Estos son los síntomas del Virus del Nilo, la enfermedad que ha llegado a la provincia de Huelva

La Junta ha confirmado que las densidades de mosquitos que pueden transmitir el virus están en niveles altos y medios en varias localidades

La importancia de identificar la enfermedad es crucial para evitar consecuencias fatales, especialmente para los colectivos más vulnerables

Constatada la presencia del Virus del Nilo en Almonte

En marcha un plan extraordinario para controlar la presencia de mosquitos en El Rocío, sobre todo de las especies trasmisoras del virus del Nilo

Fumigación en la Puebla del Río (Sevilla) abc

huelva24

El Virus del Nilo ha cobrado relevancia recientemente en la provincia de Huelva, al igual que en otras regiones de Andalucía, como Córdoba, Cádiz y Sevilla. La Junta de Andalucía ha confirmado que las densidades de mosquitos que pueden transmitir el virus se encuentran en niveles altos y medios en diversas localidades de estas provincias.

El aumento en la población de mosquitos ha generado una lógica preocupación debido a la aparición de casos confirmados, especialmente en Sevilla, donde se han registrado nueve casos en cuatro municipios distintos. La presencia del virus en Huelva, según ha confimado la Consejería de Salud, ha puesto en alerta tanto a las autoridades sanitarias como a la población local, que buscan medidas efectivas para prevenir su propagación y mitigar sus efectos en caso de contagio.

El Virus del Nilo, que fue identificado por primera vez en 1937 en Uganda, ha tenido una amplia difusión en distintas partes del mundo, especialmente en los últimos años. El virus se transmite principalmente a través de la picadura de mosquitos infectados que, a su vez, han picado previamente a aves portadoras del virus. Los mosquitos suelen portar la mayor carga viral a finales del verano y principios del otoño, lo que explica por qué se registra un aumento de casos en agosto y septiembre. Conforme las temperaturas bajan y disminuye la población de mosquitos, también disminuye la incidencia de la enfermedad.

Un mosquito sobre la piel humana, en una imagen de archivo abc

A pesar de que muchas personas pueden ser picadas por mosquitos portadores del virus, la mayoría no presenta síntomas evidentes de infección. Sin embargo, existen factores de riesgo que pueden incrementar la gravedad de la enfermedad, como tener un sistema inmunitario debilitado debido a condiciones médicas como el VIH/sida, haber recibido un trasplante de órganos o estar bajo tratamiento de quimioterapia. Además, personas de edad avanzada, niños muy pequeños y mujeres embarazadas son más vulnerables a presentar complicaciones graves. El virus también puede transmitirse a través de transfusiones de sangre y trasplantes de órganos, y una madre infectada puede pasarlo a su hijo durante la lactancia.

¿Cuáles son los síntomas?

Los síntomas del Virus del Nilo pueden manifestarse entre 1 y 14 días después de la infección. En la mayoría de los casos, la infección es leve y se conoce como fiebre del Nilo Occidental, la cual puede presentar síntomas como dolor abdominal, fiebre, dolor de cabeza y garganta, pérdida de apetito, dolores musculares, náuseas, vómitos, diarrea, erupción cutánea e inflamación de los ganglios linfáticos. Estos síntomas suelen durar de 3 a 6 días, aunque en algunos casos pueden extenderse hasta un mes.

Sin embargo, el Virus del Nilo Occidental también puede causar enfermedades más graves, como la encefalitis o meningitis del Nilo Occidental, dependiendo de qué parte del cuerpo esté afectada. Los síntomas más severos que requieren atención médica urgente incluyen confusión o cambios en la capacidad de pensar con claridad, pérdida de conocimiento o coma, debilidad muscular, rigidez en el cuello y debilidad en un brazo o pierna.

Para diagnosticar la infección por el Virus del Nilo Occidental, los médicos suelen realizar exámenes de sangre o punciones raquídeas para detectar la presencia de anticuerpos contra el virus. También pueden utilizar tomografías computarizadas y resonancias magnéticas de la cabeza para evaluar el estado del paciente. Es importante destacar que no existen hallazgos específicos en un examen físico que permitan identificar de inmediato la infección, lo que hace que el diagnóstico se base en pruebas más exhaustivas.

Tratamiento y prevención

El tratamiento para el Virus del Nilo se centra principalmente en aliviar los síntomas y reducir el riesgo de complicaciones en casos graves, ya que no hay antibióticos efectivos contra esta enfermedad viral. Las personas con infecciones leves suelen recuperarse completamente con el tratamiento adecuado, mientras que los casos graves, como la encefalitis o meningitis del Nilo Occidental, pueden provocar daño cerebral o incluso la muerte. Aproximadamente una de cada diez personas con inflamación cerebral no sobrevive, lo que subraya la importancia de una atención médica oportuna.

Las complicaciones de una infección grave incluyen daño cerebral permanente y debilidad muscular, que en algunos casos puede asemejarse a la poliomielitis. Por ello, es crucial contactar a un profesional médico si se presentan síntomas compatibles con el Virus del Nilo, especialmente si hay antecedentes de exposición a mosquitos.

La prevención es la mejor estrategia para combatir el Virus del Nilo Occidental. Esto incluye el uso de repelentes de mosquitos que contengan DEET (N,N-Dietil-meta-toluamida, el ingrediente más habitual de los repelentes de insectos), vestir ropa de manga larga y pantalones largos, y limpiar áreas de agua estancada donde los mosquitos puedan reproducirse. Además, la fumigación puede ser efectiva para controlar la población de mosquitos y reducir el riesgo de transmisión del virus.

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