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El runrún: ¿Más control en el 'Urban Fest' de Gibraleón?
La tercera edición del Buena Vibra Urban Fest tiene dos retos por delante: superar el número de asistentes del pasado año y evitar ser señalado por su escaso control del consumo de alcohol y drogas en el recinto
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El próximo 29 de marzo, como contamos el pasado martes, Gibraleón acogerá la tercera edición del Buena Vibra Urban Fest, un festival que ha logrado enganchar a los seguidores de la llamada «música urbana» y que en esta tercera entrega esperar repetir –al menos– el éxito de las dos primeras. No está de más recordar que en la del año pasado el festival se vio envuelto en una cierta polémica tras las quejas de algunos padres que consideraron que el ambiente no era adecuado para los menores. A pesar de haberse promocionado como un evento para todos los públicos –al igual que ocurre este año–, hubo denuncias relacionadas con el insuficiente control del consumo de alcohol y drogas, por ejemplo, lo que generó bastante revuelo en las redes sociales. Dentro del recinto, una carpa cerrada, denunciaron que se fumaba tabaco, 'vapes' y porros, «vendían alcohol a todo el que se acercaba siempre que no llevara la pulsera de menor de 16, es decir, que lo vendían a menores de 16 y 17 años». La mezcla de público, que incluía a niños de 12, 13 y 14 años, desembocó, según explicaron a este periódico, en un ambiente poco apropiado para la edad de los asistentes.
Para esta tercera edición, la organización anuncia un dispositivo de seguridad compuesto por «más de 50 efectivos, con personal técnico cualificado, médicos y ambulancias» listos para minimizar cualquier incidente. En cuanto a las condiciones para el acceso, aclaran que todo menor de 16 años deberá ir acompañado en todo momento de uno de sus progenitores, ambos con su entrada y el DNI original y la autorización debidamente cumplimentada. Además, se mantiene de forma estricta la prohibición del consumo de alcohol y tabaco a menores de 18 años, siendo el incumplimiento de esta normativa motivo suficiente para la denegación del acceso o la expulsión del recinto. Al menos sobre el papel, ya que la propia organización reconoció el año pasado que es prácticamente imposible controlar en este ambiente a quienes quieren saltarse las normas. De ahí que cada uno deba extraer sus propias conclusiones de lo ocurrido el año pasado; los organizadores, que obviamente no están dispuestos a renunciar a los ingresos por la venta de entradas a los menores de 18 años, tratando de ser más rigurosos con sus propias normas; y los padres de los menores interesados en asistir, asumiendo que este Urban Fest, como muchos otros del mismo estilo, no es una fiesta para niños.