la playa del parador se llenó
Testigo directo del despegue del Miura 1: «Fue un minuto, pero mereció muchísimo la pena»
Alejandro García y su grupo de amigos se instalaron desde las once de la noche en la playa del Parador de Mazagón, que estaba «a reventar»
Celebraron el cumpleaños de su amigo Omar y no fue el único que cumplía años ese ese día
El Miura 1 hace historia y se convierte en el primer cohete 'made in Spain' en surcar los cielos
En vídeo: Así ha sido el lanzamiento del cohete Miura 1 desde Huelva
Así ha sido el lanzamiento del Miura 1, el primer cohete español en surcar los cielos
Un pequeño sol se elevaba en el oscuro manto de la noche, que se llenó de vítores y expresiones de alegría. El Miura 1 por fin surcó el cielo de Huelva desde la base de El Arenosillo. Al tercer intento la operación fue todo un éxito y como tal lo celebró en gran número de personas que llenaron la playa del Parador de Mazagón para seguir lo más cerca posible el lanzamiento del cohete español que ha hecho historia.
La playa se llenó de grupos de amigos que instalaron campamentos desde horas antes del horario previsto para seguir cómodamente estos momentos especiales. Había mesas, sillas, comida y bebida y muchos móviles preparados para seguir la emisión en directo en paralelo a lo que veían sus ojos, para hacer fotos y videos que guardar como prueba de que estuvieron allí.
«La gente estaba súper emocionada»
Entre estos testigos directos se encontraba Alejandro García Orta y sus amigos, que tiene claro el regusto que le dejó lo vivido. Como relata a Huelva24.com el lanzamiento se hizo 20 minutos más tarde de lo previsto, pero igualmente fascinó a los presentes. «La gente estaba súper emocionada. Fue un minuto, pero mereció muchísimo la pena. Disfrutamos mucho de poder vivirlo entre amigos y estar pasándolo bien, charlando y de buen rollo», relata.
Alejandro y sus amigos llegaron sobre las once de la noche a la playa del Parador de Mazagón. «No había mucha gente ni hacía frío, pero sí humedad y la ropa se sentía húmeda. Nos llevamos mesas y sillas y algo de comer y beber», indica. Incesantemente fueron llegando grupos de personas y «se convirtió en una masificación». Una ciudad improvisada se alzó sobre la arena, donde había no pocas tiendas de campaña para contemplar a gusto el gran momento.
El cumple de Omar
«Para nosotros fue también muy especial porque era el cumpleaños de nuestro amigo Omar y a él todas estas cosas del espacio, los cohetes y todo eso le encanta y estaba disfrutando como un niño pequeño», comenta Alejandro, que aseguró que fue la única coincidencia, pues se escuchó repetidamente a coro el cumpleaños feliz en distintos momentos de la noche.
Pero como no todo puede ser nunca perfecto, también hubo algunos momentos de confusión. Los interesados en ver el despegue fueron llegando y aparcando los coches y luego instalándose en la arena de la playa sin que nadie ordenara todo eso.
La Guardia Civil, dos veces
«Allí no había nadie organizando aquello y apareció una patrulla de la Guardia Civil diciendo que en la parte izquierda de la playa no se podía estar. Entonces un montón de gente tuvo que cambiar de sitio y moverlo todo», explica Alejandro, que agrega que en una segunda pasada de la patrulla instó a que los coches aparcados en la cuesta de acceso a la playa fueran retirados bajo amenaza de multa, por lo que hubo un nuevo jaleo. «Lo podrían haber previsto un poco y poner a alguien que hubiera impedido aparcar allí, porque no había cartel ni nada. Tuve que aparcar bastante lejos, porque ya estaba colapsada la zona», lamenta.
Otro episodio fue el de un hombre que se encaramó a los acantilados de dunas fosilizadas y escaló hasta llegar a la cima. Fue el centro de atención. «El gritaba como diciendo soy el mejor y la gente le apuntaba con el láser y le gritaba», apunta Alejandro.
Pero llegado el momento el centro de atención estaba repartido entre las pantallas de los móviles, donde estaban conectados a la emisión en directo del despegue, y la contemplación del oscuro cielo. Allí brotó una esfera de luz que no dejó de subir y subir ante la admiración de todos. «Lógicamente el video iba con retardo y el cohete ya llevaba trece segundos en el aire cuando estaba despegando», señala García Orta, que no tiene dudas de que mereció la pena todo por vivir ese momento tan especial, uno que quedará en la historia.