VÍCTOR PULIDO
'Pensamientos confinados' (XIII): Parar el tiempo
Soy coleccionista, como todos. No solo tengo recuerdos, olores, poesía e imágenes en la cabeza. También colecciono Arte, insectos, tickets de compra y despertadores parados. Ninguno anda, en un afán de parar el tiempo. La ciudad que nunca duerme también ha parado. Este detener las cosas aboga inevitablemente a la reflexión, a la introspección. El mundo para a la par que se oxigena.
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Yo, como artista plástico, me siento en mi medio natural y habitual. Estar confinado en casa, que ahora es un estudio improvisado, es lo que habitualmente hago, paso muchas horas en soledad y en recogimiento, porque mi trabajo lo exige, lo necesita, reflexión, dibujo y pensamiento. Quizás por ello solo echo de menos los paseos.
De todo este desastre pandémico deberíamos aprender algo. Lamentable la cantidad de fallecidos, los errores gubernamentales y admirable la capacidad humana de los profesionales de la salud, que día tras día son aclamados y aplaudidos por el común de los mortales. Admirados como estrellas del deporte, los verdaderos salvadores, siempre he defendido la medicina como el más heroico y admirable de los oficios, de hecho yo quería ser medico cuando era un adolescente y salvar a mi tío Antonio del cáncer que se lo estaba comiendo. Para ellos deben de ser los grandes sueldos, no hay oficio que se le aproxime.
Algo aprenderemos… según Byung-Chul Han, “toda época tiene sus enfermedades emblemáticas. Así, hay una época bacterial que toca a su fin con la invención del antibiótico. El comienzo del siglo XXI, desde un punto de vista patológico, no sería ni bacterial ni viral, sino neuronal. La depresión, el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), el trastorno límite de la personalidad (TLP) o el síndrome de desgaste ocupacional (SDO) definen el panorama de comienzos de este siglo”. Pero me imagino que el filósofo de origen coreano no contaba con esta pandemia, algo que creíamos haber dejado atrás.
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Desde luego, creo que todo esto está sacando lo mejor de nosotros. Parece que el planeta Tierra piensa y siente, que ha querido frenar de este vértigo diario, parar este sin sentido y que nos obliga a reflexionar sobre lo que realmente importa, desnudándonos de lo superficial, acercándonos al Arte y la lectura, la música y la conversación, la familia y los amigos, toda una lección de vida que nos hará ver las cosas de otro modo a partir de ahora, valorar mas lo que tenemos y en que empleamos el tiempo, difícilmente lo olvidaremos.
Como decía Avicena, “La imaginación es la mitad de la enfermedad, la tranquilidad es la mitad del remedio y la paciencia es el comienzo de la cura”, así que apliquémonos el cuento, imaginación, tranquilidad y paciencia.
Víctor Pulido
Artista Plástico
(Confinado en Huelva)