jugadora de tenis de mesa
La historia de Joanna Zilotin: de trabajar en el campo a deportista de élite
La polaca llegó a Huelva por trabajo y se quedó por amor
El tenis de mesa le dio una segunda oportunidad en España, cosechando títulos y medallas a nivel mundial
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La de Joanna Zilotin es una historia digna de contar. Nacida en Polonia, en una localidad del norte del país -«no tan fría como la gente cree»-, decidió dejar atrás a su familia para buscar una mejor vida en España. La casualidad quiso que Huelva fuese su destino y ya nunca lo abandonaría.
«En aquellos años de comunismo en mi país, la situación del trabajo estaba muy mal y la mayoría de mujeres polacas viajaban a España para trabajar en el campo», relata a huelva24.com. Así fue como, con poco más de veinte años, Joanna llegó a Lepe para la recogida de la fresa. Pero el destino tenía algo mejor reservado para ella.
«A las dos semanas ya entendía y hablaba lo básico de español, así que pude abandonar el campo para trabajar como traductora en la empresa y ayudar a las otras chicas», explica.
A pesar de que tuvo que volver una temporada a Polonia, sabía que en Huelva estaba su futuro. Y es que poco después de llegar conoció al que es el amor de su vida y padre de sus hijas. «Nos conocimos en Huelva aunque él es búlgaro, y entonces me quedé aquí por amor», confiesa. No conforme con tener trabajo y amor, Joanna se esforzó para labrarse un mejor futuro estudiando y perfeccionando el idioma: tiene un título de peluquería y actualmente trabaja como vigilante de seguridad.
Su historia con el tenis de mesa
Ya antes de aterrizar en España Joanna estaba unida al deporte. Con sólo ocho años cogió su primera pala y no abandonaría el tenis de mesa hasta los 19.
«En Polonia estuve en un centro de alto rendimiento muchos años, pero por el tema del comunismo y postcomunismo no había oportunidades para viajar a campeonatos», explica.
Ya con su vida el Huelva, le volvería a picar el gusanillo del deporte. «En 2008, viviendo en Lepe, intenté buscar un sitio para jugar por ver si aún me acordaba», señala. Sin embargo, no tuvo una buena experiencia y la rechazaron antes de poder demostrar su habilidad. «Me olvidé un poco del tema y realmente fue una casualidad que volviese a jugar», ha relatado a este periódico.
Todo ocurrió durante unas jornadas de deporte organizadas por el Ayuntamiento de la capital en el año 2017. «Me acerqué y vi que había tenis de mesa, entonces me puse a jugar y ¡se ve que no me había olvidado!», explica aún con emoción.
Tan apabullante debió ser el espectáculo de Joanna que no tardaron en fijarse en su juego. «El primer club en el que estuve fue el Club CDDA Hispanidad y desde el año pasado compito en el Tecnik 87, que me ofrece más entrenamiento y más nivel».
Un palmarés envidiable
Aún perteneciendo al club Hispanidad pero con la ayuda de Tecnik 87, Joanna acudió el pasado año a los europeos celebrados en Rimini, Italia. «Fue sorpresa porque fuimos a probar realmente y perdí el vuelo de vuelta porque me clasifiqué para la final de dobles», relata. Obtuvo un segundo puesto en dobles en ese europeo y un salto del noveno al quinto puesto en individuales este año en Noruega.
«Desde ese momento decidí seguir entrenando porque vi que tengo nivel, pero nos hacen falta muchos recursos».
«Todo lo pagamos de nuestro bolsillo, ya que las ayudas de Diputación o el Ayuntamiento son los ingresos que cubren los gastos básicos del club», explica Joanna, que debe reunir unos 2.000 euros para poder viajar a las competiciones. Actualmente, su trabajo como vigilante de seguridad le ha permitido ahorrar para el último torneo en Noruega pero «ya se verá si puedo ir el año que viene al Campeonato del Mundo en Roma», dice con tristeza.
«Este año me reuní con Diputación de Huelva y, de momento, hemos conseguido cambiar el reglamento para que las jugadoras con más de 30 años que obtengan buenos resultados podamos también solicitar una beca deportiva», cuenta.
A su llamamiento por un patrocinio o una mayor implicación de las instituciones con el tenis de mesa, se suma su entrenador y presidente del club Tecnik 87, Samuel Conde. «Tenemos dificultades económicas para poder asistir a todos los campeonatos a nivel nacional e internacional aunque el Ayuntamiento de Huelva sí nos haya apoyado este año», explica.
«Este año no le han acompañado las lesiones pero tiene un nivel impecable. De ella destacaría su revés; tiene un topspin (efecto hacia arriba) de revés donde ella se siente muy fuerte y cuando le acompaña su derecha es muy difícil ganarle, incluso para jugadores masculinos», asegura. «No me extrañaría nada que otro club de categoría superior se fijara en ella y estuviera encantado de ficharla y para nosotros sería un gran orgullo», confiesa.
Una lucha «contra sí misma»
Joanna, a sus 41 años, asegura que es muy complicado compaginar una vida de adulta trabajadora y madre con la de deportista de élite.
«Yo entreno en mi tiempo libre, cuando puedo, y para salir a jugar fuera tengo que pedir días en el trabajo y es complicado».
Su familia en Polonia está muy orgullosa de ella, pero sus padres son reticentes a que ponga en peligro su trabajo en España por el deporte.«Siento una lucha interna conmigo misma por las decisiones que hay que tomar; entre lo que me gustaría hacer y el trabajo y las responsabilidades», confiesa.
Sin embargo, Joanna no pierde la sonrisa y se siente cada vez más cómoda físicamente y más segura de que el tenis de mesa es lo suyo.
«Mi objetivo es conseguir una medalla en individual y para eso me estoy preparando. A mis hijas siempre les digo que hay que luchar por tus sueños, que aunque el camino sea duro y te den golpes, tienes que esforzarte y seguir adelante», señala.
Seguro que muy pronto consigue ese merecido reconocimiento.