RODRIGO CABANILLAS
'Pensamientos confinados' (LVII): El tío ese del pelo blanco en la tele que no es Pocoyó
Hace dos meses que veo en la tele a un tío que no es Pocoyó ni nadie de Cantajuegos. Tiene el pelo blanco y habla como ronco, y cada vez que sale empieza a hablar de no sé qué de coronavirus, de hospitales y de cosas raras. Mis padres lo ponen, y luego empiezan a hablar de no sé qué de fases o de que uno sale a andar a una hora y el otro más tarde.
Yo no me entero. No sé qué es eso de una fase, pero por lo visto tiene que ver con que no puedo salir a la calle cuando quiero, y tengo que mirar cómo pasa la gente a través de la reja y sentado en el cubo de la basura. Es que a mí me gusta jugar con el cubo de la basura. Tengo un montón de coches, una casita en el patio, una portería y hasta un mini que puedo conducir solito, pero juego con el cubo de la basura. La culpa es del tío ese con el pelo blanco, a mí no me digáis nada.
Pues ahí estoy yo, sentado en la puerta de casa, descansando después de haber roto un jarrón o haber metido gusanitos en un enchufe, y sigo sin entender nada. Es que no sé por qué puedo salir un rato y no puedo pisar el parque que hay enfrente de mi casa. Mi padre dice no sé qué de un precinto, no sé qué de espacios comunes, pero yo no me entero.
Y encima, no puedo ver a Carolina, que como nació con una cosa que se llama cardiopatía y está esperando que la operen, no ha salido de casa desde el 13 de marzo, y yo tampoco puedo entrar en su casa, con lo que me gusta jugar en su sofá a dar saltos y llenarlo de chocolate y derramar el colacao.
Así que solo veo a Carolina a través del cristal de su ventana. Y encima la semana que viene es mi cumpleaños, y no van a poder venir mis primos que viven en Lepe, por no sé qué de traslados entre provincias. Mis papás están calculando las diez personas que podrán venir, que a lo mejor son 15 por estar en otra fase o no sé qué. Yo ya les he dicho que quiero que vengan Fabio y Rafa, mis amigos, y ahora estamos preparando el patio. Antonia, que es la abuela de Carolina, me va a hacer una tarta de galletas, para poder comerme un trocito y tirar el resto por el suelo. ¡Qué guay!.
Y ahí sigo yo, mirando por la puerta de casa. Mis papás dice que no saben si en septiembre iré al cole. Como tendré tres años debería ir, pero como hasta los seis no es obligatorio a lo mejor me dejan en casa para que el coronavirus ese no me pille. Que yo no me entero de nada, porque cuando salgo a la calle veo flores, árboles, coches y perros, pero no veo nada que se parezca a ese coronavirus que sale en la tele, que parece un balón de fútbol con pinchos por fuera.
Yo no me entero de nada, pero mi cubo de la basura no me lo toquéis, que como vea al coronavirus le voy a dar un pisotón como al mando de la tele cuando lo pillo por mi cuenta y lo voy a matar y lo voy a tirar a la basura. Y cuando lo mate se lo voy a decir a Carolina, para que pueda salir a la calle y jugar conmigo. Que yo no me entero de nada de esto del virus, pero quiero jugar con Carolina.
Rodrigo Cabanillas Contreras,
niño de casi tres años (ayudado por mi padre, Fermín)
(Confinado en Gerena, Sevilla)