ciclo 'opinión abierta'
Ignacio Camacho: «A veces en España, siendo un país razonablemente sólido, hay un exceso de intervencionismo. Para hacer amnistías y eso mejor quedarse quietos»
El periodista y escritor estuvo en un coloquio en la Fundación Cajasol moderado por Alvaro Rodríguez Guitart, director general de medios de Vocento en Andalucía y Extremadura
«Con la fractura social y civil que se está fraguando empieza a ser complicado tener conversaciones de política con los amigos, y no creo que eso se arregle simplemente con un cambio de gobierno», lamenta
«El 60% o 70% de los contenidos de las redes sociales son falsos, y eso no lo digo yo sino la Universidad de Pennsylvania, que ha hecho un estudio», recuerda
«La única vía que nos queda a los medios de comunicación serios para mantener nuestro estatus es ejercer de verificadores»
Huelva24, Vocento y Fundación Cajasol organizan en Huelva el ciclo de periodismo y actualidad 'Opinión abierta'

Los ciclos de periodismo y actualidad 'Opinión Abierta', en los que se realiza un coloquio con periodistas y colaboradores de Vocento, celebró este miércoles su segundo encuentro en Huelva de la mano de Huelva24, Vocento y Fundación Cajasol.
El protagonista fue Ignacio Camacho, reconocido periodista, escritor y colaborador habitual de ABC, medio de comunicación que dirigió en su edición nacional entre 2004 y 2005. Actualmente también colabora en diversos programas de actualidad en radio y televisión. Fue presentado en el acto celebrado en la sede de la Fundación Cajasol en Huelva por Álvaro Rodríguez Guitart, el director general de medios de Vocento en Andalucía y Extremadura.
Guitar comenzaba señalando que «es difícil presentar a amigos porque se hace complicado no caer en la subjetividad. Ignacio Camacho ha obtenido todos los premios habidos y por haber en periodismo. Maneja el idioma casi más como un literato que como un periodista y en sus magistrales columnas diarias en ABC una de sus máximas es que la misión del periodista debe ser la de amargarle el café a los políticos. Para los que trabajamos en Vocento es un referente y además siempre ha antepuesto la defensa del medio por delante de todo». A partir de ahí moderó un distendido coloquio con Camacho, que también respondió posteriormente las preguntas de los asistentes al ciclo 'Opinión Abierta'.
Comenzaba el periodista elogiando a nuestro país vecino: «Yo con David Gistau, que ha sido el mejor articulista de su generación y desgraciadamente falleció en 2020, siempre bromeaba sobre los lugares de exilio y él decía que se iría a Burdeos y yo al Algarve. Portugal visto desde aquí nos demuestra que es un país con gente seria aunque a veces parece que sea triste. En materia de bienestar y desarrollo van una década por detrás aunque han avanzado mucho y por ejemplo su recuperación de la pandemia ha sido más rápida que la nuestra. Un montón de ricos españoles se han domiciliado en Lisboa y le tengo simpatía a Portugal aunque es verdad que a la hora de funcionar no es España».



Sobre cómo ha visto la evolución de la política española desde que él comenzó su andadura en la profesión, Camacho argumentaba que «empecé a trabajar de periodista en el verano de 1980 y en estos 44 años hemos ido la mitad a mejor y la mitad a peor, así que no es un mal balance. El modelo de implantación territorial salió bastante bien y sobre todo impidió una España de dos velocidades en un momento crítico. Después entramos en el euro y a partir de ahí creo que sin pasar cosas cataclísmicas ha habido un retroceso, sobre todo a partir de la crisis de 2008. Y con el shock emocional del atentado de 2011 el nuevo gobierno no aprovechó para hacer una reconstrucción sino leyes unilaterales, y por ejemplo la negociación con ETA creó una brecha que no se ha podido cerrar. Casi lo consigue la etapa de Mariano Rajoy pero no hubo capacidad de generar consensos y después con Pedro Sánchez se permitió una revolución independentista. Las cosas y el modelo se van resquebrajando y me preocupa que quizás ahora nos tenemos que acostumbrar a que la generación de los 50 años para abajo ya no se identifica de una manera emotiva con el proyecto constitucional. No con la Constitución, que se puede y se debe reformar, sino con el proyecto constitucional".
«Un 70% de los partidos políticos se entendían anteriormente con las cuestiones de Estado y eso generó el gran despegue español, pero eso ya no está ocurriendo. Y a eso hay que unirle que también en el resto del mundo se le está perdiendo el respeto a la democracia como el único juego de la ciudadanía. Por eso sinceramente creo que estamos en un modelo malo, y repito que no sólo en España. Hay discursos del tipo 'esto lo arreglamos con dos patadas', sean de un signo político o de otro. Los proyectos populistas parecen ahora lo menos malo y creo que esto huele mal y no me gusta el panorama. Y no creo que esto tenga arreglo simplemente con cambiar de Gobierno», añadía siendo bastante escéptico con el futuro panorama político nacional, y además como noticia de última hora piensa que el adelanto a mayo de las elecciones catalanas complicará todavía un poco más el jeroglífico actual que hay a nivel nacional.
Se mostraba crítico con la gestión de Pedro Sánchez en los últimos años revelando que «como soy extremadamente liberal creo que España se puede permitir el lujo de estar un tiempo sin gobierno, porque cuando eso por ejemplo ocurrió en los seis meses de Rajoy subió el PIB. No he mirado lo que ha ocurrido ahora en el tiempo de Sánchez. Con un gobierno con vacío de poder no se agrede a nadie y estamos sobrelegislados. El Estado de Derecho funciona, y no me confundan con antipolítico sino que a veces hay un exceso de intervencionismo en un país razonablemente sólido pese a todo lo que ocurre. Para hacer amnistías y eso mejor quedarse quietos. Esta legislatura está políticamente muerta desde el primer momento. Pedro Sánchez ha sido capaz de hacer cosas de las que nadie ha sido capaz de hacer por pudor«.



Se le cuestionaba también al veterano periodista y escritor, voz más que autorizada en estas lides por su nombre, currículum y experiencia, sobre si cree que el Gobierno de Pedro Sánchez tiene fecha de caducidad. Comentaba que «si algo nos ha enseñado la política moderna es que no se pueden hacer pronósticos, y menos a corto plazo. Si hubiera lógica este gobierno no debería durar más de dos o tres años, o ni llegar al otoño. La verdad es que yo me inclino más porque va a tener una duración media. Creo que Pedro Sánchez está en el poder por un golpe de suerte que tuvo en verano, pero la suerte se acaba. Pero la idea de que esto se va a acabar si ahora llega un gobierno de derechas yo no la comparto. Creo que tendríamos una oposición incluso más brusca en las calles, y la fractura social y civil que se está fraguando en España, donde empieza a ser complicado tener conversaciones de política con los amigos, no me gusta. Si no se vuelve a unos mínimos consensos seguiríamos con esta dinámica de crispación. Hay que arreglar el destrozo institucional que está creando este maltrato. El Parlamento, por ejemplo, ahora es una caja de resonancia del Gobierno. Hay una degradación y un desgaste bastante grandes».
En los últimos tiempos se le ha podido leer y escuchar hablar bien de lo que está consiguiendo Juanma Moreno con el Partido Popular tras su llegada a la presidencia de la Junta de Andalucía. «El pensamiento colectivo andaluz tiene unas ciertas peculiaridades que no son las mismas que en el resto de España. Tenemos una impronta histórica que ha dejado mucho miedo al desamparo y el andaluz le pide al Estado que le garantice un bienestar. La derecha más derecha le critica a Juanma Moreno que está haciendo lo mismo que hizo el PSOE durante casi 40 años, pero es que a lo mejor la democracia consiste en eso y en tener contenta a una parte importante de la sociedad. Sólo con votos de la izquierda o de la derecha uno no saca mayorías y te tienen que votar parte de los que antes eran tus adversarios. Eso lo consiguió aquí Moreno y lo está administrando bien, cosa que no supo hacer Mariano Rajoy en su momento. Moreno tiene un liderazgo templado que no causa rechazo», comentaba Camacho en el ciclo 'Opinión Abierta' en la sede de la Fundación Cajasol en Huelva.
Un Juanma Moreno a nivel nacional
¿Cabría la posibilidad de que el PP encontrara a nivel nacional a alguien con el carisma y talante parecido al de Juanma Moreno en Andalucía? Camacho sostenía en este sentido que «aquí todo el mundo pensaba que cuando perdiera el PSOE en Andalucía iba a haber una crisis, pero no ha pasado absolutamente nada. Un exdirigente del PSOE me dijo que quizás el gran éxito de Juanma Moreno es que la gente se dio cuenta de que ya no gobernábamos nosotros. Es una broma pero es que es la verdad. Esto en el resto de España podría ocurrir si hubiese un líder capaz de encarnarlo, pero no sabría responder si Feijóo sería el hombre ideal. Cuando se fallan los penaltis es difícil volver a ganar el partido y él lo falló. Aunque puede ocurrir que gane porque la suerte de Pedro Sánchez se tiene que acabar. Es verdad que hay encuestas que demuestran por ejemplo que Ayuso tiene más apoyo de lo que muchos piensan, y además tiene la ventaja de que sabe arrinconar a Vox y así puede ganar un número también importante de votantes. Si en las Europeas el PP no le saca más de cinco puntos al PSOE con todo lo que está pasando, puede ser preocupante para ellos».
La política está atravesando actualmente momentos de incertidumbre y algo oscuros, algo que Ignacio Camacho cree que también afecta al gremio de los medios de comunicación. «Esta crisis de modelo actual afecta indiscutiblemente al periodismo, un gremio muy relacionado con los asuntos públicos. Y a eso hay que sumarle una revolución tecnológica y un importante proceso de cambio cultural. El periodismo escrito pierde influencia en relación con lo visual, donde los mensajes largos pierden fuerza y todo eso genera un modo diferente de consumir. A eso hay que sumarle que el periodismo tradicional se ha movido con pereza e incluso torpeza con esta revolución digital. Y la eclosión de las redes sociales como herramienta de comunicación, que no como medio de comunicación, ha propiciado una semilla de mensajes fáciles y populistas. Un claro ejemplo es el de Donald Trump", matizaba.

ADVERTENCIA
"Conglomerados como Facebook, Elon Munsk o Amazon están intoxicando e intervienen en todos los procesos democráticos"
El periodista y escritor lógicamente llamaba a ser muy cauto sobre el consumismo de información viciada a través de las redes sociales: «Lo malo de ellas es que la gente no está informada sino mal informada, y además con un alto grado de manipulación. El 60% o 70% de los contenidos de las redes sociales son falsos, y eso no lo digo yo sino la Universidad de Pensylvania, que ha hecho un estudio. Hay muchos bulos y mentiras y lo que se busca son pinchazos en las redes. Esta batalla la estamos perdiendo a gran escala los medios convencionales y es difícil darle la vuelta. Y creo que la información solo es la base de la libertad si está contrastada y es cierta. Hay que seguir en esa lucha y combatir los hechos alternativos y las mentiras. No hay versiones alternativas, en todo caso interpretativas, y si abandonamos esto para especular e inventarnos cosas estamos muertos porque entonces no tenemos nada diferente que ofrecer y además el mundo digital que hay ahí fuera te arrolla».
Concluía esta reflexión en el coloquio de política y comunicación alertando sobre otro aspecto a tener muy en cuenta: «Aunque la gente no lo sepa, conglomerados como Facebook, Elon Munsk o Amazon están intoxicando e intervienen en todos los procesos democráticos. Esto será David contra Goliat y no tenemos nada más que una onda, pero hasta que podamos la tiraremos. Probablemente Europa y Occidente vivamos en una burbuja, pero es que es lo que tenemos que defender es este modelo y no comprar los cantos de sirena de los que combaten este modelo. Es mucho más fácil divulgar un bulo que contradecirlo, y además la gente se lo cree más porque le gusta más, como ocurrió en su momento por ejemplo con el 11M».