TRIBUNA MUSICAL DE FERNANDO BAZÁN
El enemigo
Este domingo han salido los niños a la calle, como si un Día de Reyes se tratase o con más ilusión si cabe. Durante todo este tiempo he estado apartado de toda actividad creativa literaria, solo de la literaria, por voluntad propia, cada uno se protege como puede.
Por esta razón ante la situación que estamos viviendo y ante la que se nos avecina, os dejo con una de las letras de mi último trabajo, Abiogénesis (2016), titulada El enemigo. Un pasaje reflexivo de spoken word en el que dejo fluir una verborrea estúpida, casi automática, sobre la nimiedad del ser y de la existencia. Si estás muy aburrido y eres un poco masoquista, ponte la canción, dale al play y ve siguiendo la letra:
El enemigo no es un ejército de sombras,el enemigo no está ahí fuera, amigo mío.El enemigo no lleva chaqueta y corbatani una ametralladora o un pasamontañas.El enemigo no es aquel que corta las cabezas de sus reos.
El enemigo, amigo mío, es uno mismo, está en uno mismo.El enemigo público número uno es,ha sido y será siempre, el ser humano.
Su ego,su ansia de inmortalidad para la eternidad,su estupidez,su falta de conciencia global...Su ombligo,el enemigo, amigo mío, es tu ombligo.Tu propio ombligo al que observasreflejado en un espejosí, ese que estás señalando ahora mismo con el dedo.
El ombligo, no hay otro enemigo amigo mío.
No obstante hay formas de neutralizarlo,hay remedios para evitar creerse el ombligo del Mundo, el más bello sobre la faz de la Tierra, el ombligo de Dios como Sevilla...puedes evitar convertirte en un ombligo enemigo.Te cuento, a mí me funciona:
Cuando tengo la narcisista tentación de imaginarque soy el ombligo del Mundo,aunque solo sea por un instante,mientras me lo rasco tumbado en el sofá, por ejemplo, busco en Youtube vídeos con imágenes espectaculares de la naturaleza.Imágenes tomadas a vista de pájaro de paisajes increíbles o de la Tierra vista desde el espacio.Lo hago con la intención de sentirme pequeño de nuevo para tomar conciencia de la nimiedad de mi existencia, sabiendo además que probablementenunca vaya a poder presenciarla majestuosidad que aparece en pantalla,no, no podré sentir esa sensación nunca en directo.¡Es una putada!Jamás saldré de este lugar o como muy lejos...iré de vacaciones a... ¿Tánger?Aquí empieza a funcionar la terapia de choquepuesto que una vez neutralizado el instinto “ombliguista”, comienzo a padecer el síndrome del píxel.El de sentirse como un diminuto píxelque conforma la imagen del iceberg que sale en pantalla, también conocido como el síndrome de la gota de agua,el síndrome de la mitocondria,el síndrome del grano de arena,o el de la cagada de la moscaen mitad del desierto de Mauritaniavisto a una altura de más de 3000 pies.
O sea¡Nada!¡No eres nada!Ahí es donde quería que llegaras, al entierroal funeral,al fin.
Con esto puede resultar suficienteaunque no hace falta menospreciarse,ni sentirse basura por la impotenciaque esta terapia y sus síndromes provocan. Tampoco es eso, una pizca de amor propio,un “subidoncillo” de autoestima nunca vienen mal, ya que sin mesura la terapia podría ser perjudicial, al servirle de alimento al otro enemigo.Hay otro enemigo, adyacente al ombligo,el de la rabia,el del odio,el de la envidia,el que asesina y el que destruye.
No es necesario equipararse a la mitocondria todo el tiempo, tan sólo hay que saber que nuestra propia vidaa rasgos universales tiene un valor ínfimoy nunca superior al de cualquiera de los seres vivos.
No eres más importante que una bacteriao que una cucaracha como las de Hitos en Inercia.
Recuérdalo amigo mío,no hay enemigo,no hay enemigo ahí fuera,puto psicópata conspiranoide del S XXI.La culpa no es de la gente, es tuya, capullo.
¡No hay más enemigo que tú!
No hay más enemigo que túcuando crees que vas a cambiar el mundopasando por encima de todos, pisando sus cogotes.
Cuando piensas que llevas la puta razón
y que todos se equivocan o lo hacen mal, ¡menos tú!.
No hay enemigo, amigo mío.El enemigo no es tu sombra,el enemigo es tu ombligo.
El enemigo nace señalando al que tienes en frente cuando le gritas con todas tus fuerzas“¡Tú eres el enemigo, él es el enemigo, a por él!”
¡MATADLE!
Fernando Bazán,
músico onubense