JAVIER MACÍAS
'Pensamientos confinados' (LVIII): La naturaleza no entiende de abrazos
Vivíamos en la sociedad de la planificación; todo a corto, medio y largo plazo, todo premeditado, todo medido, todo controlado y de repente… todo eso estalla, todo se cae, todo se para.
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Nos creíamos como el Titanic, el barco que nada podía hundir, la mejor sanidad pública del mundo. Vivíamos bajo ese escudo, pero ese escudo no fue suficiente.
Cuando un atleta entrena está sometiendo a su cuerpo a un castigo controlado, el cuerpo no habla, no te dice “para” sino te manda señales, te avisa. Si seguimos abusando de las señales, éstas son más fuertes, hasta que llegado a un nivel de abuso, sobrepasando sus limites fisiológicos, el cuerpo te obliga a parar, bien en forma de lesión, enfermedad o derrota.
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Nuestra madre tierra tampoco habla, no se queja, sufre nuestro abuso día tras día y también nos manda señales. Esperó a que nos pusiéramos de acuerdo en cuidarla, en parar nuestro ritmo frenético, pero no fuimos lo suficiente maduros como especie, nuestra avaricia volvió a ganar y todo quedo en bonitas palabras y acuerdos vacíos.
La madre tierra también sabe defenderse y cuando lo hace, sólo entiende la ley natural, la ley del más fuerte, no sabe de sentimientos, ni de abrazos, ni de familia, sólo nos manda su fuerza llevándose por delante lo que se encuentre sin piedad.
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Lo que no consiguió una pomposa cumbre el año pasado, lo ha conseguido un pequeño ser microscópico. Ha sido cruel, ha sido tajante, nos va a mandar a una “nueva realidad”. Espero por nuestro bien que no vayamos a esta nueva realidad sin lecciones aprendidas de que nos ha llevado a esto, pero como en toda esta crisis mejor terminar con los positivo a toda esta reflexión mística del Castigo Natural.
Hemos aprendido a valorar que abrir la puerta de tu casa y salir vale millones, que los tuyos siempre están ahí, que la sonrisa es el mejor abrazo, que hemos aprendido lo que es “esencial” y que como en cualquier carrera de resistencia, la gran mayoría estamos llegando a la meta pese a que todo se planteaba negro y eterno, meta a meta, logro a logro, pedalada a pedalada, hasta cruzar con la satisfacción de haber dado lo mejor te ti en estos momentos duros y superarlos.
Francisco Javier Macías
Profesor y ciclista
(Confinado en San Bartolomé de la Torre, Huelva)