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El runrún: La Ibense por partida doble
Al igual que florece el azahar en los naranjos, en la ciudad de Huelva vuelven a abrir sus puertas las heladerías tras su descanso de hibernación. Unas por primera vez y otras después de unos años
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Ya es temporada de helados. En verano a todo el mundo se le apetecerá uno, pero entre torrija y torrija, ya muchos van degustando este manjar cremoso y dulce. Ya dábamos cuenta el otro día que regresaban Pura Vida, en la calle Berdigón, con su helado de torrija como primer sabor efímero. También está en marcha la heladería valenciana Xhambit, en la Avenida Federico Molina, cuyo chef heladero, José Bolaños Pinto, recientemente logró el primer premio de la tercera edición del Gran Premio del Helado con un sabor de chocolate blanco con pistachos y un cremino de pistachos al 15% de Borges. En la calle Rascón el año pasado abrió la heladería 'Los Caprichos de La Ibense', con parte de los antiguos empleados del mítico establecimiento de la calle Concepción impulsados por un socio inversor. Este mismo viernes han reabierto.
Pero la estirpe de La Ibense no acaba aquí y en la calle Arquitecto Pérez Carasa número 2, frente a Sfera, ha abierto una nueva heladería este jueves. Nueva pero la de siempre. «Gracias a todos los que nos acompañastéis con cariño y a todos los que no pudieron resistirse y se llevaron su helado favorito. Nos vemos cada día desde las 12.00 h.», indicaron este viernes en las redes sociales tras un gran estreno La Ibense, que lleva meses dando contenido a sus perfiles hasta que además pueden ofrecer por fin helados.Así que quienes quieren seguir degustando el sabor tradicional de este lugar, como el del helado de mantecado que creó Carola Vilaplana Picó, abuela de los actuales propietarios, ya saben dónde pueden ir. Desde luego, si Huelva es capital gastronómica por su gran despensa de productos del mar y la tierra, en cuestión de helados también está de lujo. Al igual que florece el azahar en los naranjos, en la ciudad de Huelva vuelven a abrir sus puertas las heladerías tras su descanso de hibernación. Unas por primera vez y otras después de unos años.
'Asnoterapia' en El Rocío
El próximo domingo, la aldea de El Rocío recibirá a un invitado muy especial en la segunda edición del 'Camino del Rocío sin Barreras': el burrito 'Benemérito'. Este adorable pollino, casi recién nacido y bautizado en honor a los dos guardias civiles asesinados por los narcos en Barbate, participará como 'asnoterapeuta' en las actividades destinadas a los peregrinos con necesidades especiales.
Con menos de un mes de vida, 'Benemérito' ya ha comenzado a destacar como asistente en terapias para personas con necesidades especiales. Su participación reciente en una visita escolar de educación especial en Doñana fue solo el inicio de su carrera como 'asnoterapeuta', como han venido a llamarlo sus responsables.
El simpático orejudo será desplazado a El Rocío por el equipo de voluntarios de la Asociación 'El Burrito Feliz' y jugará un papel fundamental en los talleres de arte y 'abrazoterapia' organizados cerca del santuario rociero. Esta iniciativa, que busca facilitar la accesibilidad a personas con necesidades especiales en El Rocío, ha recibido el apoyo de entidades políticas andaluzas y de la Universidad CEU San Pablo de Sevilla, cuyo voluntariado se volcará en brindar apoyo a los peregrinos en sus desplazamientos y cuidados personales.
El 'Camino del Rocío sin Barreras' ya es un referente de integración y accesibilidad, contando con la participación activa del Ayuntamiento de Almonte y diversas hermandades rocieras. En esta ocasión, la presencia de 'Benemérito' –que llegará acompañado de su madre– promete generar una gran expectación entre los asistentes, no solo por su juventud y tierno aspecto, también por el emotivo homenaje que implica su nombre.
El incansable trabajador del Puerto de Huelva
Él está en su sitio, dando indicaciones. Pasan las horas y las horas y ahí sigue. Constante en su función, sin caer en el desaliento, trabaja, trabaja y trabaja. Es el trabajador incansable del Puerto de Huelva.
Muchos lo habrán visto estos días y les habrá engañado su apariencia. Vestido con un mono amarillo reflectante y con la cabeza cubierta por un casco azul, pero no es de la ONU. En la mano derecha empuña una señal de dirección obligatoria –una flecha blanca sobre un círculo azul–. Está situado en la entrada de las instalaciones del Puerto de Huelva justo al final del puente sobre el río Tinto, en el Muelle Ingeniero Juan Gonzalo, tras dejar atrás la estatua de Colón en la Punta del Sebo.
Este acceso a las instalaciones portuarias está cubierto por una línea de conos para indicar que está cerrado al tráfico y para reforzar ese mensaje e instar a continuar y acceder por otro lado se encuentra dicho trabajador. Llueva, haga niebla, más frío o calor, ahí está impenitente, bien firme y moviendo su brazo derecho de arriba a abajo. No para hacer una pausa y tomar un café, para fumar o comer algo.
En realidad, como muchos habrán deducido,no se trata de un ser humano, sino de un muñeco cuyo mecanismo no para nunca. Por eso es tan efectivo y constante. No pocos conductores habrán pasado cerca de él y habrán pensado que era un operario o han tardado en caer en la cuenta que el hierático rostro pertenecía a un muñeco y no a una persona de carne y hueso. Esté del material que esté hecho, sin duda es un buen candidato a empleado del mes.