«La chica llevaba cinco horas desnuda agarrada a un árbol y me preguntó:¿Estoy viva?»
El camionero de Bonares, héroe de las inundaciones de Valencia, relata a huelva24 cómo salvaron a más de 200 personas, a muchas de ellas de una muerte segura
El runrún: Un camionero de Bonares, héroe en las inundaciones de Valencia
Valencia y la Comunidad Valenciana viven uno de los momentos más trágicos de su historia reciente tras el paso de una devastadora dana, un 'tsunami' caído del cielo que ha provocado graves inundaciones, el desbordamiento de ríos y el colapso de las infraestructuras, sumiendo la región en el caos. Los muertos superan ampliamente el centenar cuando aún hay decenas de personas desaparecidas. Las labores de rescate, dificultadas por carreteras cortadas y escombros, han contado con el apoyo de ciudadanos de a pie que han vivido una experiencia que nunca olvidarán.
Entre estos héroes anónimos se encuentra José Manuel, un camionero de Bonares (Huelva) que se hallaba en el corazón de la catástrofe cuando transitaba por la autopista de salida de Valencia. En un testimonio lleno de humanidad, José Manuel relata a huelva24 la crudeza de aquella noche y la angustia de los afectados. Entre los rescates, destaca el momento en que salvó a una joven que había pasado cinco horas aferrada a la vida en forma de tronco de naranjo.
«¿Estoy viva?»
«Lo más fuerte fue por la mañana», recuerda José Manuel: «Teníamos a una chica pidiendo socorro. Llevaba cinco o seis horas agarrada al tronco de un naranjo, en bragas y sujetador, sin nada más. Había perdido todo: el coche, sus pertenencias, y se aferraba a la vida como podía». Las palabras de este camionero dibujan el escenario: una mujer a la deriva, aferrada a un árbol, luchando por sobrevivir en medio de la riada, bajo la tormenta. «Nos preguntaba, '¿Estoy viva?'. Estaba aterrorizada, totalmente aterrorizada», recuerda su salvador.
José Manuel y otros compañeros camioneros, improvisados socorristas en medio del desastre, lograron rescatarla. Le ofrecieron ropa seca, algo de abrigo y, en la medida de lo posible, consuelo. La cobijaron en la cabina de su camión hasta que llegó la Unidad Militar de Emergencias (UME) para trasladarla al hospital. «Le di un pantalón y una camisa mía. Otro compañero le dio unas chanclas. Estuvimos con ella en el camión hasta que la recogieron», relata. La joven, con heridas y marcada por el horror de las últimas horas, había tragado barro y presentaba signos de un agotamiento extremo. Su rescate 'in extremis' fue, en palabras del propio camionero, «una odisea».
Por sorpresa
La experiencia de José Manuel es testimonio del caos vivido y del sentido de solidaridad que surgió espontáneamente entre los presentes. Relata que, aunque había escuchado en la radio la posibilidad de que se registraran lluvias fuertes, ni él ni sus compañeros camioneros recibieron ninguna alerta en sus teléfonos móviles hasta bien entrada la noche. La rapidez e intensidad de la tormenta los cogió completamente desprevenidos. «Yo, con un camión de 40 toneladas, hacía aquaplaning en mitad de la autopista. Nunca había visto nada igual», asegura.
Ante la magnitud de la tragedia, el grupo de camioneros se organizó para formar una barrera con sus vehículos, intentando contener las aguas y evitar que arrastraran a
Manuel llegó a meter en su cabina a dos niños pequeños, empapados y temblando de frío, junto a sus madres, mientras otros camioneros continuaban buscando supervivientes
más coches y personas. Así lograron rescatar a decenas de personas atrapadas. José Manuel recuerda que llegó a meter en su cabina a dos niños pequeños, empapados y temblando de frío, junto a sus madres, mientras otros camioneros continuaban buscando supervivientes en la zona inundada.
«La gente no tiene ni idea de lo que ha sido esto»
La emoción y la adrenalina de este rescate contrasta con la dura realidad de quienes no lograron sobrevivir. José Manuel recuerda con tristeza el momento en que observó a un coche que, arrastrado por la corriente, tocaba la bocina en señal de auxilio. Incapaces de alcanzar el vehículo, los camioneros observaron impotentes cómo se perdían en la corriente. «Luego por la tarde, la UME sacó del coche a los dos muertos», nos cuenta emocionado.
Para José Manuel, el alcance de la tragedia es algo que, según sus palabras, la gente apenas alcanza a comprender. «Entre todos los camioneros que estábamos allí, calculo que socorrimos a 200 o 300 personas», comenta, destacando la solidaridad espontánea que unió a personas desconocidas en un esfuerzo común por salvar vidas en medio del desastre. Aunque ha recibido muchas felicitaciones por su labor, él lo considera simplemente «cumplir con lo que hay que hacer en ese momento».
Desde su punto vista, aquella zona se enfrenta ahora unas labores de recuperación que llevarán «muchos meses». José Manuel recuerda puentes derribados, carreteras destruidas, camiones volcados y vehículos amontonados que ha dejado la tormenta a su paso. La normalidad la ve aún muy lejana.