BEATRIZ VIVERO

'Pensamientos confinados' (LVI): Lo que me importa es decirte que te quiero

El jueves 12 de marzo, como cada día, subía la persiana de mi negocio (un centro de estética). Mientras venía de camino a trabajar iba pensando que iba a “pirar” mi clase de pilates de ese día y al salir de mi jornada laboral iría de tiendas en busca de unos zapatos para un próximo evento que tenía en mi agenda.

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Pero a lo largo del día, empecé a leer y a escuchar varios hashtag del tipo: “#yomequedoencasa” “#quedateencasa” … Quedaría muy bien si digo que yo ya lo veía venir, que me lo imaginaba… pero no… sinceramente soy de esas personas que decían “no llega el bicho desde Asia a aquí …”, o “es una gripe un poco más fuerte y ya!”

'Pensamientos confinados' (LVI): Lo que me importa es decirte que te quiero

Evidentemente no fui a comprar aquellos zapatos, me fui a mi casa e intente estar lo más tranquila posible, pero no pasaban ni tres minutos sin que en mi cabeza se pronunciara la palabra coronavirus.

El día siguiente, ya viernes, día antes que se decretara oficialmente el estado de alarma, me desperté angustiada, la temporada de mi profesión empezaba a arrancar con fuerza. Tenía la agenda llena para las próximas tres semanas. 

Empecé a pensar como podía extremar las medidas de higiene en mi trabajo. Los centros de estética somos evidentemente punto limpio de siempre, pero aun así era muy consciente de que había que tomar medidas y que lo que venía no era una broma.

Llegué al trabajo sumergida en mi propia nube de preocupación, pensando que mis clientes me llamarían para cancelar sus citas, pero curiosamente no solo no cancelaron, sino que siguieron llamando para nuevas citas, a lo que yo misma ya respondía “cualquier novedad yo te llamo y cambiamos fecha”.

Hasta que en un momento determinado no pude evitar derrumbarme y llorar, la verdad, llorar. Recuerdo lo bien que me vino y ahora entiendo el porqué. Aquel llanto a mi me hizo asimilar la situación y ver que por supuesto debía irme a casa, paralizar mi actividad, bajar la persiana de mi negocio y que al país entero nos iban a mandar las autoridades quedarnos en casa.

'Pensamientos confinados' (LVI): Lo que me importa es decirte que te quiero

Cada uno supongo que hemos tenido y tenemos nuestros miedos. Yo personalmente, como mujer emprendedora desde hace once años, lo que puedo contar es el miedo que me supuso la incertidumbre, el pensar … “¿y ahora qué?”

Durante todo el confinamiento he tenido la inmensa fortuna de sentirme sumamente querida y valorada por mis clientes. Puedo decir que no ha habido un día que no recibiera una muestra de apoyo, de cariño ¡y especialmente de ánimo!

Intenté grabarme a fuego en mi mente que la palabra clave era TEMPORAL, tarde o temprano volveríamos a salir a la calle, a trabajar, volvería a dar la luz de mis cabinas estéticas y a poder cuidar, mimar y embellecer a quienes se ponen en mis manos.

Por otro lado, aproveché como jamás imaginé el tiempo de confinamiento para dedicarlo a formación, siempre hay sitio para nuevos conocimientos,  pasé días de hasta 10 horas “en clase”, tanto que al final tuve que dosificar.

Ahora veo que fue una gran postura el dedicarme a renovar conceptos y repasar los ya aprendidos, la verdad que las firmas cosméticas nos lo pusieron muy fácil y se volcaron en las formaciones online.

Intentaba llenar la tristeza que suponía para mí. Rectifico, la tristeza no, la inmensa tristeza, el ver cuántos fallecidos había día tras día.

'Pensamientos confinados' (LVI): Lo que me importa es decirte que te quiero

Lo que el “bicho de marras” estaba ocasionando. Recuerdo ver en la televisión un señor muy mayor, en la UCI, y que una enfermera le hizo una videollamada con su hija tras muchos días sin poder hablar con ella y que le decía “no me importa morirme, me importaba decirte lo mucho que te quiero”. O aquella mujer de 85 años que renunció a un respirador alegando que se lo pusieran a una persona joven que ella había vivido ya muchos años.

Ha sido y es tremendo pensar en las vidas que se nos han ido, esas vidas con con nombre, apellidos, familias y una historia, su historia...

Me ha enternecido la solidaridad de gran parte de la gente. Me he sentido muy orgullosa del país al que pertenezco, por su gente, por en su mayoría ser trabajadores y solidarios.

Espero que pronto llegue una vacuna, que no se olvide esto en la historia, porque un “simple virus” ha puesto en jaque mate al mundo entero. Al final no somos tan fuertes como nos creíamos ni por supuesto tan indestructibles…

Beatriz Vivero, 

Propietaria Estética Beatriz Vivero

(Confinada en Gijón, Asturias)

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