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El runrún: El espíritu de Curro Rangel sigue vivo en Matalascañas

Almonte tuvo el pasado jueves un emocionado recuerdo a una de las personas más populares y queridas de la localidad costera

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Curro tras la barra de su establecimiento AYTO.ALMONTE

El Ayuntamiento de Almonte rindió homenaje en su último pleno a Curro Rangel, una de esas personas que dejan una huella indeleble entre quienes la conocieron, en su caso como propietario del restaurante que lleva su nombre en Matalascañas. El acto, sencillo pero cargado de emoción, contó con la presencia de la familia del homenajeado, agradecida por este gesto de reconocimiento.

Curro Rangel nació en Osuna en 1955, pero fue a los 30 años cuando su vida cambió al trasladarse a a Matalascañas, donde asumió las riendas del restaurante Tartessopolis, que acabó transformando en lo que hoy conocemos como Casa Curro, un lugar que con los años se convirtió en mucho más que un simple negocio de restauración: era el punto de encuentro de todo aquel que pisaba la costa. Vecinos y turistas, pero también celebridades del calibre de Julio Iglesias, Rocío Jurado o Isabel Pantoja, disfrutaban de la hospitalidad de Curro, que, además de ofrecer buena comida, tenía siempre a punto una sonrisa y una anécdota que contar.

Un momento del homenaje que le rindió el pleno youtube

Lo que realmente convirtió a Curro en una leyenda local fue su implicación en la vida de de Matalascañas. No solo era un gran empresario, sino una persona que, con una generosidad incansable, ayudaba a los que lo necesitaban. ¿Que un turista se perdía? Curro se convertía en el taxista improvisado. ¿Que había que organizar alguna actividad? Él no dudaba en ponerse al frente. Siempre dispuesto a echar una mano en todo lo que fuera necesario, su carácter cercano y su disposición para colaborar hicieron de él una figura imprescindible y muy querida por todos.

Así lo recordó el alcalde, Francisco Bella, durante el pleno: «Lo que queda en la memoria de todo el mundo son aquellas personas que han pasado por Matalascañas haciendo de él un lugar magnífico. Yo creo que Curro es una de esas personas, un hombre de conversación fácil, un hombre que además agradecía el hecho de estar aquí. Hoy realmente su espíritu sigue estando con nosotros. Cualquiera que pase por la puerta del restaurante y vea Casa Curro recordará siempre a esa figura, que estaba detrás del mostrador o fuera de él y que te acogía con tanto cariño y con tanta complicidad»

Y, como dice el alcalde, aunque Curro ya no esté para seguir dándole ese toque tan especial a su local, su espíritu sigue presente. Hoy en día, su hija, María del Mar, y su yerno, Juan, mantienen vivo el legado familiar, continuando con el negocio que, más que un restaurante, es un símbolo de hospitalidad y tradición en Matalascañas.

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