Psicosalud
Psicoterapias que pueden causar daños
Gracias a la evidencia científica, sabemos que la psicoterapia es positiva para la salud de las personas más allá del azar o del efecto placebo. Ahora bien, hay que saber con quién aplicarla y que existen ciertas psicoterapias que pueden llegar incluso a ser dañinas en un número de casos bastante considerable.

Hace un par de semanas llegó a mis manos este artículo de la revista 'Perspectives on psychological science' titulado 'Tratamientos psicológicos que causan daño', del autor Scott O. Lilienfeld. Para mí fue un descubrimiento tremendamente importante debido a mi profesión y, además, me sorprendió que se hubieran hecho estudios científicos con el objetivo de demostrar algo que ya había podido entrever en más de una ocasión. Es bien sabido, gracias a la evidencia científica, que los tratamientos psicoterapéuticos son efectivos, es decir, que generan cambios positivos en la salud de las personas más allá del azar o del efecto placebo. Por tanto, podemos afirmar que la psicoterapia funciona. Ahora bien, hay que saber con quién aplicarla y, muy importante, cómo aplicarla, ya que se ha visto que no todas las técnicas psicoterapéuticas son igual de eficaces. Es más, existen ciertas psicoterapias que pueden llegar incluso a ser dañinas en un número de casos bastante considerable. ¿Por qué en algunos casos y no en todos? Pues porque existe algo que podríamos denominar ‘mediadores’ que influyen en los resultados que determinadas técnicas de psicoterapia pueden tener sobre los pacientes (o clientes, según la corriente psicoterapéutica). Son estos mecanismos de mediación o ‘mediadores’ los que pueden actuar de forma negativa, ya sea deteriorando el estado de salud de la persona, haciendo que la mejora sea más lenta de lo que podría ser si se utilizaran otras técnicas o, simplemente, no aportándole ningún tipo de beneficio; como sea, es nuestra obligación ética saber qué estamos haciendo en cada momento. De ahí la enorme importancia de que los profesionales, por supuesto, estemos bien formados en nuestra materia, además de actualizados en los últimos descubrimientos para poder ofrecer así un servicio de calidad que no ponga en riesgo el bienestar de las personas que confían en nosotros. ¿Qué criterios, pues, se siguieron para afirmar que un tratamiento psicoterapéutico puede causar daños? El autor de este artículo enumeró tres aspectos fundamentales a tener en cuenta:Que se hayan demostrado efectos psicológicos o físicos dañinos para los pacientes/clientes o para otras personas (como, por ejemplo, sus familiares).tQue los efectos perjudiciales sean duraderos y no sólo un ligero agravamiento de los síntomas a corto plazo que suele ser característico del proceso de terapia.tQue los estudios que demuestran esos efectos perjudiciales hayan sido replicados por equipos de investigadores independientes, es decir, investigadores que no están vinculados a ninguna corriente psicoterapéutica (para evitar que los resultados estén sesgados de manera favorable o desfavorable según los propios intereses). Tras una dedicada y minuciosa revisión de toda la literatura científica sobre el tema, Lilienfeld observó doce psicoterapias que pueden ser potencialmente perjudiciales para un importante número de personas. Llegados a este punto, me parece imprescindible aclarar que es una lista provisional que elaboró el autor en 2006, y a la que añadió un par de notas: por un lado, que aunque considera estas técnicas ‘potencialmente’ peligrosas por los efectos observados, aún no puede ser una lista definitiva porque se necesitaría más investigación; y por otra parte, que a pesar de que, efectivamente, bastantes personas se han visto perjudicadas por alguna de estas técnicas, eso no quiere decir que absolutamente todas las personas expuestas a estos tratamientos vayan a verse dañadas. Los tratamientos psicoterapéuticos que debemos tomar con precaución son los siguientes: 1. Critical Incident Stress Debriefing. Es una técnica diseñada para prevenir síntomas del Trastorno por Estrés Postraumático (TEPT) después de sufrir un evento traumático. Consiste en una única sesión que dura unas 3 ó 4 horas, aunque en ocasiones se hace en varias sesiones. Se aplica en grupos durante el periodo entre 24 y 72 horas después del evento traumático, y los terapeutas se caracterizan por animar con bastante ímpetu a los participantes a que expresen sus emociones negativas, así como a explicarles los síntomas de TEPT que es probable que experimenten. Además, en cierta forma intimidan a los miembros del grupo que quieran retirarse de la sesión una vez ha comenzado. Según los estudios, esta técnica no sólo no protege de desarrollar síntomas de TEPT, sino que además se ha visto que puede llegar a causar efectos perjudiciales a largo plazo (síntomas agravados de TEPT, ansiedad) al impedir el desarrollo del proceso natural de recuperación que todas las personas tenemos tras ser expuestas a eventos traumáticos. 2. ‘Scared Straight' Programs. Estos programas de intervención intentan atemorizar a los adolescentes para que se alejen de actos criminales exponiéndolos a la dura realidad que conlleva una vida en prisión. Actualmente sabemos que no sólo son inefectivos, sino que, peor aún, incrementan las posibilidades de que los adolescentes cometan crímenes. 3. Facilitated Communication. La premisa de esta técnica es que las deficiencias comunicativas en los niños con autismo se atribuyen a problemas motores, y no a problemas cognitivos. Este tipo de intervención consiste en que, con la ayuda de una persona facilitadora que agarra las manos de los niños con autismo o con otros trastornos del desarrollo, éstos se comunican usando un teclado de ordenador. Sin embargo, los estudios han demostrado que esos mensajes transmitidos no son siempre producidos por los niños, sino que de alguna manera, consciente o inconsciente, las personas facilitadoras guían las manos de los niños a través del teclado. Así, esta técnica se ha visto asociada a más de 60 alegaciones de abuso sexual infantil contra los padres de niños con autismo, de los cuales la inmensa mayoría nunca han podido corroborarse. 4. Attachment Therapies. Los terapeutas que aplican este tipo de técnicas (algo así como ‘terapias de fijación’) afirman que en los niños que son separados de sus padres biológicos se producen efectos adversos duraderos, incluyendo una intensa rabia. Para intervenir sobre esa rabia que, en teoría, guardan estos niños, los terapeutas utilizan técnicas que pueden ser muy agresivas e intrusivas, donde incluso tienen cabida abusos verbales y/o la contención física del paciente. Una variante de este tipo de técnicas consiste en que el terapeuta o algún coterapeuta agarre a un niño y lo obligue a mirarlo a los ojos. Otra muy usada, llamada ‘rebirthing’, se basa en que algún trauma durante el nacimiento genera rabia reprimida y ésta debe ser liberada a través de la re-experimentación del nacimiento; durante las sesiones, los terapeutas han llegado a cubrir a los niños con mantas, sentarse sobre ellos y presionar repetidamente para simular el proceso del nacimiento. Se conocen varios casos de niños que han llegado a morir durante estas sesiones. 5. Recovered-Memory Techniques. Son técnicas de recuperación de recuerdos como las visualizaciones guiadas o la hipnosis. Aunque faltan más estudios que lo confirmen, existe una considerable evidencia de que estas técnicas pueden producir en algunas personas falsos recuerdos creados de forma subjetiva. Además, los datos nos dicen que tras aplicar este tipo de técnicas, aumenta cinco veces el número de personas con ideaciones suicidas. 6. Dissociative Identity Disorder (DID)-Oriented Psychotherapy o Psicoterapia Dirigida a Personas con Trastorno de Identidad Disociativo (TID). Los defensores de esta terapia creen que los pacientes con TID ‘tienen’ varias personalidades latentes que deben salir a la luz para lograr el éxito terapéutico; sin embargo, los datos nos dicen que puede alcanzarse tal éxito aunque haya personalidades que se mantengan, por decirlo así, ocultas. Lo peligroso de esto es que muchas de estas personalidades se asocian con comportamientos autolíticos, intentos de suicidio y agresiones hacia otras personas, y cuando los terapeutas que aplican esta terapia presionan para que dichas personalidades salgan, se corre el riesgo de desestabilizar a la persona. Al mismo tiempo, hay evidencia de que muchas personalidades que salen a la luz durante el proceso de terapia son producto de la sugestión, es decir, que es la creencia del propio terapeuta la que condiciona al paciente. 7. Grief Counseling for Normal Bereavement (algo así como ‘servicios de apoyo emocional para el duelo normal’ o, mejor dicho, para duelos ‘no complicados’). La evidencia científica nos muestra que, en casos de duelos no complicados, una intervención de este tipo aumenta el deterioro emocional de las personas hasta en un 50%, probablemente porque la propia terapia interviene en los procesos naturales que todas las personas tenemos para superar las pérdidas de nuestros seres queridos. 8. Expressive-Experiential Psychotherapies. Existen varias terapias que se engloban aquí, aunque en concreto los datos de este artículo están basados en la terapia Gestalt cuyas técnicas se focalizan en la liberación y experimentación de emociones fuertes. Este tipo de terapias puede ser muy útil para algunas personas, pero perjudiciales para otras. Varios estudios revelan que es en los casos de rabia e ira donde más daño pueden causar debido a que la liberación emocional no va acompañada de herramientas cognitivas que ayuden a integrarla. 9. Boot Camp Interventions for Conduct Disorder o Campamentos Militares para adolescentes con Problemas de Conducta. Estos programas enfatizan la disciplina, la obediencia a la autoridad y la adquisición de habilidades sociales. Pues bien, algunos estudios apuntan a que este tipo de campamentos no tiene ningún efecto en los problemas de conducta; otros estudios señalan efectos adversos en los adolescentes, como el aumento de la agresividad, lo que ha llevado en varios casos a la violencia física y a sus últimas consecuencias, es decir, la muerte de algunos de los adolescentes. 10. Drug Abuse and Resistance Education (DARE) Programs (o Programas Contra el Abuso de Drogas y Educación en la Resistencia). Varios estudios han demostrado que este tipo de programas pueden mostrar efectos perjudiciales causados por la propia intervención. Son programas terapéuticos que consisten en mostrar a los niños y jóvenes el riesgo del consumo de drogas, al mismo tiempo que enseñan habilidades para resistir la presión en situaciones donde otros les incitan a tomar drogas. La mayoría de los análisis de este tipo de programas indican que son infectivos, y algunos de ellos incluso apuntan a que puede verse incrementado el consumo de alcohol y otras drogas. 11. Peer-Group Interventions for Conduct Disorder. Son grupos de adolescentes con problemas de conducta. Algunos estudios han mostrado que este tipo de grupos aumenta los niveles de conducta antisocial de los adolescentes. En cambio, lo que sí ha demostrado mejoras son los grupos dirigidos a padres y madres de adolescentes con problemas de conducta. 12. Relaxation Treatments for Panic-Prone Patients o Técnicas de Relajación para Pacientes con Ataques de Pánico. Paradójicamente, los estudios sugieren que estos tratamientos incrementan la ansiedad y la incidencia de ataques de pánico durante el proceso de relajación. Aquí también entran técnicas cuyo foco de atención se pone en el cuerpo, así como la relajación progresiva o la meditación. Por supuesto, hay evidencias de que la relajación es a menudo un tratamiento efectivo para diversos trastornos de ansiedad; sin embargo, la reciente literatura científica nos dice que debemos ser cautos con según qué pacientes. Así, tras esta revisión de las doce psicoterapias analizadas por Lilienfeld, es importante terminar con unos cuantos apuntes que considero clave. En primer lugar, es evidente que determinadas técnicas y psicoterapias son potencialmente perjudiciales para según qué personas. Por otro lado, completamente relacionado con lo que acabo de decir, es obvio que no todas las personas responden igual al mismo tratamiento, por lo tanto, las diferencias individuales hay que tenerlas en cuenta antes de intervenir. En último lugar, y según las palabras de Lilienfeld hacia el final de su artículo, las características del terapeuta parecen fundamentales a la hora de obtener resultados positivos o negativos, es decir, que la actitud y buen hacer del profesional será uno de los mediadores principales que condicionarán el éxito (o no) del proceso de terapia; y dos de los rasgos imprescindibles para el buen desarrollo de la terapia son la empatía y el respeto al propio ritmo del paciente. Por tanto, insisto, es una obligación de los profesionales que nos entrenemos en las diferentes habilidades necesarias en un proceso de psicoterapia, así como estar bien formados y actualizados sobre los descubrimientos y avances científicos con el fin de preservar la salud, el bienestar y la dignidad de nuestros pacientes. No podemos perder de vista que muchas personas que se sienten vulnerables vienen a nosotros y confían en nuestras capacidades; por ello, tenemos que ofrecerles un servicio de calidad, sabiendo, si se da el caso, hasta dónde podemos llegar. Esperanza Gómez Harrierohola@esperanzaharriero.com@EGHarrierohttps://www.facebook.com/HarrieroPsicoterapiaswww.esperanzaharriero.com
Es bien sabido, gracias a la evidencia científica, que los tratamientos psicoterapéuticos son efectivos, es decir, que generan cambios positivos en la salud de las personas más allá del azar o del efecto placebo. Por tanto, podemos afirmar que la psicoterapia funciona. Ahora bien, hay que saber con quién aplicarla y, muy importante, cómo aplicarla, ya que se ha visto que no todas las técnicas psicoterapéuticas son igual de eficaces. Es más, existen ciertas psicoterapias que pueden llegar incluso a ser dañinas en un número de casos bastante considerable.

¿Por qué en algunos casos y no en todos? Pues porque existe algo que podríamos denominar ‘mediadores’ que influyen en los resultados que determinadas técnicas de psicoterapia pueden tener sobre los pacientes (o clientes, según la corriente psicoterapéutica). Son estos mecanismos de mediación o ‘mediadores’ los que pueden actuar de forma negativa, ya sea deteriorando el estado de salud de la persona, haciendo que la mejora sea más lenta de lo que podría ser si se utilizaran otras técnicas o, simplemente, no aportándole ningún tipo de beneficio; como sea, es nuestra obligación ética saber qué estamos haciendo en cada momento. De ahí la enorme importancia de que los profesionales, por supuesto, estemos bien formados en nuestra materia, además de actualizados en los últimos descubrimientos para poder ofrecer así un servicio de calidad que no ponga en riesgo el bienestar de las personas que confían en nosotros.
¿Qué criterios, pues, se siguieron para afirmar que un tratamiento psicoterapéutico puede causar daños? El autor de este artículo enumeró tres aspectos fundamentales a tener en cuenta:
Tras una dedicada y minuciosa revisión de toda la literatura científica sobre el tema, Lilienfeld observó doce psicoterapias que pueden ser potencialmente perjudiciales para un importante número de personas. Llegados a este punto, me parece imprescindible aclarar que es una lista provisional que elaboró el autor en 2006, y a la que añadió un par de notas: por un lado, que aunque considera estas técnicas ‘potencialmente’ peligrosas por los efectos observados, aún no puede ser una lista definitiva porque se necesitaría más investigación; y por otra parte, que a pesar de que, efectivamente, bastantes personas se han visto perjudicadas por alguna de estas técnicas, eso no quiere decir que absolutamente todas las personas expuestas a estos tratamientos vayan a verse dañadas.
Los tratamientos psicoterapéuticos que debemos tomar con precaución son los siguientes:
1. Critical Incident Stress Debriefing. Es una técnica diseñada para prevenir síntomas del Trastorno por Estrés Postraumático (TEPT) después de sufrir un evento traumático. Consiste en una única sesión que dura unas 3 ó 4 horas, aunque en ocasiones se hace en varias sesiones. Se aplica en grupos durante el periodo entre 24 y 72 horas después del evento traumático, y los terapeutas se caracterizan por animar con bastante ímpetu a los participantes a que expresen sus emociones negativas, así como a explicarles los síntomas de TEPT que es probable que experimenten. Además, en cierta forma intimidan a los miembros del grupo que quieran retirarse de la sesión una vez ha comenzado. Según los estudios, esta técnica no sólo no protege de desarrollar síntomas de TEPT, sino que además se ha visto que puede llegar a causar efectos perjudiciales a largo plazo (síntomas agravados de TEPT, ansiedad) al impedir el desarrollo del proceso natural de recuperación que todas las personas tenemos tras ser expuestas a eventos traumáticos.
2. ‘Scared Straight' Programs. Estos programas de intervención intentan atemorizar a los adolescentes para que se alejen de actos criminales exponiéndolos a la dura realidad que conlleva una vida en prisión. Actualmente sabemos que no sólo son inefectivos, sino que, peor aún, incrementan las posibilidades de que los adolescentes cometan crímenes.
3. Facilitated Communication. La premisa de esta técnica es que las deficiencias comunicativas en los niños con autismo se atribuyen a problemas motores, y no a problemas cognitivos. Este tipo de intervención consiste en que, con la ayuda de una persona facilitadora que agarra las manos de los niños con autismo o con otros trastornos del desarrollo, éstos se comunican usando un teclado de ordenador. Sin embargo, los estudios han demostrado que esos mensajes transmitidos no son siempre producidos por los niños, sino que de alguna manera, consciente o inconsciente, las personas facilitadoras guían las manos de los niños a través del teclado. Así, esta técnica se ha visto asociada a más de 60 alegaciones de abuso sexual infantil contra los padres de niños con autismo, de los cuales la inmensa mayoría nunca han podido corroborarse.
4. Attachment Therapies. Los terapeutas que aplican este tipo de técnicas (algo así como ‘terapias de fijación’) afirman que en los niños que son separados de sus padres biológicos se producen efectos adversos duraderos, incluyendo una intensa rabia. Para intervenir sobre esa rabia que, en teoría, guardan estos niños, los terapeutas utilizan técnicas que pueden ser muy agresivas e intrusivas, donde incluso tienen cabida abusos verbales y/o la contención física del paciente. Una variante de este tipo de técnicas consiste en que el terapeuta o algún coterapeuta agarre a un niño y lo obligue a mirarlo a los ojos. Otra muy usada, llamada ‘rebirthing’, se basa en que algún trauma durante el nacimiento genera rabia reprimida y ésta debe ser liberada a través de la re-experimentación del nacimiento; durante las sesiones, los terapeutas han llegado a cubrir a los niños con mantas, sentarse sobre ellos y presionar repetidamente para simular el proceso del nacimiento. Se conocen varios casos de niños que han llegado a morir durante estas sesiones.
5. Recovered-Memory Techniques. Son técnicas de recuperación de recuerdos como las visualizaciones guiadas o la hipnosis. Aunque faltan más estudios que lo confirmen, existe una considerable evidencia de que estas técnicas pueden producir en algunas personas falsos recuerdos creados de forma subjetiva. Además, los datos nos dicen que tras aplicar este tipo de técnicas, aumenta cinco veces el número de personas con ideaciones suicidas.
6. Dissociative Identity Disorder (DID)-Oriented Psychotherapy o Psicoterapia Dirigida a Personas con Trastorno de Identidad Disociativo (TID). Los defensores de esta terapia creen que los pacientes con TID ‘tienen’ varias personalidades latentes que deben salir a la luz para lograr el éxito terapéutico; sin embargo, los datos nos dicen que puede alcanzarse tal éxito aunque haya personalidades que se mantengan, por decirlo así, ocultas. Lo peligroso de esto es que muchas de estas personalidades se asocian con comportamientos autolíticos, intentos de suicidio y agresiones hacia otras personas, y cuando los terapeutas que aplican esta terapia presionan para que dichas personalidades salgan, se corre el riesgo de desestabilizar a la persona. Al mismo tiempo, hay evidencia de que muchas personalidades que salen a la luz durante el proceso de terapia son producto de la sugestión, es decir, que es la creencia del propio terapeuta la que condiciona al paciente.
7. Grief Counseling for Normal Bereavement (algo así como ‘servicios de apoyo emocional para el duelo normal’ o, mejor dicho, para duelos ‘no complicados’). La evidencia científica nos muestra que, en casos de duelos no complicados, una intervención de este tipo aumenta el deterioro emocional de las personas hasta en un 50%, probablemente porque la propia terapia interviene en los procesos naturales que todas las personas tenemos para superar las pérdidas de nuestros seres queridos.
8. Expressive-Experiential Psychotherapies. Existen varias terapias que se engloban aquí, aunque en concreto los datos de este artículo están basados en la terapia Gestalt cuyas técnicas se focalizan en la liberación y experimentación de emociones fuertes. Este tipo de terapias puede ser muy útil para algunas personas, pero perjudiciales para otras. Varios estudios revelan que es en los casos de rabia e ira donde más daño pueden causar debido a que la liberación emocional no va acompañada de herramientas cognitivas que ayuden a integrarla.
9. Boot Camp Interventions for Conduct Disorder o Campamentos Militares para adolescentes con Problemas de Conducta. Estos programas enfatizan la disciplina, la obediencia a la autoridad y la adquisición de habilidades sociales. Pues bien, algunos estudios apuntan a que este tipo de campamentos no tiene ningún efecto en los problemas de conducta; otros estudios señalan efectos adversos en los adolescentes, como el aumento de la agresividad, lo que ha llevado en varios casos a la violencia física y a sus últimas consecuencias, es decir, la muerte de algunos de los adolescentes.
10. Drug Abuse and Resistance Education (DARE) Programs (o Programas Contra el Abuso de Drogas y Educación en la Resistencia). Varios estudios han demostrado que este tipo de programas pueden mostrar efectos perjudiciales causados por la propia intervención. Son programas terapéuticos que consisten en mostrar a los niños y jóvenes el riesgo del consumo de drogas, al mismo tiempo que enseñan habilidades para resistir la presión en situaciones donde otros les incitan a tomar drogas. La mayoría de los análisis de este tipo de programas indican que son infectivos, y algunos de ellos incluso apuntan a que puede verse incrementado el consumo de alcohol y otras drogas.
11. Peer-Group Interventions for Conduct Disorder. Son grupos de adolescentes con problemas de conducta. Algunos estudios han mostrado que este tipo de grupos aumenta los niveles de conducta antisocial de los adolescentes. En cambio, lo que sí ha demostrado mejoras son los grupos dirigidos a padres y madres de adolescentes con problemas de conducta.
12. Relaxation Treatments for Panic-Prone Patients o Técnicas de Relajación para Pacientes con Ataques de Pánico. Paradójicamente, los estudios sugieren que estos tratamientos incrementan la ansiedad y la incidencia de ataques de pánico durante el proceso de relajación. Aquí también entran técnicas cuyo foco de atención se pone en el cuerpo, así como la relajación progresiva o la meditación. Por supuesto, hay evidencias de que la relajación es a menudo un tratamiento efectivo para diversos trastornos de ansiedad; sin embargo, la reciente literatura científica nos dice que debemos ser cautos con según qué pacientes.
Así, tras esta revisión de las doce psicoterapias analizadas por Lilienfeld, es importante terminar con unos cuantos apuntes que considero clave. En primer lugar, es evidente que determinadas técnicas y psicoterapias son potencialmente perjudiciales para según qué personas.

Por otro lado, completamente relacionado con lo que acabo de decir, es obvio que no todas las personas responden igual al mismo tratamiento, por lo tanto, las diferencias individuales hay que tenerlas en cuenta antes de intervenir. En último lugar, y según las palabras de Lilienfeld hacia el final de su artículo, las características del terapeuta parecen fundamentales a la hora de obtener resultados positivos o negativos, es decir, que la actitud y buen hacer del profesional será uno de los mediadores principales que condicionarán el éxito (o no) del proceso de terapia; y dos de los rasgos imprescindibles para el buen desarrollo de la terapia son la empatía y el respeto al propio ritmo del paciente.
Por tanto, insisto, es una obligación de los profesionales que nos entrenemos en las diferentes habilidades necesarias en un proceso de psicoterapia, así como estar bien formados y actualizados sobre los descubrimientos y avances científicos con el fin de preservar la salud, el bienestar y la dignidad de nuestros pacientes. No podemos perder de vista que muchas personas que se sienten vulnerables vienen a nosotros y confían en nuestras capacidades; por ello, tenemos que ofrecerles un servicio de calidad, sabiendo, si se da el caso, hasta dónde podemos llegar.
Esperanza Gómez Harriero
hola@esperanzaharriero.com
@EGHarriero
Hace un par de semanas llegó a mis manos este artículo de la revista 'Perspectives on psychological science' titulado 'Tratamientos psicológicos que causan daño', del autor Scott O. Lilienfeld. Para mí fue un descubrimiento tremendamente importante debido a mi profesión y, además, me sorprendió que se hubieran hecho estudios científicos con el objetivo de demostrar algo que ya había podido entrever en más de una ocasión. Es bien sabido, gracias a la evidencia científica, que los tratamientos psicoterapéuticos son efectivos, es decir, que generan cambios positivos en la salud de las personas más allá del azar o del efecto placebo. Por tanto, podemos afirmar que la psicoterapia funciona. Ahora bien, hay que saber con quién aplicarla y, muy importante, cómo aplicarla, ya que se ha visto que no todas las técnicas psicoterapéuticas son igual de eficaces. Es más, existen ciertas psicoterapias que pueden llegar incluso a ser dañinas en un número de casos bastante considerable. ¿Por qué en algunos casos y no en todos? Pues porque existe algo que podríamos denominar ‘mediadores’ que influyen en los resultados que determinadas técnicas de psicoterapia pueden tener sobre los pacientes (o clientes, según la corriente psicoterapéutica). Son estos mecanismos de mediación o ‘mediadores’ los que pueden actuar de forma negativa, ya sea deteriorando el estado de salud de la persona, haciendo que la mejora sea más lenta de lo que podría ser si se utilizaran otras técnicas o, simplemente, no aportándole ningún tipo de beneficio; como sea, es nuestra obligación ética saber qué estamos haciendo en cada momento. De ahí la enorme importancia de que los profesionales, por supuesto, estemos bien formados en nuestra materia, además de actualizados en los últimos descubrimientos para poder ofrecer así un servicio de calidad que no ponga en riesgo el bienestar de las personas que confían en nosotros. ¿Qué criterios, pues, se siguieron para afirmar que un tratamiento psicoterapéutico puede causar daños? El autor de este artículo enumeró tres aspectos fundamentales a tener en cuenta:Que se hayan demostrado efectos psicológicos o físicos dañinos para los pacientes/clientes o para otras personas (como, por ejemplo, sus familiares).tQue los efectos perjudiciales sean duraderos y no sólo un ligero agravamiento de los síntomas a corto plazo que suele ser característico del proceso de terapia.tQue los estudios que demuestran esos efectos perjudiciales hayan sido replicados por equipos de investigadores independientes, es decir, investigadores que no están vinculados a ninguna corriente psicoterapéutica (para evitar que los resultados estén sesgados de manera favorable o desfavorable según los propios intereses). Tras una dedicada y minuciosa revisión de toda la literatura científica sobre el tema, Lilienfeld observó doce psicoterapias que pueden ser potencialmente perjudiciales para un importante número de personas. Llegados a este punto, me parece imprescindible aclarar que es una lista provisional que elaboró el autor en 2006, y a la que añadió un par de notas: por un lado, que aunque considera estas técnicas ‘potencialmente’ peligrosas por los efectos observados, aún no puede ser una lista definitiva porque se necesitaría más investigación; y por otra parte, que a pesar de que, efectivamente, bastantes personas se han visto perjudicadas por alguna de estas técnicas, eso no quiere decir que absolutamente todas las personas expuestas a estos tratamientos vayan a verse dañadas. Los tratamientos psicoterapéuticos que debemos tomar con precaución son los siguientes: 1. Critical Incident Stress Debriefing. Es una técnica diseñada para prevenir síntomas del Trastorno por Estrés Postraumático (TEPT) después de sufrir un evento traumático. Consiste en una única sesión que dura unas 3 ó 4 horas, aunque en ocasiones se hace en varias sesiones. Se aplica en grupos durante el periodo entre 24 y 72 horas después del evento traumático, y los terapeutas se caracterizan por animar con bastante ímpetu a los participantes a que expresen sus emociones negativas, así como a explicarles los síntomas de TEPT que es probable que experimenten. Además, en cierta forma intimidan a los miembros del grupo que quieran retirarse de la sesión una vez ha comenzado. Según los estudios, esta técnica no sólo no protege de desarrollar síntomas de TEPT, sino que además se ha visto que puede llegar a causar efectos perjudiciales a largo plazo (síntomas agravados de TEPT, ansiedad) al impedir el desarrollo del proceso natural de recuperación que todas las personas tenemos tras ser expuestas a eventos traumáticos. 2. ‘Scared Straight' Programs. Estos programas de intervención intentan atemorizar a los adolescentes para que se alejen de actos criminales exponiéndolos a la dura realidad que conlleva una vida en prisión. Actualmente sabemos que no sólo son inefectivos, sino que, peor aún, incrementan las posibilidades de que los adolescentes cometan crímenes. 3. Facilitated Communication. La premisa de esta técnica es que las deficiencias comunicativas en los niños con autismo se atribuyen a problemas motores, y no a problemas cognitivos. Este tipo de intervención consiste en que, con la ayuda de una persona facilitadora que agarra las manos de los niños con autismo o con otros trastornos del desarrollo, éstos se comunican usando un teclado de ordenador. Sin embargo, los estudios han demostrado que esos mensajes transmitidos no son siempre producidos por los niños, sino que de alguna manera, consciente o inconsciente, las personas facilitadoras guían las manos de los niños a través del teclado. Así, esta técnica se ha visto asociada a más de 60 alegaciones de abuso sexual infantil contra los padres de niños con autismo, de los cuales la inmensa mayoría nunca han podido corroborarse. 4. Attachment Therapies. Los terapeutas que aplican este tipo de técnicas (algo así como ‘terapias de fijación’) afirman que en los niños que son separados de sus padres biológicos se producen efectos adversos duraderos, incluyendo una intensa rabia. Para intervenir sobre esa rabia que, en teoría, guardan estos niños, los terapeutas utilizan técnicas que pueden ser muy agresivas e intrusivas, donde incluso tienen cabida abusos verbales y/o la contención física del paciente. Una variante de este tipo de técnicas consiste en que el terapeuta o algún coterapeuta agarre a un niño y lo obligue a mirarlo a los ojos. Otra muy usada, llamada ‘rebirthing’, se basa en que algún trauma durante el nacimiento genera rabia reprimida y ésta debe ser liberada a través de la re-experimentación del nacimiento; durante las sesiones, los terapeutas han llegado a cubrir a los niños con mantas, sentarse sobre ellos y presionar repetidamente para simular el proceso del nacimiento. Se conocen varios casos de niños que han llegado a morir durante estas sesiones. 5. Recovered-Memory Techniques. Son técnicas de recuperación de recuerdos como las visualizaciones guiadas o la hipnosis. Aunque faltan más estudios que lo confirmen, existe una considerable evidencia de que estas técnicas pueden producir en algunas personas falsos recuerdos creados de forma subjetiva. Además, los datos nos dicen que tras aplicar este tipo de técnicas, aumenta cinco veces el número de personas con ideaciones suicidas. 6. Dissociative Identity Disorder (DID)-Oriented Psychotherapy o Psicoterapia Dirigida a Personas con Trastorno de Identidad Disociativo (TID). Los defensores de esta terapia creen que los pacientes con TID ‘tienen’ varias personalidades latentes que deben salir a la luz para lograr el éxito terapéutico; sin embargo, los datos nos dicen que puede alcanzarse tal éxito aunque haya personalidades que se mantengan, por decirlo así, ocultas. Lo peligroso de esto es que muchas de estas personalidades se asocian con comportamientos autolíticos, intentos de suicidio y agresiones hacia otras personas, y cuando los terapeutas que aplican esta terapia presionan para que dichas personalidades salgan, se corre el riesgo de desestabilizar a la persona. Al mismo tiempo, hay evidencia de que muchas personalidades que salen a la luz durante el proceso de terapia son producto de la sugestión, es decir, que es la creencia del propio terapeuta la que condiciona al paciente. 7. Grief Counseling for Normal Bereavement (algo así como ‘servicios de apoyo emocional para el duelo normal’ o, mejor dicho, para duelos ‘no complicados’). La evidencia científica nos muestra que, en casos de duelos no complicados, una intervención de este tipo aumenta el deterioro emocional de las personas hasta en un 50%, probablemente porque la propia terapia interviene en los procesos naturales que todas las personas tenemos para superar las pérdidas de nuestros seres queridos. 8. Expressive-Experiential Psychotherapies. Existen varias terapias que se engloban aquí, aunque en concreto los datos de este artículo están basados en la terapia Gestalt cuyas técnicas se focalizan en la liberación y experimentación de emociones fuertes. Este tipo de terapias puede ser muy útil para algunas personas, pero perjudiciales para otras. Varios estudios revelan que es en los casos de rabia e ira donde más daño pueden causar debido a que la liberación emocional no va acompañada de herramientas cognitivas que ayuden a integrarla. 9. Boot Camp Interventions for Conduct Disorder o Campamentos Militares para adolescentes con Problemas de Conducta. Estos programas enfatizan la disciplina, la obediencia a la autoridad y la adquisición de habilidades sociales. Pues bien, algunos estudios apuntan a que este tipo de campamentos no tiene ningún efecto en los problemas de conducta; otros estudios señalan efectos adversos en los adolescentes, como el aumento de la agresividad, lo que ha llevado en varios casos a la violencia física y a sus últimas consecuencias, es decir, la muerte de algunos de los adolescentes. 10. Drug Abuse and Resistance Education (DARE) Programs (o Programas Contra el Abuso de Drogas y Educación en la Resistencia). Varios estudios han demostrado que este tipo de programas pueden mostrar efectos perjudiciales causados por la propia intervención. Son programas terapéuticos que consisten en mostrar a los niños y jóvenes el riesgo del consumo de drogas, al mismo tiempo que enseñan habilidades para resistir la presión en situaciones donde otros les incitan a tomar drogas. La mayoría de los análisis de este tipo de programas indican que son infectivos, y algunos de ellos incluso apuntan a que puede verse incrementado el consumo de alcohol y otras drogas. 11. Peer-Group Interventions for Conduct Disorder. Son grupos de adolescentes con problemas de conducta. Algunos estudios han mostrado que este tipo de grupos aumenta los niveles de conducta antisocial de los adolescentes. En cambio, lo que sí ha demostrado mejoras son los grupos dirigidos a padres y madres de adolescentes con problemas de conducta. 12. Relaxation Treatments for Panic-Prone Patients o Técnicas de Relajación para Pacientes con Ataques de Pánico. Paradójicamente, los estudios sugieren que estos tratamientos incrementan la ansiedad y la incidencia de ataques de pánico durante el proceso de relajación. Aquí también entran técnicas cuyo foco de atención se pone en el cuerpo, así como la relajación progresiva o la meditación. Por supuesto, hay evidencias de que la relajación es a menudo un tratamiento efectivo para diversos trastornos de ansiedad; sin embargo, la reciente literatura científica nos dice que debemos ser cautos con según qué pacientes. Así, tras esta revisión de las doce psicoterapias analizadas por Lilienfeld, es importante terminar con unos cuantos apuntes que considero clave. En primer lugar, es evidente que determinadas técnicas y psicoterapias son potencialmente perjudiciales para según qué personas. Por otro lado, completamente relacionado con lo que acabo de decir, es obvio que no todas las personas responden igual al mismo tratamiento, por lo tanto, las diferencias individuales hay que tenerlas en cuenta antes de intervenir. En último lugar, y según las palabras de Lilienfeld hacia el final de su artículo, las características del terapeuta parecen fundamentales a la hora de obtener resultados positivos o negativos, es decir, que la actitud y buen hacer del profesional será uno de los mediadores principales que condicionarán el éxito (o no) del proceso de terapia; y dos de los rasgos imprescindibles para el buen desarrollo de la terapia son la empatía y el respeto al propio ritmo del paciente. Por tanto, insisto, es una obligación de los profesionales que nos entrenemos en las diferentes habilidades necesarias en un proceso de psicoterapia, así como estar bien formados y actualizados sobre los descubrimientos y avances científicos con el fin de preservar la salud, el bienestar y la dignidad de nuestros pacientes. No podemos perder de vista que muchas personas que se sienten vulnerables vienen a nosotros y confían en nuestras capacidades; por ello, tenemos que ofrecerles un servicio de calidad, sabiendo, si se da el caso, hasta dónde podemos llegar. Esperanza Gómez Harrierohola@esperanzaharriero.com@EGHarrierohttps://www.facebook.com/HarrieroPsicoterapiaswww.esperanzaharriero.com