ENTREVISTA AL CAPATAZ JUAN VICENTE RIVAS
Juan Vicente Rivas: 'Es momento de remar todos juntos en la misma dirección'
2.25 h. “Creo que los costaleros van a volver con toda la ilusión y las ganas del mundo, pero, después de dos años en el dique seco, vamos a tener que hacer un sobresfuerzo y es función de los capataces velar por el correcto estado físico de las cuadrillas”, indica Juan Vicente Rivas.

No todo el mundo tiene la suerte de estar al frente de su devoción, tan solo unos pocos tienen ese privilegio y, a veces, incluso es complicado debido a la alta presión que eso conlleva. Nos referimos a los capataces. Ellos son los encargados, junto a sus cuadrillas, de guiar los pasos de nuestras hermandades, una función fundamental.
El capataz de la Hermandad de la Cena y de la Hermandad de la Salud, Juan Vicente Rivas, en declaraciones a Huelva24.com comentó que “estamos en una época dura, un compás de espera que se está haciendo eterno. Estoy viviendo este tiempo cada vez con más ganas de regresar, con la esperanza de que volvamos más fuertes, más humanos y con la lección aprendida de que cada momento que pasamos bajo un paso es un privilegio”. Asimismo, agregó que “recuerdo que cuando podíamos salir éramos felices y espero que cuando volvamos sepamos apreciar esa felicidad, dejando en un segundo plano todo lo demás”.

Sobre qué opinión tiene acerca de que no se puedan realizar cultos al exterior, mientras que otros eventos se están desarrollando con total normalidad, afirmó que “creo que es momento de ser valientes, de que los cofrades levantemos la voz y, siempre y cuando se den las condiciones sanitarias necesarias, volver al culto público. Da rabia ver como somos nosotros mismos los que ponemos trabas a que esto ocurra. Es momento de remar todos juntos en la misma dirección”. En cuanto a cuándo cree que podremos volver a ver los pasos en la calle, aseguró que “yo estoy totalmente convencido o, al menos, quiero pensar que será pronto. Creo que los costaleros van a volver con toda la ilusión y las ganas del mundo, pero, después de dos años en el dique seco, vamos a tener que hacer un sobresfuerzo y es función de los capataces velar por el correcto estado físico de las cuadrillas. El corazón no trae los pasos de vuelta, aunque ayude, la fuerza física, sí”.
Juan Vicente es un hombre que quiere mucho a sus hermandades y así lo confirma: “Por todos es sabido lo afortunado que soy al poder estar al frente de mis dos devociones; el Señor del Amor (la devoción de mi niñez de aquellos primeros años que, con poco más de 14, me eligió como uno de los suyos) y mi Señor de la Sentencia (Él quiso que guiase a su cuadrilla y hace que se me entremezclan los sentimientos de mi barrio). Cada día, les agradezco haberme elegido para ser de Ellos”.
Además, aseveró que “yo nunca tuve pretensiones de ser capataz, y por varias circunstancias, me vi al otro lado de los respiraderos. Yo he sido, soy y seré costalero, siempre, aunque sea de pensamiento. A pesar de ello, llevo ya 21 años intentando estar a la altura de los verdaderos artífices de todo esto, los hombres que forman las cuadrillas”. De la misma forma, añadió que “lo que más me gusta es ver la llegada de los costaleros el día de la salida. Es un momento único. Creo que lo más difícil de este mundo es saber cuál es el papel del capataz. La verdadera esencia. Con esto me refiero a que dando por sentado sus funciones al frente de la cuadrilla, este tiene que ser íntegro, respetuoso con sus compañeros de oficio, y sobre todo, alguien al servicio de la hermandad. Tenemos que estar preparados para decir adiós cuando nos llegue el momento, agradeciendo el tiempo que hemos estado al frente, sin pretender otra cosa que haber sido útil. Resumiendo, hemos de intentar ser íntegros, dignos del nombre de capataz y meros servidores de las hermandades y de los costaleros”.

Sobre si se le ha ofrecido algún paso, confesó que “sí”. Por otra parte, en cuanto a cuál le gustaría llevar al frente, indicó que “tengo la suerte de llevarlos”, haciendo referencia a sus dos devociones. Sin embargo, declaró que “tengo un par de espinitas clavadas (entiéndase con todo el cariño del mundo) y sé que tarde o temprano, mediante Dios, a lo mejor nos cruzamos”.

Por último, mandó un mensaje a todos los cofrades onubenses: “Que no perdamos la ilusión, que tengamos Fe, que nos juntemos unos a otros para salir de esta calle mala, que volveremos que no le quepa duda a nadie. Que apoyemos a nuestras hermandades, a nuestras bandas y a nuestras cuadrillas. Que creamos en Dios y en su Madre y en los hombres benditos que traen los pasos de vuelta”.