Así es la única ecoaldea de la provincia de Huelva
Herederas de las antiguas comunas 'hippies', su desarrollo se basa en principios de sostenibilidad, solidaridad y respeto por el medio ambiente
Fundada en 1992, esta comunidad se describe a sí misma como una «familia de familias» y está compuesta por aproximadamente 60 adultos y 50 niños
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Las ecoaldeas representan una alternativa ecológica y comunitaria a las formas de vida modernas. Estas pequeñas comunidades autosuficientes viven en armonía con la naturaleza, promoviendo la cooperación, el autoconsumo, las energías renovables y el uso de materiales ecológicos. Actualmente, existen alrededor de 10,000 ecoaldeas en todo el mundo, principalmente en áreas rurales. Herederas de las antiguas comunas 'hippies' que surgieron en los años 60 y 70 del pasado siglo, su desarrollo se basa en principios de sostenibilidad, solidaridad y respeto por el medio ambiente.

El origen exacto de las ecoaldeas es incierto, pero su reconocimiento internacional se consolidó en 1995 durante un encuentro en Escocia, donde se estableció la Red Global de Ecoaldeas (GEN). Este simposio fue un punto de inflexión para el movimiento, sentando las bases de lo que hoy se conoce como ecoaldeas y sirviendo de puente entre miles de proyectos repartidos por los cinco continentes. Las ecoaldeas son asentamientos humanos que promueven un desarrollo saludable y sostenible, en total armonía con la naturaleza.
El Calabacino, una ecoaldea en la sierra de Huelva
El Calabacino, ubicado en la sierra de Huelva, es una aldea de Alájar, municipio situado en el Parque Natural de la Sierra de Aracena y Picos de Aroche. Como ecoaldea, fundada en 1992, esta comunidad se describe a sí misma como una «familia de familias» más que una comunidad en el sentido estricto. Actualmente, está compuesta por aproximadamente 60 adultos y 50 niños. Se orienta por valores consensuados como el respeto, la ecología, la responsabilidad, la transparencia, la creatividad, la educación para la paz, el apoyo mutuo y la resiliencia.
En El Calabacino, se están dando pasos hacia el autogobierno y la creación de una estructura horizontal y colectiva de trabajo. Los miembros de la comunidad trabajan en prácticas agroecológicas, tratamiento de aguas y en la realización de trabajos comunes como la limpieza de caminos y espacios comunes, y proyectos como una central de compras. La comunidad es una mezcla de casas familiares, algunas compartidas, muchas de las cuales son ruinas recuperadas o nuevas construcciones, incluyendo algunas yurtas.

El Calabacino tiene una historia que se remonta al menos al siglo XVI. Durante las décadas de 1960 y 1970, casi todos sus habitantes autóctonos se fueron, siendo reemplazados por repobladores de diversas partes de España, Europa y zonas rurales de media montaña. El paisaje de la ecoaldea está dominado por huertas entre olivos, alcornoques, castaños y frutales, la mayoría de ellas con albercas.
Ecoaldeas: características y beneficios
Las ecoaldeas comparten una serie de características y beneficios que las hacen atractivas como modelo de vida sostenible. Estas comunidades suelen oscilar entre los 50 y los 250 individuos, aunque algunas pueden superar el millar. Todos los habitantes comparten objetivos comunes y colaboran para conseguirlos. Organizan reuniones periódicas donde comparten experiencias e impulsan prácticas sostenibles en economía, sociedad, cultura y medio ambiente.
Aprovechan los recursos naturales. Las ecoaldeas se caracterizan por su respeto a la naturaleza y el uso de energías renovables como la solar y la eólica. También construyen con materiales ecológicos como el barro, la madera o la paja, minimizando así su impacto ambiental.
Rehabilitan el entorno. No solo evitan degradar el medio ambiente, sino que también regeneran los ecosistemas donde viven mediante prácticas como el reciclaje, la reforestación y la recuperación de hábitats. Estas acciones ayudan a mantener y mejorar la biodiversidad local.
Educación y valores positivos. Una de las principales funciones de las ecoaldeas es educar a la ciudadanía en valores positivos como el ecologismo, la solidaridad, la igualdad, la tolerancia, la generosidad, la diversidad, la hospitalidad, el respeto, la colaboración y la autosuficiencia. Estas comunidades promueven una forma de vida más ética y consciente.

Mejora de la convivencia. El compromiso con estos ideales fomenta ciudadanos más dialogantes y participativos, que resuelven sus conflictos mediante la palabra y se involucran activamente en la toma de decisiones comunitarias. Esto fortalece el tejido social y mejora la calidad de vida de sus miembros.
Economía responsable. Las ecoaldeas apuestan por tecnologías regenerativas y actividades económicas sostenibles, como la arquitectura bioclimática y la agricultura ecológica. Estas prácticas reducen el consumo de energía y contribuyen a la lucha contra el calentamiento global.
Las ecoaldeas, como vemos, ofrecen un modelo de vida alternativo que combina sostenibilidad, comunidad y respeto por la naturaleza. Proyectos como El Calabacino demuestran que es posible vivir de manera armoniosa con el entorno, promoviendo valores que benefician tanto a las personas como al planeta. Este modelo no solo es una posible respuesta a los retos ambientales actuales, sino también una propuesta para construir sociedades más justas y solidarias.