ZAKARIA BOUFALJAT
'Pensamientos confinados' (LXI): Es problema, cuando llama a tu puerta
El ser humano es capaz de lo mejor, y de lo peor. En esta situación tan excepcional, te das cuenta de que hay personas siempre dispuestas a sumar, cueste lo que cueste, aunque otras, no hacen nada más que restar.
Esta pandemia, nos ha dejado en evidencia; nos ha mostrado la realidad, que no queríamos ver; nos ha enseñado, o no, que quizá los problemas de otros, también pueden ser nuestros.
La vida corría a una velocidad de vértigo. Nadie estaba dispuesto a darle al pause, algo a lo que nos hemos visto obligados, por el bien común. El mundo se había sumergido en un círculo vicioso que gira entorno al dinero y al poder, poder que el humano creía que tenía.
En mi caso, me confiné junto con mis 3 hermanos (dos hermanas y un hermano) y mis padres, en El Rompido, donde residimos desde que llegamos a España en aquel 2004, que por cierto, fue el año en que se celebró el Campeonato de Iberoamericano en Huelva, pero yo en esa época aún no conocía ni Huelva, ni el atletismo. En 2022, si todo va bien, ya con algo más de conocimiento y experiencia en atletismo y siendo Huelva mi tierra, los disfrutaré plenamente, ya sea en primera persona, o desde las gradas.
Volviendo al tema, recuerdo aquellos días de la antigua normalidad, en los que, la más pequeña de mis hermanas me hacía preguntas como: ¿hoy te quedas en casa, o te vas también? o me decía apenas estás con nosotros acompañada de una entristecida cara. Escuchar eso, me apenaba, pero no era capaz de sacar tiempo suficiente para todo, o eso creía. Después de dos meses confinados juntos, ya no creo que vuelva a repetir esas frases, primero por la lata que le he dado, y segundo, por que nunca le volveré a dar motivos para que lo haga. Este parón nos ha hecho reflexionar, al menos a mí, de que hay cosas para las que siempre hay tiempo. Como diría el gran Pepe Mujica la gente cree que para ser feliz hay que ser rico y estar podrido en plata, pero eso que lleva la gente en la cabeza, es olvidar que la felicidad está al lado de pocas cosas, y que no tienen nada que ver con la plata.
Dentro de esas pocas cosas, para mí, está el salir a entrenar, disfrutar y sufrir en partes iguales, una sensación muy extraña, que creo que es lo que más se asemeja a eso que llaman felicidad. Desde hace unas semanas, podemos salir a correr, aunque con restricciones que poco a poco se van levantando, eso si, teniendo siempre en el horizonte la gravedad de la situación y tomando todas las medidas que están en nuestras manos, para que entre todos, podamos salir de ésta, que estoy seguro de que lo haremos. Desde hace unas semanas, también llegó el Ramadán, como hace todos los años, pero este estaba destinado a ser distinto. Un mes sagrado en el corazón de todos los musulmanes/as, que se caracteriza, entre muchas otras cosas, de las reuniones de familias y amigos para romper el ayuno, algo que es mágico. Yo tengo la suerte de tener a mi familia más próxima conmigo, y hemos podido, dentro de lo que cabe, disfrutar de un Ramadán peculiar.
En conclusión y a mi modo de pensar, creo que esta situación es un toque de atención muy fuerte, que nos debería hacer más humildes y hacernos saber que el humano no es tan fuerte como creemos, por mucho que avancemos. Se había perdido el sentido de solidaridad, el mirar más allá de uno mismo, y espero que cuando todo esto pase, los problemas, lo sean aún antes de llamar a nuestra puerta.
¡Mucha solidaridad y mucho ánimo!
Zakaria Boufaljat.
Atleta a nivel nacional. Estudiante de Derecho.
Monitor de atletismo en la escuela del Club Onubense de Atletismo.
(Confinado en El Rompido, Cartaya, Huelva)