ALMUDENA GÓMEZ
'Pensamientos confinados' (XXXIV): Jita Kyoei
Cada vez que algo me motiva a escribir y me siento a ello, intento anotar dos o tres conceptos que luego voy desarrollando y dando forma párrafo a párrafo. Todo lo que hago, trato que tenga un concepto; cuando hablo de concepto, hablo de idea, que sea creativa, y eso, como dice René (Residente, Calle13), es algo que tiene varias lecturas, varias interpretaciones de una misma cosa.
Esta ocasión ha sido diferente, porque tenía demasiados. Es más, tengo tantos que, de todas esas cosas y conceptos, no sé como definir a este momento que estamos viviendo, pero, ante todo, es un tiempo terapéutico. No soy seguidora de religiones ni dogmas concretos, pero, en el sentido más completo, creo que este tiempo nos está sanando. A nuestro planeta, que tan machacado tenemos, a nosotros mismos, a nivel emocional, físico… no sé cómo saldremos de esta, pero seguro que reseteados; ésa es la palabra. Hace mucho, mucho tiempo, casi tanto como cuando pasaba las horas en el campo con mis abuelos, que no escuchaba tan intensamente el canto de los pájaros desde mi ventana. Eso, de alguna manera, tiene que ser bueno. Es algo ambiguo, la vida se está yendo en muchos lugares pero también estamos dando paso a otras.
Me llama mucho la atención en estos días cómo se comenta que este virus nos ha puesto a todos en el mismo nivel, que todos somos iguales y no entiende de clases ni lugares… no estoy de acuerdo. Para empezar, no todos estamos viviendo igual esta crisis. No me quiero imaginar, aunque tengo que hacerlo para ser consciente, cómo tienen que estar viviendo esto familias con pocos recursos, personas que ni siquiera tienen hogar, médicos o los que están ingresados en el hospital. Me provoca compasión, pero, a la vez, un sentimiento de lucha y de arraigo, de querer seguir esforzándome, porque siempre hay alguien que está en peor situación que la propia, y, a veces… la lucha solo debe continuar por el hecho del ejemplo, de ayudar al otro.
También me hace pensar el hecho de tener que elegir en UCI por el problema de los recursos. Hablando en plata, decidir quién muere. Comentamos lo duro que debe ser, pero no tenemos ni idea, de eso solo podría hablar con argumento un médico o enfermero. O un familiar. ¿Por qué vale más la vida de un joven que de un mayor? Me considero joven, tengo amigos jóvenes que han contraído el virus, también tengo amigos jóvenes que han estado en UCI por esto… pero no lo puedo evitar, ¿por qué? Tampoco me considero muy patriótica, pero cuando se habla de que ellos levantaron el país… ¿no es cierto? Es más, soy de la opinión de que a nuestros mayores, nuestros viejos, les debemos todo. Absolutamente todo. Empezando por la sociedad en la que vivimos. Ellos nos han criado y nos han sacado adelante, pero literalmente y también conformando el lugar y la sociedad donde hoy somos capaces de desenvolvernos y vivir en completa libertad y armonía. Soy judoka y eso, bajo mi forma de entenderlo, me ha forjado un carácter y un profundo sentido del respeto, de valorar la ayuda y el esfuerzo que otros hacen porque uno mejore; en judo se llama principio del “Jita Kyoei” y se basa en el apoyo mutuo y la solidaridad.
Y en este interpretar y valorar una misma cosa desde diferentes perspectivas, en los ratos de pensamiento que este confinamiento me está regalando, quizás, por el exceso de tiempo en casa, me hacía la siguiente reflexión, ¿no tendrá todo esto su razón en que las cosas tienen un orden? Un orden natural, ese orden natural que no controlamos y en el que las cosas tienen su importancia de forma estructurada. Hay cosas que, por naturaleza, deben ser así. Me refiero a la salud, el tiempo con nosotros mismos, la familia; las cosas importantes de verdad, esas que solo valoramos cuando no tenemos. Y es que nos hemos empeñado en alterar ese orden, en tener muy arriba la economía, el estrés, y el día a día frenético, y muy abajo la salud, los nuestros, los momentos. Y al final… ese orden natural vuelve a su sitio. Se invierte el orden impuesto. Las circunstancias nos han obligado a que la salud y los nuestros sean lo primero, aunque sea de manera forzada, temporal, y muy a pesar nuestro.
Somos los mismos que ayer, tan solo ha cambiado el contexto; antes la tecnología nos alejaba y ahora nos ha unido más que nunca. Somos nosotros mismos los que dotamos de valor y significado a los hechos, porque cada cual tiene su lectura del concepto. Y ese contexto, cuando vuelva a cambiar, está en nuestras manos aplicar lo aprendido y seguir viendo todas las cosas que antes no veíamos.
Almudena Gómez
Graduada en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte y judoca
(Confinada en Huelva)