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El runrún: Un 8M desangelado
A pesar de la vigencia de muchos objetivos del feminismo, el ambiente parece mucho más tibio que en años anteriores, especialmente entre quienes desde hace años han abanderado las movilizaciones
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Estafa con la Aemet como gancho

Da la sensación de que la conmemoración del 8M en este 2025 está pasando de puntillas por los medios, y en Huelva hasta el cielo parece conspirar para aguar la manifestación prevista este sábado en la capital. Lo curioso es que, a pesar de la urgencia de muchas de las demandas del colectivo feminista, el ambiente parece mucho más tibio que en años anteriores, especialmente entre quienes en los últimos años han abanderado la movilización del movimiento en todo el país. Efectivamente, la hoguera a la que hasta hace poco la izquierda arrojaba a rivales políticos, periodistas o jueces, parece arder con menos intensidad este año. Pero, ¿cuál es la causa? Probablemente se trate de una mezcla de divisiones internas del movimiento, cansancio social o falta de una gran idea común. Lo que empezó como un frente unido se ha ido dividiendo en ríos, afluentes y hasta riachuelos ideológicos que, como vemos a diario, a
La hoguera a la que hasta hace poco la izquierda arrojaba a rivales políticos, periodistas o jueces, parece arder con menos intensidad este año
veces parecen más interesados en pelearse entre ellos que en luchar contra el patriarcado. Este año, en lugar de un mensaje claro y potente, hemos visto un batiburrillo de voces que no siempre se ponen de acuerdo ni en el tono ni en el contenido. Y claro, a los medios les encanta un buen titular, pero si no hay un relato cohesionado, poco hay que amplificar. Y por supuesto, como el gran elefante en la habitación, la conmemoración del 8M de este año se ha visto condicionada por los recientes casos que involucran a dos figuras emblemáticas de la izquierda española: Íñigo Errejón y Juan Carlos Monedero. Ambos políticos, tradicionalmente presentes en las manifestaciones feministas, se encuentran ahora apartados de sus partidos (Sumar y Podemos, respectivamente) debido a acusaciones por presuntos casos de acoso y agresión sexual. La influencia de estos escándalos en el retraimiento de la izquierda parece evidente, como indican incluso desde dentro de estos partidos. Amanda Andradés, secretaria de Feminismos de Sumar, ya ha dicho que estos episodios han generado un impacto negativo en la izquierda y en la sociedad, afectando su credibilidad y debilitando su discurso feminista. Esta situación ha contribuido a que muchas y muchos líderes políticos que tradicionalmente encabezaban la jornada del 8M hayan preferido mantener un perfil bajo en esta edición. La izquierda feminista, una vez más, llega a esta conmemoración dividida, con una caída significativa del entusiasmo y la movilización social respecto a años anteriores; sin embargo, en manos de las onubenses está, por la parte que nos toca, demostrar este sábado que los objetivos planteados por el movimiento están muy por encima de las circunstancias personales de quienes se erigieron en su día como sus únicos defensores legítimos.