TRIBUNA
¿Cómo mejorar (aún más) el Festival de Niebla?
Hace unos días, en estas mismas páginas, los responsables de la Diputación hacían balance de la trigésima quinta edición del Festival de Teatro y Danza 'Castillo de Niebla'. Creo que casi todos los amantes del teatro coincidimos en que esta del 2019 ha sido, sin duda, una edición brillante; seguramente también compartimos todo lo dicho sobre la calidad, la proyección cultural y el prestigio que el Festival va adquiriendo año tras año. Sin embargo hay una serie de aspectos que, en mi modesta opinión, convendría mejorar de cara al próximo año.
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Ahora que se hace balance de esta edición y que se evalúa todo lo relativo a la misma, creo que es el momento de señalar algunas cuestiones manifiestamente mejorables. Máxime cuando dar solución a estas deficiencias no supone en modo alguno un coste económico que no pueda ser asumido sin agobios por las entidades organizadoras.
1. El primero tiene que ver con algo tan elemental como es la comodidad del espectador. ¿Tanto costaría dotar a las butacas de unas almohadas –de quita y pon, por aquello de la lluvia- que hicieran más grata la asistencia y disfrute de los espectáculos programados? Ya hay quien va a Niebla con un pequeño cojín bajo el brazo, cojín que muchos miramos con envidia sobre todo cuando la función se alarga más de la cuenta.
2. Otro aspecto a mejorar es el de los servicios, ante los que se forman colas enormes a la entrada y una vez terminado el espectáculo. Si en otras épocas era un problema habilitar unos aseos dignos e higiénicos en un recinto como el de Niebla, ahora mismo hay en el mercado una oferta de aseos portátiles que vendrían a cubrir el déficit del Castillo de los Guzmanes, con la ventaja además de que podrían colocarse en un lugar más idóneo y diáfano, lejos del lugar destinado a restauración y donde más espacio existe dentro del patio del Castillo. Si además se prevén los medios para que estuvieran impecables en todo momento la satisfacción sería total.
3. No sé si el aparcamiento está bien resuelto en el Festival de Niebla porque solemos ir casi dos horas antes, con lo que aparcamos sin problemas y nos sobra tiempo para cenar y dar un paseo. Pero cuando llegamos algo más tarde hemos tenido que utilizar a veces el espacio habilitado detrás de la calle Pinta y es manifiestamente mejorable en cuanto a limpieza, iluminación y señalización.
4. En esta edición se han agotado las localidades en dos espectáculos, hecho que celebramos porque indica dos cosas: el acierto en la programación de los responsables del Festival y el incremento de la afición por el teatro del público de Huelva. Pero estas circunstancias, sin duda positivas, vienen a poner sobre la mesa un aspecto muy negativo del Festival y es el de las entradas de protocolo. Suelo sacar cada año mis entradas para todos los espectáculos el mismo día que se ponen a la venta, a finales de junio. Y ya, en esa misma mañana, compruebo que se han detraído de la venta las mejores localidades: dos por aquí, tres por allá, nunca seguidas. El primer año con estupor, luego con una mezcla de tristeza e indignación. ¿Dónde han ido esas entradas? A protocolo, me indican. Me gustaría que algún responsable explicara públicamente, en estas páginas por ejemplo, cuántas localidades no salen a la venta y quiénes son sus destinatarios, pero en Huelva termina sabiéndose casi todo y uno acaba enterándose de que esas entradas acaban muchas veces en manos de gentes que no aman el teatro, que jamás han pasado por una taquilla para comprar dos horas de disfrute teatral y que si alguna vez los vemos en el patio de butacas de un teatro es porque van “de gañote”, por utilizar una expresión muy de por aquí. En la representación de Ben Hur por la compañía Yllana mis localidades eran la 2,4 y 6 de la fila 7. Pues bien, dos filas por delante, en los impares, las dos localidades centrales de las filas 4 y 5 estuvieron vacías. Una pena porque ese día se agotaron las entradas y hubo espectadores que no pudieron acceder al teatro. Y todo con nuestros impuestos. Hay en la provincia grupos de teatro que estarían encantados de que el Festival de Niebla se acordara de ellos y pusiera a su disposición estas entradas. Ellos sí que sabrían valorar el detalle.
5. El último aspecto que se me ocurre tocar es el del transporte. Hay aficionados al teatro que no pueden acudir a Niebla por falta de medios de locomoción y quizá sea ya hora de plantearse poner algún autobús desde Huelva, desde Punta Umbría, desde la Antilla o desde Mazagón para acercar a los aficionados –a los locales y a los turistas que nos visistan- al teatro. Con ello incluso se conseguiría incrementar el número de asistentes y, ¿por qué no?, ofrecer alguna obra en dos días consecutivos. Sería un salto importante, en el que habrá que ir pensando, y que merece la pena empezar a planteárselo para próximas ediciones.