Tres de las cinco playas más largas de España se encuentran en Huelva
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Si Doñana es una paraíso para la flora y la fauna, también lo es para quien desee disfrutar de la costa en un entorno salvaje
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Una de las principales cualidades que buscamos en un destino vacacional playero es es que éste se encuentre en un entorno propicio para el descanso. Como todos sabemos, la imagen de una playa desierta, virgen y salvaje evoca un refugio paradisíaco de paz y sosiego, lejos del bullicio cotidiano. Para encontrar estos lugares idílicos lejos de las sombrillas apretadas, el ruido de los bañistas y la música de los chiringuitos, hay una característica fundamental que debemos tener en cuenta por encima de cualquier otra: el tamaño de la playa. Y en este punto hay una zona de la geografía española que juega con ventaja. En primer lugar, porque su desarrollo turístico ha sido especialmente ordenado, primando la calidad sobre la cantidad; y en segundo término, porque cuenta con un clima privilegiado y un litoral donde, por ejemplo, podremos darnos un chapuzón en pleno corazón de Doñana. Hablamos de Huelva, naturalmente.
Tesoros naturales
Y es que nos acabamos de referir, ni más ni menos, que a la playa más larga de España, la de Doñana, un impresionante tesoro natural que se extiende a lo largo de 28 kilómetros. Situada dentro de este área protegida, la playa abarca tanto el Parque Nacional como el Parque Natural de Doñana, con una superficie total de aproximadamente 122.000 hectáreas. De estas, casi la mitad pertenecen al parque nacional, mientras que el resto forman parte del parque natural.

Para preservar su estado natural y salvaje, el acceso a ciertas áreas de esta magnífica playa está restringido. Sin embargo, fuera de los límites del parque nacional, se encuentran otras playas igualmente amplias y casi inalteradas, como la Playa del Pico del Loro y Cuesta Maneli, dos enclaves que ofrecen paisajes naturales impresionantes y aguas tranquilas, perfectas para disfrutar de un baño y desconectar del mundo.
No nos alejamos mucho, ni siquiera nos movemos del municipio de Almonte, para referirnos a la playa de Castilla, que se extiende desde el oeste de Matalascañas hasta Mazagón. En total, son unos impresionantes 17 kilómetros donde, incluso en julio y agosto, es común instalar la sombrilla sin tener a nadie a menos de 100 metros de distancia, incluso más, si uno se aleja de los accesos más concurridos.

Ahora nos dirigiremos a la tercera playa onubense incluida en el 'top five' de las más largas de España, la Playa de Nueva Umbría, también conocida como la Flecha del Rompido. En este caso hay que dirigirse más hacia oeste, hasta la localidad de Cartaya, aunque la playa pertenece al municipio de Lepe. Esta lengua de tierra se adentra en el Atlántico de manera paralela a la costa y tiene la peculiaridad de ser el único territorio español que aumenta de tamaño cada año. Se puede acceder a la playa mediante un breve trayecto en transbordador desde la costa o a través de un largo paseo desde La Antilla. Una vez allí tendremos a nuestra disposición 12 kilómetros de playa prácticamente virgen, debido a que también es un paraje natural protegido y no hay edificaciones en los alrededores, ni siquiera un simple chiringuito, lo cual es importante tener en cuenta a la hora de pertrecharnos de los víveres que necesitemos para nuestra jornada playera. La playa, por otra parte, presenta paisajes de marismas, estuarios, sistemas dunares y una rica flora y fauna, con el camaleón como especie emblemática. Este lugar es ideal para los amantes de la naturaleza y del nudismo, una práctica común en esta playa, oficialmente reconocida como tal por el Ayuntamiento de Lepe.