CONFIDENCIAL
El runrún: Lo inimaginable en objetos perdidos
Nadie es perfecto y seguro que un defecto de muchos de nosotros es dejarnos olvidadas cosas. Los quebraderos de cabeza para después encontrar lo perdido son importantes, pero si el enredo llega a buen final todo se pasa y el alivio es enorme. El problema persiste cuando no se recupera lo extraviado y se pierde la esperanza.



A la rica castaña china. Las grandes cadenas de supermercados llevan desde hace tiempo esforzándose en limitar la presencia en sus estanterías de productos importados que tengan su equivalente nacional, aunque en muchos casos esto se traduzca en un encarecimiento de la cesta de la compra y probablemente menores ingresos para estos gigantes de la distribución. Con una sociedad cada vez más concienciada con los problemas del campo, mostrarse sensible con los productores locales se ha convertido en una prioridad para Mercadona, Carrefour, DIA o Lidl, por poner solo algunos ejemplos. Que esta estrategia se deba a un verdadero compromiso con el sector agrario o no sea más que una estudiada y rentable campaña de imagen, lo dejamos a criterio del lector. Aun así, no hay más que echar un vistazo a los lineales de estos supermercados para descubrir orígenes exóticos en infinidad de etiquetas de productos cotidianos. El problema surge cuando lo que se pone a la venta es algo no ya solo disponible en nuestro país, sino un producto típicamente local. Aunque ha podido ocurrir en cualquier otro establecimiento, eso es lo que le ha ocurrido a un cliente sevillano de Mercadona que le dio por fijarse en la procedencia de las castañas que la cadena valenciana ofrece al público. “Me pregunto si Mercadona no sabe que Huelva está más cerca de Sevilla que China, y además tiene mejores castañas”. Como ya hemos dicho en otras ocasiones ante ejemplos parecidos, la lógica del mercado tiene sus propias leyes y estas cadenas la suelen aplicar a rajatabla, salvo las honrosas excepciones a las que nos referimos; de ahí que cada vez más consumidores opten por tiendas donde prima el género local, una opción no siempre más barata, pero desde luego sí más justa.
