Febrero deja varios terremotos sentidos en Huelva: ¿Hay alguna explicación?

La actividad sísmica reciente en la provincia incluye tres terremotos significativos, siendo el más notable el ocurrido en Cazalla de la Sierra, Sevilla, que alcanzó una magnitud de 4,1 y se sintió en varias localidades onubenses

Sobresalto de madrugada en la Sierra de Huelva por un terremoto de 4,1 grados con epicentro en Sevilla

El terremoto de mayor magnitud del año en la península Ibérica se sintió en Huelva

Sala de sismógrafos de un centro de control de terremotos efe

H.C.

Según la información que recoge con detalle el portal del Instituto Geográfico Nacional, sólo este mismo viernes, siete movimientos sísmicos con una magnitud de al menos 1,5 en la escala de Richter han afectado al suroeste peninsular, el mayor de ellos de 3,8. Y otros siete el día anterior. Lejos de ser una anomalía y pese a que febrero se cierra con tres seísmos que llegaron a causar cierta alarma en la provincia, estamos ante la actividad telúrica que caracteriza a esta zona, especialmente compleja desde el punto de vista tectónico.

El primero de estos eventos tuvo lugar el 11 de febrero, cuando un terremoto de 4,9 grados en la escala de Richter, con epicentro en el norte de Marruecos, en Ksar el Kbir, a 800 kilómetros al sur de Tánger, se dejó sentir en varias localidades de Andalucía, Ceuta y el sur de Portugal. Ocurrido a las 23.48 horas, el seísmo no causó daños, pero su alcance abarcó desde Huelva capital y La Antilla hasta Sevilla, Málaga y Cádiz, entre otras zonas. Días después, el 17 de febrero, un movimiento de magnitud 5,0, con epicentro al sur de Lisboa a un kilómetro de profundidad, generó alarma en Huelva. Registrado a las 14.24, su intensidad III-IV hizo que numerosos vecinos de la capital y la provincia percibieran la sacudida, aunque el Instituto Geográfico Nacional (IGN) corrigió su magnitud inicial de 4,2 a 5,0 tras un análisis más detallado.

Sin embargo, el fenómeno más significativo ocurrió en la madrugada del 27 de febrero en Cazalla de la Sierra, Sevilla. Este terremoto de 4,1 grados, a 10 kilómetros de profundidad, se sintió en cerca de 200 municipios de Sevilla, Huelva, Córdoba y Badajoz. Sobre las 03.29 horas, la población de Cazalla notó una sacudida de unos diez o doce segundos, con muebles moviéndose, según relató su alcalde, Adrián Torres. Pese a las más de veinte llamadas al 112 desde lugares como Aracena o Jabugo, no constan daños ni materiales ni personales.

Mapa de la sismicidad en la península ibérica IGN

La provincia de Huelva se sitúa en una región, como apuntábamos al inicio, geológicamente compleja, influenciada por la interacción entre las placas tectónicas euroasiática y africana. Esta convergencia genera tensiones que se liberan periódicamente en forma de terremotos. El Golfo de Cádiz y el Cabo de San Vicente son áreas con importante actividad sísmica debido a la presencia de un sistema de fallas activas asociadas al límite convergente entre estas placas. La falla de Azores-Gibraltar, que se extiende desde el Atlántico central hasta el mar de Alborán, es una de las principales estructuras responsables de la generación de seísmos en esta zona peninsular. Según estudios del Instituto Geológico y Minero de España, esta área acumula una tasa de desplazamiento de 4-5 mm/año, lo que explica la liberación periódica de energía a través de sismos de moderada intensidad.

La conclusión, según explicó a huelva24 el profesor de Geología de la Universidad de Huelva, Francisco Manuel Alonso, es que no hay nada excepcional en la sismicidad del suroeste de la península en los últimos días. «La mayoría de esos terremotos tienen una magnitud inferior a 3,5, con la excepción del terremoto de Cazalla de la Sierra (que alcanzó una magnitud de 3,8), pero en ningún caso supone una anomalía». El experto subraya que esta región registra temblores casi a diario, aunque de menor escala, y atribuye esta aparente concentración al dinamismo natural del planeta. Lejos de alimentar el alarmismo, insiste en que estos eventos sísmicos están justificados por el contexto tectónico y no representan por regla general ninguna amenaza, aunque lo vivido en las últimas semanas pudiera indicar lo contrario en una zona, no debemos olvidarlo, acostumbrada a convivir con la actividad de la Tierra.

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