TRIBUNA
Tharsis, Alosno y las dos caras de la moneda
La noticia de que el TSJA anulaba de manera cautelar la reciente creación del municipio independiente de Tharsis cayó como un jarro de agua fría sobre los habitantes de la mina y sobre aquellos que desde lejos se sienten parte de este pueblo.
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La autogestión de los recursos de la localidad minera ha sido una reivindicación histórica desde que este asentamiento construido por la compañía que explotaba los yacimientos de pirita del Andévalo se convirtió en algo más que eso, un simple asentamiento. Tharsis es un pueblo, y ese es un extremo que nadie puede poner en duda. Un sistema de cooperación humana a gran escala, y con unas señas de identidad muy definidas. La autonomía política debe nacer como derivación de esta identidad y no al revés, por eso la reivindicación es legítima, y la resolución de la Junta de Andalucía es acorde a la lógica de gestión que impera en nuestra comunidad autónoma. No es una excusa el número de habitantes, y demostrado está si hacemos una lista de los ayuntamientos que gestionan poblaciones de menos de la mitad de vecinos de los que tiene Tharsis; tampoco es una excusa un reparto injusto de los recursos, y es que en la explotación de uno de estos recursos es donde se cimienta la identidad tharsileña. Somos mineros, vivimos sobre terrenos que ofrecen ventajas si se ahonda en ellos y problemas si se quieren usar para otros menesteres, y no queremos solo lo bueno, lo queremos todo, porque es la tierra que nos ha acogido y que en gran parte nos ha hecho como somos.La asociación que algunos de nuestros de vecinos de Alosno crearon para oponerse al acuerdo que se cerró entre los dos ayuntamientos está en todo su derecho de acudir a la justicia. Pero como la tierra de Tharsis, esa decisión tiene dos caras inseparables que deberán aceptar de manera obligatoria. Una cara es la judicial, pero la otra es la emocional, y en esa es en la que reside todo el peso específico de esta cuestión, porque no han entendido que se trata de eso, de emocionalidad. Vecinos para siempreLas gentes de Tharsis, todos, podremos debatir de una manera puramente racional cualquier aspecto de esta inevitable separación política; pero con ese paso legítimo de esa asociación se ha iniciado una separación sentimental que no estaba en el guion de la separación política, y para la que nadie estaba preparado. Alosneros y Tharsileños han sido, son y serán vecinos para siempre, y su relación siempre ha sido de hermandad. Ahora se corre el riesgo de que esta relación se resquebraje (ojalá que no, es resistente) porque esta asociación quizás no ha tenido en cuenta la cara de la moneda realmente importante. El trasfondo de su acción judicial tiene un solo nombre, se llama dinero, y bajo mi punto de vista, este no tiene valor ninguno por sí solo, y menos en el Andévalo. El camino ya no tiene vuelta atrás, y la gente de Tharsis ha decidido caminarlo con todas las consecuencias. No es la mina la que ha decidido el juego al que se juega, pero si va a jugar, y esperemos, por justicia histórica, que consiga ganar. La siguiente parada es en Sevilla. Narciso Rojas
La autonomía política debe nacer como derivación de esta identidad y no al revés, por eso la reivindicación es legítima, y la resolución de la Junta de Andalucía es acorde a la lógica de gestión que impera en nuestra comunidad autónoma. No es una excusa el número de habitantes, y demostrado está si hacemos una lista de los ayuntamientos que gestionan poblaciones de menos de la mitad de vecinos de los que tiene Tharsis; tampoco es una excusa un reparto injusto de los recursos, y es que en la explotación de uno de estos recursos es donde se cimienta la identidad tharsileña. Somos mineros, vivimos sobre terrenos que ofrecen ventajas si se ahonda en ellos y problemas si se quieren usar para otros menesteres, y no queremos solo lo bueno, lo queremos todo, porque es la tierra que nos ha acogido y que en gran parte nos ha hecho como somos.
La asociación que algunos de nuestros de vecinos de Alosno crearon para oponerse al acuerdo que se cerró entre los dos ayuntamientos está en todo su derecho de acudir a la justicia. Pero como la tierra de Tharsis, esa decisión tiene dos caras inseparables que deberán aceptar de manera obligatoria. Una cara es la judicial, pero la otra es la emocional, y en esa es en la que reside todo el peso específico de esta cuestión, porque no han entendido que se trata de eso, de emocionalidad.
Vecinos para siempre
Las gentes de Tharsis, todos, podremos debatir de una manera puramente racional cualquier aspecto de esta inevitable separación política; pero con ese paso legítimo de esa asociación se ha iniciado una separación sentimental que no estaba en el guion de la separación política, y para la que nadie estaba preparado. Alosneros y Tharsileños han sido, son y serán vecinos para siempre, y su relación siempre ha sido de hermandad. Ahora se corre el riesgo de que esta relación se resquebraje (ojalá que no, es resistente) porque esta asociación quizás no ha tenido en cuenta la cara de la moneda realmente importante.
El trasfondo de su acción judicial tiene un solo nombre, se llama dinero, y bajo mi punto de vista, este no tiene valor ninguno por sí solo, y menos en el Andévalo. El camino ya no tiene vuelta atrás, y la gente de Tharsis ha decidido caminarlo con todas las consecuencias. No es la mina la que ha decidido el juego al que se juega, pero si va a jugar, y esperemos, por justicia histórica, que consiga ganar. La siguiente parada es en Sevilla.
Narciso Rojas