¿Podría sufrir Huelva un desastre como el de Valencia?
La orografía menos pronunciada, la lejanía de la sierra y las inversiones en infraestructuras, como el cinturón sanitario y los muros de contención, protegen a Huelva de inundaciones mortales
Sólo un tsunami podría provocar devastadoras corrientes como las que ha sufrido el levante español la pasada semana
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La reciente catástrofe provocada por la DANA en Valencia, que ha dejado un saldo trágico de víctimas y pérdidas materiales, ha despertado interrogantes sobre la vulnerabilidad de otras regiones de España frente a eventos similares. En Huelva, ciudad situada en la desembocadura de los ríos Tinto y Odiel, la preocupación por posibles inundaciones sigue estando presente, pero ¿es comparable el riesgo al que se enfrentan Huelva y la Comunidad Valenciana? Analizando la orografía onubense y las medidas que se han adoptado, queda claro que, aunque la ciudad pueda sufrir inundaciones, el riesgo de un desastre de la magnitud de Valencia es infinitamente menor.
La primera y más importante diferencia radica en el relieve. Juan Antonio Morales, catedrático del área de Estratigrafía y doctor en Geología de la Universidad de Huelva, explicó a huelva24 que la topografía de Huelva es distinta de la del levante español. «Toda la costa de Valencia y del Levante español está rodeada de cordilleras que llegan justo hasta la costa, como la cordillera Ibérica». Estas formaciones montañosas cercanas al litoral provocan que los ríos en Valencia sean cortos y de alta pendiente, funcionando la mayor parte del tiempo como torrentes secos, conocidos localmente como ramblas, que se activan solo durante fuertes lluvias.

La Sierra de Huelva
En cambio, la sierra de Huelva se encuentra a unos 70 kilómetros de la costa. Los ríos Tinto y Odiel, con recorridos de aproximadamente 100 kilómetros, permiten un mayor tiempo de respuesta en caso de lluvias intensas, ya que el agua de la sierra tarda un día entero en llegar a la capital. Además, las pendientes en la región de Huelva no son tan pronunciadas como en Valencia debido a que las sierras de Huelva son de origen más antiguo y están más desgastadas. Esto implica que las inundaciones en Huelva son de menor intensidad y se caracterizan por el estancamiento del agua en lugar de la velocidad destructora que alcanza en las ramblas valencianas.
Otro factor clave es la influencia de las mareas. Mientras que en Valencia la falta de mareas significa que el agua fluye sin resistencia hasta las zonas bajas, en Huelva, los ríos desembocan en un estuario donde la marea puede frenar el flujo del agua. Morales lo expone claramente: «El volumen de agua que mete la marea en el estuario multiplica por diez los caudales del río». Como resultado, cuando hay inundaciones en Huelva, el agua tiende a estancarse, lo que reduce la posibilidad de que se produzcan corrientes rápidas y peligrosas.
Infraestructuras de prevención
El segundo factor que mitiga el riesgo de un desastre como el de Valencia son las infraestructuras de drenaje y protección. Durante las últimas décadas, Huelva ha realizado importantes inversiones para mejorar su capacidad de respuesta ante las lluvias. Entre estas obras destaca el 'cinturón sanitario', una tubería de gran diámetro construida a principios de este siglo y que rodea la ciudad. Este sistema está diseñado para absorber grandes volúmenes de agua de lluvia y evacuarla hacia la ría de forma controlada.

«La tubería tiene válvulas que impiden la entrada de agua de la ría al sistema de alcantarillado, permitiendo solo la salida del agua», apunta Morales. Esto significa que, incluso cuando la marea está alta, el sistema puede contener el agua de la lluvia hasta que la marea baje y se pueda liberar de manera segura. Antes, barrios como el Molino de la Vega, las avenidas de Italia y Alemania o la parte baja de Los Rosales solían inundarse en cada episodio de lluvias intensas.
Además de esta infraestructura, se han construido muros de contención en localidades cercanas, como San Juan del Puerto y Gibraleón, para proteger las áreas residenciales más vulnerables. En Gibraleón, por ejemplo, se levantó un muro de
«En Huelva, si se inunda, es agua estancada, que no circula y no va a matar a nadie. Puede haber daños materiales o algún fallecido en garajes por imprudencias, pero no por corrientes corrientes torrenciales»
Juan Antonio Morales
Universidad de Huelva
aproximadamente cuatro metros de altura que ha demostrado ser eficaz para prevenir las inundaciones frecuentes que solían anegar la población periódicamente.
Un aspecto muy importante
El catedrático Morales subraya un punto crucial: aunque Huelva pueda experimentar inundaciones, la naturaleza de éstas es muy distinta a la de Valencia. En Huelva, el agua se estanca en las zonas bajas y se filtra lentamente, lo que minimiza el riesgo de que las corrientes arrastren a las personas. «En Huelva, si se inunda, es agua estancada, que no circula y no va a matar a nadie. Puede haber daños materiales o algún fallecido en garajes por imprudencias, pero no se trata de las corrientes torrenciales que se ven en Valencia», concluye Morales.
El caso de Valencia es agravado por la construcción en cauces secos, que se transforman en ríos de alta velocidad cuando llueve. En Huelva, la combinación de una orografía más llana y las infraestructuras diseñadas para controlar el flujo de agua hacen que la ciudad esté mejor preparada para evitar tragedias humanas. Las mejoras en el sistema de drenaje y los muros de contención en pueblos cercanos también han reducido la vulnerabilidad a estos fenómenos.

Además de las diferencias orográficas y las infraestructuras de prevención, un factor adicional que reduce el riesgo de pérdidas humanas en Huelva es la ausencia de poblaciones asentadas junto a los cauces de los ríos. A lo largo de la historia, los ríos Tinto y Odiel no han sido lugares propicios para la construcción de núcleos urbanos debido a la naturaleza ácida de sus aguas, lo que las hacía inaprovechables, apunta Morales. Esto significa que, incluso en situaciones de crecida o desbordamiento, el impacto directo sobre viviendas y comunidades es mucho menor en comparación con otras regiones donde los pueblos se encuentran junto a los cauces. Por otra parte, en casos como el de Gibraleón, San Juan del Puerto o la propia capital, se encuentran en el estuario y cuentan con medidas artificiales de contención que mitigan las posibles inundaciones.
Obviamente, el catedrático de la Onubense también recuerda que un fenómeno como un tsunami –amenaza que sí pende sobre la costa de Huelva– cambiaría drásticamente el panorama. A diferencia de las inundaciones comunes, un tsunami sí contaría con estos elementos destructivos que se ha observado en Levante: corrientes rápidas y violentas capaces de arrasar con infraestructuras y acabar con la vida de muchas personas.