CÉSAR LÓPEZ PEREA
'Pensamientos confinados' (XLII): Una vida original
Siempre he creído en el pensamiento crítico entendido como un ejercicio personal de elaborar una o varias ideas desde la reflexión y la meditación. Ha sido mi manera de construirme, de crear, de existir con conciencia de lo que hago y por qué lo hago.
Así llevo años, casi desde mi adolescencia. Y aunque me ha provocado frustraciones y emociones dispares, vivir no es sobrevivir, sino el fruto de experimentar desde la sensibilidad del individuo, desde la búsqueda de lo más profundo.
La música y el deporte – cultura de mente y cuerpo – me ha ayudado a ello desde los quince años. Mi primer profesor de instrumento del Conservatorio me insistía una y otra vez en que no interpretara con el sonido de los demás, que aunque me iba a suponer mucho más tiempo, el resultado iba a ser notoriamente mejor que el que se limita a copiar el camino de otros. Honestamente, no creo que no me haya mirado en alguna ocasión a un buen espejo, pero mis intenciones han girado desde entonces en encontrarme a mi mismo, a todo lo que podía ejercer como propio.
Esta actitud me ha permitido casi siempre ser muy pragmático y realista, acercándome desde mi subjetividad hasta las cuestiones más terrenales y dándole la importancia que deben tener. Intentar valorar todo por muy sencillo que parezca, por mucho que hayamos escalado en nuestras pretensiones particulares, ser humildes en el aprendizaje constante. Para eso también hace falta un espíritu crítico, para no perder el norte.
Por todo esto puedo decir que estaba preparo para lo que ocurriese. Y sí, sé que puede sonar arrogante, pero en mi foro interno no es así, ya que siempre fue miedo y sentimiento de protección. La lucha titánica que desde años acecha mi cordura está más cerca de la aprensión a lo desconocido o al futuro, en cualquiera de sus plazos, que el mostrar a nadie mis propias especulaciones. Aunque no quería, tenía dentro de mi conciencia situaciones difíciles, actos irresponsables y momentos de declive. Es esa parte negativa que siempre me ha abatido.
Es el momento de la reflexión, del ejercicio intelectual, del prevenir y tener sanos pensamientos. Es tiempo de razón, discreción y sensatez. Tenemos que abrazar el conocimiento que se aprende cada día, el que debes enjuiciar porque es parte de tu vida. Creo firmemente en las intenciones humanas, pero no en aquellas sin que la sana actividad de razonar este presente. La información nos hace libres, pero no la de los demás, si no la de nosotros, la de una ideología adecuada, original.
César López Perea,
docente y músico
Confinado en Huelva