una tercera guerra mundial, porque se encuentran dentro de ella.
La tierra se encuentra superpoblada y teníamos que inventar algo para solucionar el “excedente de cupo”. Y vaya si han investigado a fondo. En las guerras de antes morían los más jóvenes y quedaban generaciones enteras destrozadas. Ahora, nos aparece un virus prácticamente letal en personas mayores y enfermos crónicos con dependencia médica de por vida, y que paradójicamente afecta muy de paso a la gente joven, que puede padecerla de forma asintomática y transmitirla a otros humanos al mismo tiempo. Nadie dijo que la vida fuese fácil, pero toma mucho sentido, y además provoca dolor, cuando tenemos que incluirle la crueldad humana.
Desde que se extendió la democracia, y se profesionalizó la vida política, gozamos de verdaderos líderes de goma, rodeados de consejeros, viceconsejeros, secretarios, chóferes y estilistas que nos vende a un/a sujeto/a según la imagen que quieran dar y con discursos dictados por un equipo de profesionales creados para vender humo con frases lapidarias, convencibles o sacadas de los libros de refranes más antiguos o de un compendio cualquiera de frases célebres buscados en Google.
Pero no los infravaloremos. Porque supieron gestionar nuestras emociones, y hasta se dieron cuenta que solo nos une el miedo, porque luego, al abrir las compuertas, nos seguimos comportando de forma insolidaria y cómplices de quienes viven a su aire. Y todos tenemos la culpa. Todos. Porque si callamos y permitimos una infracción o un delito, somos cómplices del mismo. Y aquí estamos, con mascarillas de colores cosidas a juego con los vestidos, con botes de gel hidroalcohólico por todos los rincones, decidiendo a quien abrazar cuando te cruzas con alguien por la calle y, lo peor, desconociendo el futuro más inmediato.
Por fin lo han conseguido los lideres del IBEX 35, del NASDAQ, y de todos los que controlan en dinero en el planeta. Por fin lo han conseguido los bancos. Eliminando personal, digitalizando todas las gestiones y sembrando las calles de cajeros automáticos. Pasando de esa mitad de población que no tiene ni sabe lo que es un IPhone, y que tiene que confiar sus gestiones a familiares, vecinos y amigos, después de haber criado a la mejor generación que ha dado este país. Millones de jóvenes con carreras que deben emigrar para tener un trabajo digno, o tragarse su preparación académica para pasar productos por el escáner de un supermercado.
Aun así, vive. Vive hasta que te lo permita tu vida o el colapso de la siempre recortada Sanidad Pública. Vivimos en una tierra donde se vive en la calle. Bebemos, olemos, saboreamos y tocamos todas las suaves estaciones del año. No dejes que te asusten, porque los verdaderos virus mortales del ser humano se encuentran dentro de su propia cabeza. Vive.
Otro día contaré la parte pesimista de esta historia…
José Luis Pons,
cantautor, compositor, escritor.
(Confinado en San Juan del Puerto)
San Juan del Puerto. En una foto con el río tinto y Moguer al fondo. Con mi guitarra y en mi pequeño estudio.
Un fuerte abrazo