Las lluvias inundan de vida el Parque Nacional de Doñana
Las últimas borrascas devuelven la esperanza a la marisma, donde hay buenas perspectivas para la reproducción de aves acuáticas
La Estación Biológica, sin embargo, mantiene la cautela sobre los efectos a largo plazo
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Las abundantes precipitaciones de las últimas semanas están teniendo un impacto «muy positivo» en Doñana, revitalizando un ecosistema que ha sufrido años de sequía. La marisma se encuentra nuevamente inundada, preparando el terreno para una primavera húmeda que augura buenas perspectivas para la fauna y flora del parque.
Eloy Revilla, director de la Estación Biológica de Doñana (CSIC), confirma esta mejoría: «El hecho de que esté lloviendo en días consecutivos, cantidades más o menos importantes, está siendo muy positiva para Doñana», explicando que la marisma «se encuentra con inundaciones y sigue entrando agua en algunos momentos puntuales de manera muy importante».
Antes
Después


Los efectos beneficiosos se extienden por todo el parque. «Las lagunas tienen agua, la marisma tiene agua y también la vegetación. En las zonas de monte hay mucha agua y eso permite que se produzca una recuperación de esa vegetación», detalla Revilla, quien subraya que «se paró en otoño la mortalidad que estábamos observando», un indicador claramente positivo.
Cautela científica
A pesar de la mejoría evidente, Revilla mantiene la prudencia científica. «Es difícil saber si esta agua es una solución a largo plazo», advierte, señalando que el desarrollo de la temporada dependerá de factores como «el calor que haga» y «si deja de llover o no» durante la primavera.
Respecto a la reproducción de las aves acuáticas, uno de los principales indicadores de salud del parque, las perspectivas son favorables, aunque el experto advierte sobre posibles complicaciones como «una subida repentina de los niveles de la marisma cuando las aves estén nidificando», que podría provocar «un fracaso generalizado».
«A lo que podemos aspirar en estos momentos es que haya agua a finales del invierno y principios de la primavera para permitir que se inicie la reproducción. Es como estamos y es muy positivo», concluye Revilla, equilibrando el optimismo con la cautela científica que caracteriza su análisis.