ENTREVISTA

Enrique Mateos: «Nuestros sistemas actuales de desarrollo no se ajustan al 100% para asegurar la preservación de Doñana»

El nuevo presidente del Consejo de Participación de Doñana opina que «hay que mejorar la eficiencia y el uso de los recursos naturales y particularmente de los recursos hídricos»

«Si conseguimos que el Plan de Doñana se ejecute en un porcentaje alto, estoy convencido de que vamos a tener muy buenas noticias», resalta

Considera que el espacio natural «probablemente sería otra cosa hoy si no hubiera estado el hombre, en su aspecto negativo y positivo»

La «trayectoria de excelencia» que ha llevado a Enrique Mateos a presidir el Consejo de Participación de Doñana

¿Quién es Enrique Mateos, nuevo presidente del Consejo de Participación de Doñana?

Enrique Mateos, presidente del Consejo de Participación de Doñana H24
Mario Asensio Figueras

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Enrique Mateos Naranjo (Hinojos, Huelva, 1981) es desde hace menos de un mes el nuevo presidente del Consejo de Participación de Doñana, recogiendo el testigo de un Miguel Delibes al que admira y al que alaba su gran labor. Llega al cargo de un entorno cargado de intereses medio ambientales, sociales, económicos y políticos siendo bien mirado por todas las partes, un consenso difícil de conseguir en un contexto de históricas disputas. Su vinculación personal a Doñana y su brillante carrera como biólogo, investigador y docente en la Universidad de Sevilla, le otorgan un gran voto de confianza inicial. En los primeros pasos se marca humildad, autocrítica y exigencia, mucha buena comunicación, y crear la conciencia de un protagonismo compartido, donde todos los puntos de vista tienen algo que aportar para que Doñana sea el paraíso que debe para esta generación y las próximas.

PREGUNTA.- ¿Qué tal este casi primer mes en el cargo? ¿Se ha sentido bien recibido?

RESPUESTA.- En el pleno del Consejo de Participación de Doñana me recibieron muy bien y en general también por parte de la opinión pública, prensa, personas de la sociedad en general. He percibido que la gente está muy contenta, incluso desde los sectores más críticos, como pueden ser los ecologistas. Me han deseado suerte y que lo hiciera bien. Esto contento y motivado, con ganas de trabajar y de aportar, que es con lo que hago básicamente en todo lo que me embarco. Me siento feliz porque al final en la universidad estamos para ayudar a la gente. Al plantearme esta oportunidad me sentí un privilegiado y no tenía más remedio que aceptarlo. Es tener la oportunidad de devolver a Doñana y a su gente algo de lo que me han dado.

P.- ¿Cómo calificaría el legado de Delibes?

R.- Este cargo es complejo y es un reto, obviamente, y más coger el testigo de Miguel Delibes. Es un referente en el ámbito de la biología de la conservación y personalmente creo que es sensacional. Su legado es insuperable y ojalá poder quedarme cerca, porque ponerse a su nivel para mí es casi un delito. Desde el primer momento me ha dicho que lo tengo para lo que necesite y se lo agradezco.

«Mi padre ha estado desde los años 80 pastoreando y lo que me ha transmitido es que la naturaleza hay que cuidarla»

P.- ¿Qué significa Doñana en lo profesional y lo personal?

R.- Desde el punto de vista afectivo, para mí esto es como un privilegio. Vengo de una universidad pública, que somos un organismo con vocación de servicio público y que me den esta oportunidad de poder ayudar a mi tierra, a mi gente, a mi pueblo, a Doñana… Yo soy biólogo, soy científico, gracias a eso he estado vinculado a Doñana, pero ya lo estaba de antes. Mi padre era pastor y mi hermano cogió el legado. Ha estado desde los años 80 pastoreando y lo que me ha transmitido es que la naturaleza hay que cuidarla. Yo me he hecho marismeño, pero más científico. Doñana es un ecosistema vivo en el que viven personas y hay una integración, una actividad económica. El término de medioambiente, que tanto ponemos en nuestra boca, tiene un carácter antrópico muy potente. El medioambiente integra los ecosistemas, pero también integra al ser humano a través de su actividad social, económica y cultural, básicamente. Doñana probablemente sería otra cosa hoy si no hubiera estado el hombre, en su aspecto negativo y positivo. Lo que hay que intentar es buscar el equilibrio. Tenemos el ejemplo del pastoreo, una actividad en la que desde los distintos colectivos ganaderos que están en Doñana están preservando razas autóctonas y manteniendo ciertos ecosistemas.

MaEnrique Mateos afronta con ilusión su cargo al frente del Consejo de Participación de Doñana H24

P.- ¿Doñana se debe conservar como metiéndola en una urna de cristal o de un modo más flexible y abierto?

R.- Es de los puntos de vista que se ha desarrollado en conservación. ¿Cómo se conserva? ¿Actuando o aislando? Yo, personalmente, soy de los que piensa que tienes que actuar, tienes que interaccionar, tienes que ir adaptándote a lo que es el medio, al contexto en el que se vive.

P.- ¿Cómo entiende que debe ser su labor en el Consejo de Participación?

R.- Mi idea es ser muy continuista. Yo creo que la línea que ha desarrollado Miguel tiene que servir de guía y de inspiración, sin duda. Hay que fomentar el diálogo, la conversación, que se pueda hablar de todo sin ningún tipo de problema. Eso es parte de mi idea. Vengo de fuera y tengo la perspectiva que te da la distancia, sin estar contaminado, y no lo digo como peyorativo. Me gustaría, por ejemplo, mejorar un poco lo que es la permeabilidad del Consejo de Participación. En mi pueblo a mí me da la sensación que mucha gente confunde lo que es la figura del presidente del consejo con la del director del espacio natural. Creo que la gente no sabe cuáles son las funciones del Consejo ni su importancia en promover lo que son los objetivos de conservación, promover el conocimiento, la participación pública. Representamos a tres administraciones, la general, la autonómica, los municipios, pero también a distintos sectores, el ganadero, la parte de los agricultores, las ONG, los consumidores, también la propia universidad, el sector científico. Creo que la gente no sabría a quién se tiene que dirigir para transmitir un proyecto, una idea o una iniciativa que pudiera redundar en estos tipos de conservación. Y mi idea es trabajar esa línea, mejorar esa permeabilidad. Tengo ahí alguna idea. Sé que me van a coger y me van a decir, «oye, afloja, que eso es mucho trabajo». Pero bueno, lo haré yo, no hay ningún problema. Que yo por ir a los sitios no tengo ningún tipo de problema.

P.- ¿Qué objetivos y retos se plantea desde el cargo que ahora ocupa?

R.- Me gustaría, en el corto plazo, que las comisiones de trabajo se reúnan con una temporalidad que te permita trabajar un poco más la documentación que se aporta. La sensación que me ha dado en este primer pleno es que la documentación ha llegado con muy poco tiempo y a mí me gusta estudiar las cosas, leerlas bien, hacer anotaciones, de forma que esas conclusiones a las que lleguemos sean lo más coherente respecto a la información que tenemos. Soy muy insistente. Los científicos somos así, es una de nuestras cualidades. Y eso quiero en el corto plazo mejorarlo. Y como decía antes, quiero mejorar la permeabilidad, en el sentido de que los distintos sectores a los que nosotros representamos sepan quiénes somos, nuestras funciones y sepan que nos pueden contactar. Yo soy de Hinojos. A mí me representa mi ayuntamiento, pero aparte de ciudadano y vecino del pueblo, yo vivo y estoy empadronado aquí, pues estoy representado por las universidades. Si yo quiero transmitir algún tipo de inquietud, idea o proyecto, relacionado con Doñana, me gustaría que esté clara esa información de a dónde me tengo que dirigir. También pertenezco al sector científico, y ahí está Eloy Revilla, de la estación biológica. En definitiva, quiero que la gente sepa quién le representa y con quién tiene que hablar. A mí ya me están contactando algunos empresarios turísticos, agentes de las oficinas comarcales agrarias y me están pidiendo reuniones. No he dejado la universidad ni el resto de mis actividades, pero quiero escuchar a todo el mundo y que haya una comunicación oficial mejor definida y contar con todas las perspectivas.

P.- ¿Qué diagnóstico puede hacer del estado actual de Doñana? ¿Cuál es su mayor amenaza?

R.- Creo que podemos hablar de perspectivas globales y otras de carácter más local. Hay grandes retos a los que nosotros nos debemos adaptar, como cambio climático, invasiones biológicas, contaminación transfronteriza, entre otras cuestiones. Después está un aspecto que yo creo que depende mucho de las administraciones de distintos niveles, desde municipios hasta niveles de Estado, y de los ciudadanos y es la gestión de los recursos y en particular de los hídricos, que es clave y el principal reto. Tenemos que darnos cuenta de que nuestros sistemas actuales de desarrollo no se ajustan al 100% para asegurar la preservación de Doñana y tenemos que mejorarlo. Una de las líneas es la diversificación del cultivo y se pueden hablar de muchas otras cuestiones. A nivel empresarial, lo mismo, hay que mejorar la eficiencia a través del uso de energía. Eso y otra cuestiones están en el propio marco de actuación. Hay que mejorar la eficiencia y el uso de los recursos naturales y particularmente de los recursos hídricos. Hay que intentar ajustar los balances entre lo que se extrae y de lo que te entra, que depende en gran medida de la climatología. Pero en la otra parte sí depende en gran parte de nosotros.

«Hay que tener la capacidad de ejecutar el Plan Doñana y de corregir aquellas cuestiones que estén fallando»

P.- ¿Cree que el Plan de Doñana está siendo una solución efectiva? ¿Habría que implementar algo más?

R.- Desde mi punto de vista, creo que es un plan muy ambicioso. Siendo honesto, lo conocía no tan en profundidad como lo conozco estos días. Y cuando he tenido la oportunidad de profundizar y leerlo bien en detalle, conocer sus distintas líneas de actuación, es un plan que, si conseguimos que se ejecute en un porcentaje alto, estoy convencido que vamos a tener muy buenas noticias en el medio plazo, porque viene preestablecido hasta el año 2027. Yo tengo mucha esperanza en el plan. Es verdad que es complejo y que tiene el bloque ambiental, el de la mejora del ámbito socioeconómico y cada uno con una serie de líneas que están interrelacionadas. La cuestión es que hay que tener la capacidad de ejecutarlo y de corregir aquellas cuestiones que estén fallando. Porque todos los planes, todos los proyectos, tienen unos objetivos iniciales que se deben de ir moldeando conforme se va ejecutando. En un momento puede valer una cosa y después hay que adaptarlo a la realidad.

«Soy optimista con el plan porque veo dos administraciones que se han cogido de la mano»

Soy optimista con el plan porque veo dos administraciones que se han cogido de la mano. En parte, gracias también al trabajo de Miguel Delibes. El otro día me encantó que la consejera se acordara de la ministra, que se ha ido a Bruselas, y creo que probablemente tener a esta persona allí va a repercutir positivamente en Doñana, porque tiene competencias muy relacionadas. Me da mucha esperanza. También vi en el pleno el otro día, porque el presidente tiene que ser intermediario y observador, mucha autocrítica por parte de las administraciones y nada de complacencia. Y creo que eso es clave. El ser crítico en la vida con uno mismo, autocrítico. A mí ser autocrítico es lo que me ha servido para ir escalando profesionalmente y en el caso de Doñana es un gran motor. Con este plan se lleva un año y no se ha ido todo lo rápido que se ha querido, pero se han puesto en marcha muchos de los mecanismos administrativos y burocráticos para que las convocatorias estén bien dirigidas. Estamos hablando de recursos públicos, de muchos millones, y se tiene que ejecutar lo mejor posible y que esta inversión genere un impacto. Y si no, a partir de 2027 habrá que hacer otro plan.

«Cualquier tipo de ampliación en el marco de la conservación es positiva»

P.- ¿Ve necesario que se siga ampliando la superficie del espacio natural más allá de la adquisición de la finca Veta La Palma?

R.- Yo creo que cualquier tipo de ampliación en el marco de la conservación es positiva. Eso es pura teoría de la conservación. Mientras más área tengas más te proteges de cualquier tipo de afección que te venga del exterior. Un ejemplo es lo que pasó con el vertido de la Mina de Aznalcóllar en 1998, que afectó al río Guadiamar y no llegó del todo a Doñana. Si nuestro área de influencia como espacio hubiera sido más amplia, pues la mina probablemente hubiera estado a mucha más distancia. En este sentido, adquirir Veta La Parma es algo muy importante, aunque no tiene un impacto directo de magnitud similar a la que tendría adquirir una finca que está totalmente naturalizada. Tiene su artificialidad, pero poco a poco se va a trabajar en mejorar la conectividad ecológica con lo que es el propio espacio. También hay que tener en cuenta que al ampliar puedes perjudicar desde el punto de vista social y económico a ciertas poblaciones y hay que darle alternativas y que la gente pueda vivir en este territorio. Es la línea de filosofía del Plan de Doñana, vamos a diversificarnos.

P.- ¿En esa diversificación tienen cabida proyectos recurrentes como la carretera Huelva-Cádiz?

«Creo que ya se han empezado a desarrollar alternativas para que la Huelva-Cádiz sea descartada absolutamente»

R.- Ese es un tema que se lleva hablando mucho tiempo. Lo recuerdo desde que era pequeño. Personalmente creo que ya se han empezado a desarrollar alternativas para que ese proyecto sea descartado absolutamente, aunque aparezca con cierta recurrencia. Actualmente, con todas las obras estas que se están desarrollando en el área metropolitana de Sevilla, yo creo que no es necesario activar de ese plan. Entiendo que la gente lo saque de vez en cuando y que se hable y si hay una alternativa que sea compatible con la conservación, que se aplique la ley. Afortunadamente en Andalucía tenemos que estar orgullosos de nuestra legislación y en concreto de la ambiental. La Ley GICA es súper garantista, desde mi punto de vista. Tiene una serie de puntos obligatorios que tiene que cumplir cualquier tipo de proyecto, ya sea de infraestructura, de aprovechamiento de recursos, de lo que sea. Cualquier proyecto se debe desarrollar bajo unos condicionantes de conservación.

P.- ¿Desde su posición actual palpa demasiada tensión entre pueblos como Almonte e Hinojos con respecto al resto tras las claras diferencias en la negociación del Plan Doñana?

R.- Son reivindicaciones históricas. El acuerdo marco de incentivación del desarrollo de actividades socioeconómicas de los pueblos ha generado bastante controversia. Sobre todo entre los ayuntamientos de Almonte y de Hinojos con respecto al resto, por lo que cada uno de los municipios aporta en cuanto a su superficie a la conservación del espacio. Allí en el consejo la relación que yo vi fue buena. No percibí un especial grado de inquina entre todos. También me pongo en el lado de un gobernante. Si yo fuera el alcalde de mi pueblo, Hinojos, pediría el máximo.

«Tenemos que tener claro que todos influimos en Doñana, que es de todos y de nadie y no sobramos ninguno»

Eso se entiende perfectamente. Lo que tenemos que tener claro es que todos influimos en Doñana, que Doñana es de todos y de nadie y no sobramos ninguno. Lo económico es lo que quizá ha generado el mayor foco de enfrentamiento. Cada parte tendrá que explorar sus posibilidades y estos pueblos probablemente pueden aspirar a cosas que otros no pueden hacerlo.

P.- ¿Cómo valora el papel de las organizaciones ecologistas?

R.- A mí personalmente me encantó su rol allí en el consejo. Conocía por la prensa sus posturas, que muchas veces se perciben como radicales. Tengo pendiente reunirme con ellos. Su papel lo veo fundamental. Ellos son la conciencia de la sociedad. Tienen que buscar posiciones maximalistas a las que la administración tiene que aspirar a llegar. Probablemente es imposible desde el punto de vista técnico llegar a todo ese tipo de aspectos. Pero, como digo, me encantó su exposición porque traían datos y preparan muy bien su trabajo y sus actuaciones en el marco del Consejo de Participación y fuera, sin duda. Reciben subvenciones para desarrollar proyectos interesantes y estoy encantado de escucharles y que ayuden.

P.- ¿Ve en un corto plazo de tiempo que Doñana vuelva a poder entrar en la Lista Verde de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza?

R.- Estoy convencido que eso va a ocurrir en el corto plazo. A ver si, con suerte, antes del verano tenemos buenas noticias, después de la siguiente reunión de la Comisión de Expertos. Soy optimista. Creo que nunca tendríamos que haber salido de ahí. Me quedo con que se está trabajando bien y hay mucha gente implicada.

«Doñana es única como un reflejo claro de lo que ha sido la interacción de la naturaleza y el hombre»

P.- ¿Qué cree que hace al espacio natural de Doñana que sea único?

R.- La pregunta es magnífica y creo que la deberían tener claras todas las administraciones, que son al final las competentes en el marco de la ejecución de las políticas que afectan al espacio. Para mí Doñana es único porque tiene un enclave biográfico clave a nivel de grandes patrones, por ejemplo, el de la economía, o las migraciones, como estamos viendo estos días con las aves. Es único porque es un ecosistema con unos valores desde el punto de vista ecosistémico increíble en el marco del control a lo que son los ciclos bioquímicos, pero además es único como un reflejo claro de lo que ha sido la interacción de la naturaleza y el hombre. Tenemos la fortuna de que confluyen ecosistemas con características muy contrastadas. Tenemos la marisma, que es el que más aporta desde el punto de vista cuantitativo, pero cualitativamente también es muy importante un área de intersección entre lo que es el ecosistema más forestal y la marisma como es la vera, con unos valores desde el punto de vista de diversidad que muchos sitios quisieran tener. Avanzamos un poco más y llegamos un ecosistema dunar donde los factores ambientales cambian. El valor de Doñana es la heterogeneidad, la diversidad, la importancia cualitativa. Debemos seguir trabajando para que se conserve.

«Tenemos que mejorar la imagen de Doñana, divulgar sus valores y mejorar las condiciones de vida de la gente»

P.- ¿Ve la la sociedad civil suficientemente informada y concienciada del tesoro que tenemos en Doñana?

R.- Creo que la sociedad es consciente de que tenemos ahí algo único que merece la pena ser conservado, pero a la sociedad también hay que ayudarla desde las administraciones, con las transformaciones de carácter social y económica que necesitamos para que el ser humano siga viviendo en este paraíso. Creo que la gente percibe a Doñana con cariño. Si fallamos en algo hay que trabajarlo. Tenemos que mejorar la imagen de Doñana, divulgar sus valores y mejorar las condiciones de vida de la gente. Por ejemplo, aunque no sea Doñana, pero está en su área de influencia, el tema de los temporeros. No podemos permitir que estén en malas condiciones y en este aspecto laboral Doñana también tiene que tener una etiqueta de calidad, al igual que en los aspectos ambientales, sociales, económicos y humanitarios.

El presidente del Consejo de Participación de Doñana H24

P.- Muchas veces desde otros puntos de Europa se ha atacado a la fresa de Huelva con Doñana como arma.

R.- Entiendo esos ataques y tenemos que producir una fresa de calidad que compita con las del resto de Europa. Probablemente tendremos que diversificar nuestra agricultura y habrá que utilizar otras especies, pero siempre reforzando la imagen de calidad de este espacio. Creo que en Europa se es muy consciente de los valores que tiene Doñana y creo que se pagarían unos precios muy por encima a los que se les paga ahora a los agricultores sabiendo que su producto está en un contexto de desarrollo de conservación. Hay que ayudarle a la gente a que esa transformación sea posible y fácil. Creo que las administraciones están siendo bastante empáticas y tenemos dos oficinas, la del comisionado por Doñana y la de la oficina de Doñana del Ministerio, en las que se tienen que desarrollar jornadas de puesta en conocimiento de las ayudas. Percibo todo esto como una ventaja. Considero que somos privilegiados y lo único que tenemos que hacer es que esta imagen nos ayude.

P.- Cómo biólogo ha desarrollado muchas investigaciones ¿Tiene alguna en marcha o próxima en el tiempo?

R.- Terminamos un proyecto hace unos años muy interesante y al que le tengo mucho cariño. Se centró en cultivos de fresa. Yo no soy agrónomo. A mí me coge la agricultura como la ganadería, pues mi padre también hace algo de agricultura. Pensamos en que las marismas puedan ayudar a la agricultura para que mejore también los recursos hídricos. Nosotros trabajamos con plantas de marisma. Estudiamos ecología funcional de plantas de marisma, cómo las plantas adaptan a ese ecosistema, muy interesante, en términos únicos de salinidad, de inundación y demás. Hace unos años nos dimos cuenta de que sus microorganismos, las bacterias que están en las raíces o dentro de la planta, tenían un efecto muy importante en los mecanismos de tolerancia de esas plantas. Nosotros nos dimos cuenta que la importancia relativa del microbioma asociado a la planta era muy importante. Nos llevamos esas bacterias a una finca agrícola que tiene muchas necesidades hídricas, porque claro, las plantas de fresas se estresan, necesitan mucha agua, le vienen muy mal lo que son las condiciones ambientales adversas. Pensamos ¿y si hacemos un poco una recreación similar a lo que ocurre en la naturaleza? La idea era que se cultivaran las fresas con menos agua o con menos fertilizante. Los resultados fueron bastante interesantes y hubo agricultores que se interesaron por el proyecto. Actualmente estamos ejecutando un proyecto de ciencia aplicada para seguir profundizando en la importancia de ese fitomicrobioma en los ecosistemas de marisma degradados.

«Voy a seguir haciendo ciencia pero por una cuestión ética no voy a pedir cosas relacionadas con Doñana»

En la restauración ecológica se revegeta para mejorar la conectividad del sitio con los otros ecosistemas. Imagínate la marisma, conectarla hídricamente con los principales cauces. Cuando se revegeta, lo que ocurre es que ese tipo de plantas, que vienen de viveros básicamente, de un ambiente no estresante, que no está sometida a salinidad extrema, como están en sus ecosistemas naturales, es que hay muchas muertes, se pierde mucho dinero y el éxito es muy bajo. Se nos ocurrió coger las bacterias y montar unos inoculantes aplicados para mejorar las tasas de supervivencia y lo hemos puesto en Marismas del Odiel. Ahora voy a seguir haciendo ciencia pero por una cuestión ética no voy a pedir cosas relacionadas con Doñana, para que no haya un conflicto de intereses.

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