CONFIDENCIAL
El runrún: Los pisos 'malditos' de Francisco Montenegro
Este jueves planteaba la Mesa de la Ría en sus redes sociales un acertijo no apto para los más jóvenes.

Mostraba la fotografía de un bloque de viviendas, aparentemente abandonado y preguntaba a sus seguidores si conocían qué barriada era, dónde estaba y por qué hubo que demolerla. No tardó en resolverse el misterio: se trataba de uno de los edificios construidos por la Autoridad Portuaria para alojar a sus trabajadores. Al menos ese es el dato en el que coinciden mayoritariamente los comentarios. Sí hay más debate en cuanto a los motivos de su demolición, aunque el cercano polo químico, a solo unos metros de las viviendas, está presente en ambas explicaciones. Aunque la razón más aceptada del desalojo a principios de los ochenta –y su posterior derribo 20 años después– es la contaminación extrema a la que estaban expuestos sus vecinos, hay quien sugiere que también tuvo algo que ver la presión que supuestamente ejercieron las fábricas del polo para que la ciudad no se expandiera por la ría. Incluso –aporta otro comentario– se habló también de una mala cimentación debido a su construcción sobre terreno fangoso, un argumento con más pinta de excusa que de otra cosa. Porque lo que cualquier onubense sabe es que la industria química, por aquel entonces, contaminaba en Huelva de un modo salvaje y vivir en Francisco Montenegro era, literalmente, jugarse la vida. A los más jóvenes, que quizá no ubiquen con exactitud el lugar donde se erigieron estos tres bloques de viviendas, les invitamos a un pequeño viaje en el tiempo para que comparen a través de dos fotografías aéreas cómo era aquella zona a comienzos de los ochenta y cómo es en la actualidad.

La parcela se situaba entre las calles Joaquín Turina y Sabina Negral (que por entonces ni siquiera existía) y hoy está ocupada por locales comerciales y oficinas. Testigo de aquellos años, el Kiosko Manolín, que ocupaba precisamente uno de los bajos de aquellos edificios ‘malditos’ y que terminó estableciéndose unos metros más allá, donde se encuentra en la actualidad.
Tejer en público, desplazado por las elecciones. Cierto es que antes de cualquier campaña, las juntas electorales autorizan los lugares en los que deben desarrollarse mítines y otros actos de campaña pero la pregunta es si no cabe cierta flexibilidad para cambiar los escenarios para la propaganda política, comenzando por los propios partidos. Desde el pasado mayo (a mediados de mes), ‘Trapos con otro Punto’, un negocio local ubicado en la Plaza de la Merced, anunciaba que este año, el Día Mundial de Tejer en Público (que se celebra tal día como hoy, 9 de junio) se haría en la referida plaza (La Merced), una convocatoria muy visual que además se convierte en esta ocasión en una jornada de convivencia con personas mayores. La iniciativa, con mucho tirón, tiene esta edición un plus añadido de valor social y solifdario. Pues bien, hace tan solo dos días, la responsable de ‘Trapos con otro Punto’, Fali Durán, anunciaba un cambio de última hora: “Un mitin político nos obliga a desplazar el encuentro hasta el Paseo de Santa Fe” informaba a los seguidores y participantes en redes. Las protestas han seguido al anuncio por los mismos canales: “No queremos políticos, queremos veros tejer”, lamentan algunos de los comentarios. El acto de campaña es de Adelante Huelva, que ha convocado a las 19.00 horas con participación de miembros de la candidatura que encabeza Lola Muñoz. A esas mismas horas, se está tejiendo en Santa Fe a convocatoria del taller-tienda de Fali Durán.

Virtual, pero también mujer: así es la asistente de la UHU. A priori es una iniciativa a aplaudir, por supuesto, ya que se pone en marcha para ayudar al alumnado y tratar de resolver, de manera rápida, las dudas que le puedan surgir en el proceso de inscripción y matrícula. Hablamos del asistente virtual puesto en marcha por la Universidad de Huelva, un ‘chatbot’ que, según explican desde la UHU, usa tecnología de procesamiento del lenguaje e inteligencia artificial para proporcionar información inmediata a los usuarios, con una disponibilidad horaria total. Este asistente –gracias a la inteligencia artificial- no solo ofrecerá información sobre las titulaciones y los procesos, sino también sobre otros asuntos como el horario de las salas de estudio o cómo conectarse al wifi. Hasta ahí todo estupendo, claro –sobre todo si una vez puesta en marcha funciona-, pero no hemos podido pasar por alto un pequeño detalle, que es el nombre de este asistente –o asistenta-: Carmen. ¿Qué problema hay? Ninguno, se llama así en honor del campus de mayor extensión de la Universidad –indica la Onubense-, pero si nos ponemos las gafas violetas no podemos dejar de advertir que seguimos nombrando a todas las asistentes virtuales con nombres femeninos. ¿Nos falla el subconsciente y damos por hecho que lo de facilitar y asistir es una tarea solo de mujeres? Tenemos a Siri, a Alexa, y ahora, a nivel local, a Carmen. Bien la justificación de la UHU, que sin embargo nunca ha elegido éste –ni casi ningún otro nombre femenino, a excepción del de Marie Curie- para nombrar edificios. Estos son Juan Agustín de Mora, José Isidoro Morales, Alonso Barba, Pérez Quintero, Vicente Rodríguez Casado, Jacobo del Barco, Jack Rodney, Paulo Freire, etc… Pero la asistente virtual, esa sí es Carmen…
