Agridulces tablas en un partido que nunca se debió haber jugado (1-1)

R Ubric

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03/11/2024
Actualizado a las 20:28h.

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No era fin de semana para el fútbol. Es inexplicable que se jugara. Va 'contra natura'. No tenía sentido, con el caos, la muerte y el llanto sobrevolando España dirección Valencia, que hubiese deporte en cualquier modalidad y categoría. No hubiese costado nada parar y mostrar solidaridad, unión y apoyo cada cual desde su parcela. Los ojos y la mente de la sociedad no están estos días para nada más que para sufrir esas desgracias ajenas. Para acompañar el dolor. Para mirar a tus hijos o a tus padres e intentar que no se te salten las lágrimas. Maldita Dana. Qué injusto todo.

Otros son partidarios de aferrarse al dicho de que la vida sigue y que cuanto antes hay que recuperar la normalidad. Bueno, pues cada uno que piense lo que piense. El caso es que la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) decidió que se jugase el Atlético Sanluqueño-Recreativo de Huelva, así que vamos al lío con la crónica. Que ganas no había, pero es lo que toca. El trabajo manda y la procesión va por dentro. Maldita Dana. Qué injusto todo.

Habrá que ver de nuevo aquello de la botella medio llena o medio vacía. El Recre progresa. Pero lo hace muy lentamente y tiene la inmensa suerte de que la categoría es la más mala de los últimos años y por arriba el que suba y los que jueguen los 'play-offs' lo harán con menos puntos que nunca en la historia, mientras que por abajo se salvarán los menos malos. No los mejores. Eso está claro. El nivel de cada partido es peor que el anterior y los empates son la tónica dominante. El caso es que el Decano lleva ya tres jornadas sin perder, marcha a sólo un punto de la salvación (aunque continúa colista) y en defensa únicamente ha recibido cinco tantos en sus siete últimos encuentros. Pero mirando lo negativo, su profundidad de banquillo es para hacérselo mirar a la dirección deportiva (únicamente hay un decente once tipo -vamos, como la pasada campaña) y su proyección ofensiva sigue siendo escasa, además de que parece que hace falta que el equipo reciba un golpe para que espabile. Maldita Dana. Qué injusto todo.

Abel Gómez ni era alto, rubio y fuerte como Brad Pitt cuando ascendió al Recre y rozó los puestos de 'play-off' a la categoría de plata, ni ahora es bajito, feo y gordo como Sancho Panza cuando el equipo es colista de la tabla y apenas juega un pimiento. Es un buen técnico, que llegará más pronto que tarde al fútbol profesional, y un currante que, sin hacer ruido, saca lo máximo con los mimbres que le dan, que casi siempre han sido escasos. No se sabe a ciencia cierta si el presupuesto del club albiazul dentro de la Primera RFEF es de los altos o de los bajos, pero lo que sí es un dato objetivo e irrefutable es que la plantilla es bastante cortita y justa, y con eso no se pueden hacer milagros. Además, está todo (por suerte para el Decano) tan igualado en las catacumbas de la clasificación, que ganando un par de partidos seguidos se alejaría del peligro y estaría ya prácticamente en la zona templada de la clasificación. Ojalá esa situación llegue antes de la apertura del mercado invernal para después mover las piezas que se puedan (siempre y cuando Gildoy no ande ya por estos lares). Maldita Dana. Qué injusto todo.

Tres cambios hizo el técnico respecto al sufrido triunfo ante el Alcorcón, y lo hizo amoldándose al terreno de juego de El Palmar y a las características de su rival cuando juega en su feudo. En el lateral zurdo Davinchi descansó y volvió Alberto López; en la banda izquierda estuvo Antonio Domínguez por el frágil Bekkouche (no era un encuentro ni mucho menos para él) y como pivote; y ante la ausencia de César Moreno, jugó Malam Camará, que al igual que el día del Villarreal B sigue sin dar señales de ser un jugador que aporte algo que echarse al paladar. Ni fu ni fa. Arriba repitió Pablo Caballero para ver si pillaba alguna, y casi lo hace en la primera parte en un buen centro de Luis Alcalde, futbolista que va a más y que cada día tiene más presencia y se le ve más cómodo. En la primera parte el Decano no existió apenas en ataque. Lo bueno es que el Atlético Sanluqueño tampoco es nada del otro jueves y será un clarísimo candidato a pelear por los puestos bajos de la tabla una vez más en este curso. Maldita Dana. Qué injusto todo.

De ahí que al descanso se llegara con justas tablas (hubo un gol bien anulado a los locales por un claro empujón previo a Raúl Navas), lo mismo que no se puede decir que fuese injusto el empate al final del tiempo reglamentario. Y eso que, a diferencia de en el primer acto, en el segundo al menos los aficionados de ambos equipos (de nuevo hubo una elogiable presencia de hinchas albiazules) no estuvieron todo el rato bostezando y la cosa estuvo animada y competida (otra cosa es hablar de la calidad técnica del encuentro). A ello contribuyó que en uno de los escasos despistes de la zaga albiazul, en la que todos sus inquilinos están yendo a más con el paso de las semanas), los gaditanos se adelantaran con un tanto de José Enrique, que llevó a la red un despeje de Rubén Gálvez tras un envenado disparo de Valverde. Maldita Dana. Qué injusto todo.

Era el minuto 56 y a partir de ahí incomprensiblemente el Sanluqueño se durmió y dio un paso atrás que aprovechó a medias el Decano para ser mejor de ahí al final. Y digo a medias porque se conformó con el empate y le faltó ambición para haber logrado su necesario primer triunfo del ejercicio lejos del Nuevo Colombino. En una acción de pardillo del lateral zurdo Carbonell, llegó el penalti cometido sobre Nico Njalla que llevó a la red Caye Quintana, que acababa de saltar al césped por Pablo Caballero y anotó su tercer gol de la temporada. Era el segundo penalti en dos jornadas seguidas a favor del Recre. Habría sido ya mucho pedirle a los árbitros que le concedieran otro más. Pero el caso es que lo hubo en un clarísimo empujón sobre el propio delantero isleño que en esta ocasión no pitaron. Maldita Dana. Qué injusto todo.

En una acción individual, Carbonell rozó el gol para el Sanluqueño, pero daba la sensación de que el 1-2 estaba más cerca que el 2-1. Al Recre le faltó tiempo y convicción para haber dado un pasito adelante en ataque con la entrada de David Soto y Juan Cerrudo en las bandas. Moralmente tenía el choque encarrilado pero apenas gozó de ocasiones claras en el tramo final. Tampoco tiene banquillo para mucho más. Son tres jornadas sin perder, que no es poco para como pintaba hace poco la situación. Abel Gómez resiste. Cualquier otro técnico que hubiese llegado hace un mes no hubiese enderezado tampoco el rumbo. Ganarle el sábado al Algeciras supondría zanjar buena parte de la crisis y a lo mejor hasta salir de la zona de descenso. Tan lejos, tan cerca. Va lloviendo menos en la siempre delicada entidad albiazul. Aunque hablar de la lluvia no es precisamente algo que me apetezca hoy. Maldita Dana. Qué injusto todo.

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