ENRIQUE LLIMONA

'Pensamientos confinados' (XLI): La soledad acompañada

Algo en mi interior no encaja... No sé que me pasa últimamente, cada vez que me encuentro solo tiendo a coger el móvil y  comienzo a escudriñar las redes sociales.

'Pensamientos confinados' (XLI): La soledad acompañada

Huelva24

Huelva

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Cada vez que dispongo de un momento para recuperar el equilibrio lo desecho convirtiéndome en el espectador de la vida de otras personas o publicando fotos propias en las que aparezco haciendo mil cosas.

Esta reciente manía se ha convertido, desde el comienzo del confinamiento en un acto reflejo, y empiezo a creer que no puedo controlarlo. Mis manos buscan ansiosamente un móvil como si fuese un salvavidas en mitad de una situación que cada día me genera más pánico y desesperanza.

Siento que estoy siendo arrastrado por una corriente de información de la que ni quiero, ni me siento con fuerzas para salir.   Mientras me lleva, no sé a donde, puedo notar como cada día me siento más vulnerable y asustadizo. A su vez, en la corriente, también me veo capaz de juzgar despiadadamente y sin riesgos la vida de los demás.

Cada “me gusta” se ha convertido en una necesidad, cada comentario en una herramienta para justificar mis temores y completar una autoestima que ha aprendido a alimentarse casi exclusivamente de la opinión y refuerzo de los demás.

Y aunque permanentemente acompañado, al menos virtualmente, jamás me he sentido más vacío. Empiezo a pensar que es posible que haya utilizado esta corriente de información desmedida y no filtrada, esta corriente de refuerzos y ánimos para huir de una soledad que antes era mi amiga y que, aunque dura a veces, me ayudaba a definirme como persona y a crecer desde dentro. 

Creo que esta soledad acompañada se ha convertido en la excusa perfecta para huir de mi, en un pretexto para avanzar por un camino fácil en el que no necesito decidir lo que realmente siento, pienso y quiero hacer con mi vida.

Extraño entre mis propios pensamientos, escapo de una soledad que antes buscaba para recargar pilas y que ahora me plantea un escenario de introspección que me asusta y preocupa.

Atrapado en un mundo virtual donde no tengo necesidad de hacerme preguntas, me he convertido en una máquina de reenvío de información, en un escaparate viviente, en adicto a una soledad acompañada en la que puedo limitarme a vivir valorando mi vida según los índices de audiencia.

Creo que llegó el momento recuperar el equilibrio perdido. Tiempo para dejar el móvil en el cajón y volver a leer un buen libro. Tiempo para observar con pausa y silencio cada paso con una mirada interior cargada de esperanza.

Tiempo para, al menos de vez en cuando, levantar la cabeza y abandonar esta soledad acompañada que vicia mis sentidos y anula la voluntad de mi ser.

Tiempo para tallar un palo, tocar la guitarra, meditar o, simplemente tragar saliva pausadamente mientras clavo la vista en el horizonte sin pretensión alguna.

Hoy abandono esta soledad acompañada…

¡He quedado conmigo!

Enrique Llimona,

Consultor, coaching y triatleta

(Confinado en Huelva)

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