ANTONIO BENDALA

'Pensamientos confinados' (XXVI): Jueguen con los niños

El confinamiento por el estado de alarma es duro. Muy duro. Pero cuando uno tiene uno cierta edad asume, no sin dificultad, que tiene que quedarse en casa. Pero no ya por ti, sino por todos los que tienes alrededor. Tienes que hacerlo por tus padres y abuelos (porque ellos lo harían por ti) por tu pareja y por tus hijos. 

'Pensamientos confinados' (XXVI): Jueguen con los niños

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Y aquí es donde se complica. Porque que esta situación te haya tocado siendo adulto se asimila de otra manera bien distinto que cuando eres niño. Y esa parte resulta muy dura. Cómo le explicas a dos niñas (hablo de mi caso) de 10 y 3 años respectivamente que no pueden salir. Que debemos quedarnos en casa días, semanas e incluso meses. 

El día a día se hace complicado. Hay que buscar mil y una formas para tenerlas entretenidas. Con mi hija mayor, Laura, lo tengo más fácil. Ella, muy responsable y muy madura para la edad que tiene, asume la situación. Todas las mañanas (excepto los fines de semana) hace sus deberes del colegio y ya por la tarde busca formas de entretenerse. Con la pequeña, María, la dificultad aumenta porque no entiende nada de lo que está pasando. Y hay que hacer malabares para que entienda que no puede salir. 

Así he desempolvado muchas cosas que creía perdidas y sólo han estado olvidadas. Libros, cuentos, la Play Station 2 (¡Aún funciona!), figuras que coleccioné cuando joven y muchas más cosas que tengo que racionarlas poco a poco porque el confinamiento va a durar más de los esperado. A veces, nos inventamos juegos. Jugamos al escondite con la dificultad que eso atañe en un piso pequeño. En otras ocasiones nos subimos a la azotea a mirar las vistas maravillosas que tenemos al rio Tinto (Aquí somos unos privilegiados). Tampoco faltamos a nuestro aplauso a los sanitarios, ya que ellos son los verdades héroes de esta terrible pandemia. 

Este tiempo en casa nos hará mejores personas aunque permitidme que os lo diga, en el caso de mi hija Laura, es muy difícil. Una noche fue su madre a darle las buenas noches en su cama y se encontró la ventana y las mallorquinas abiertas. En la mosquitera había dos papeles. Fue a quitarlos y Laura le dijo: “No mamá, deja eso ahí. Lo he puesto por si pasa una estrella fugaz, lo lee y cumple mis deseos”. 

En los papeles ponía “Que no le pase nada a mi familia y amor para todos”. Tanto mi mujer como yo lloramos emocionados al ver la tremenda lección que Laura nos dio de la vida. 

Quiero finalizar animando a todo el mundo a no desfallecer. A seguir adelante. Vamos a salir y a demostrar que somos una sociedad cada vez mejor. Es cierto que cambiarán ciertas ideas o ideales que teníamos. Pero todo será a mejor. Y a esos padres que tienen niños en casa sólo decirles que jueguen, que disfruten, que sientan que la vida son dos días y uno está lloviendo. 

Un fuerte abrazo a todos.

Antonio Bendala

(Confinado en San Juan del Puerto, Huelva)

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