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Así es la casa que Isabel Pantoja tiene en El Rocío: está a 10 minutos de la ermita

El inmueble, de 400 metros cuadrados, tiene un gran valor sentimental para la tonadillera

El Rocío, el lugar donde salió a la luz el romance entre Julián Muñoz e Isabel Pantoja

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Fachada de la casa de Isabel Pantoja en El Rocío, en Huelva h24

V. G.

Huelva

La relación de Isabel Pantoja con la aldea de El Rocío, en Huelva, va mucho más allá de una simple afición por la romería. Para la tonadillera, este lugar es un refugio cargado de recuerdos y significado personal. En diversas ocasiones, ha expresado su deseo de que sus cenizas reposen en su casa de El Rocío tras su fallecimiento. Según informó la revista 'Semana', su voluntad es que sus restos sean colocados «tras una baldosa de la Virgen del Rocío, en color blanco y azul, que está en el gran salón de la casa». Un gesto que refuerza el vínculo inquebrantable que la artista mantiene con este rincón onubense.

Además de su importancia personal, la casa de Isabel Pantoja en El Rocío también es un inmueble de gran valor, teniendo en cuenta el exclusivo mercado inmobiliario de la zona. En la aldea, este tipo de propiedades están muy cotizadas debido a la fuerte demanda, la escasez de oferta y la dificultad para construir vivienda nueva.

La casa de la tonadillera ha sido objeto de interés tanto por su historia como por su posible valor de reventa. Según la revista 'Lecturas', Isabel Pantoja la compró a un precio muy asequible, 93.000 euros. Sin embargo, en 2016 llegó a ponerla a la venta por un millón de euros, multiplicando exponencialmente su precio, que actualmente podría ser más elevado aún.

Una casa de 400 metros cuadrados

Ubicada en la calle Infanta Isabel Alfonsa, a solo 10 minutos a pie de la ermita de la Virgen del Rocío, la casa de Isabel Pantoja destaca por su arquitectura de estilo rústico y su generoso espacio. Según informaciones publicadas por 'Telecinco' y 'Semana', la propiedad cuenta con aproximadamente 400 metros cuadrados distribuidos en dos plantas.

Su diseño está pensado para acoger a numerosas personas, con un total de 10 habitaciones, la mayoría equipadas con literas, lo que permite alojar hasta 12 personas con comodidad.

Isabel Pantoja en un concierto EUROPA PRESS

La distribución de la casa está organizada de manera funcional, como suelen dividirse las casas en la aldea. En la planta baja se encuentran las zonas comunes, incluyendo un amplio salón presidido por un azulejo de la Virgen del Rocío, el mismo en el que la tonadillera ha manifestado su deseo de reposar tras su muerte. La planta superior alberga la mayoría de los dormitorios, proporcionando un espacio más íntimo para el descanso. Asimismo, según el medio 'Heraldo', el inmueble ha sido reformado en varias ocasiones.

Un lugar lleno de recuerdos

La vivienda no solo destaca por su tamaño y ubicación, sino también por su gran carga emocional para Isabel Pantoja y su familia. Según reveló 'Lecturas', la artista compró la casa en el año 2001 por 93.000 euros, convirtiéndola en un refugio personal y un punto de encuentro para su familia y amigos más cercanos. Durante años, ha sido testigo de momentos clave en la vida de la cantante, incluyendo su relación con Julián Muñoz, pero especialmente la de Francisco Rivera (Paquirri), cuyas iniciales se pueden leer en la fachada.

La decoración de la casa sigue un estilo tradicional andaluz, con mobiliario de madera, azulejos típicos y elementos religiosos que reflejan la devoción de la tonadillera. Fotografías familiares, recuerdos de sus años de éxito y detalles rocieros completan la estética de la vivienda. A pesar del valor emocional que tiene para ella, según informó 'Heraldo' a finales del pasado año, Isabel Pantoja no la visita desde hace años, aunque ha dejado claro que no desea venderla.

Un futuro incierto

En 2016, la artista se planteó vender la propiedad, llegando a recibir ofertas que rondaban el millón de euros. Sin embargo, finalmente optó por conservarla debido a su fuerte carga sentimental. Aunque ya no es un lugar de residencia habitual para la tonadillera -que se mudó a Madrid hace unos años-, la casa sigue teniendo un profundo significado para ella. El inmueble es un símbolo de su legado personal, un refugio al que podría regresar en cualquier momento y, según su voluntad, su morada final cuando llegue el momento.

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