ANA LECHUGA
ANA LECHUGA
Ta vez, acostumbrada a la rutina diaria de mi vida, con sus luces y sus sombras, pero cómoda y tranquila, no pensaba que en un instante todo me daría un giro de 180º, y me descolocaría, dejándome fuera de juego en mi quehacer diario; sin saber qué hacer, sin poder salir, sin poder ver a mi familia, sin disfrutar de mis nietos, sin charlar con mis amigos...