El ascenso de María Márquez, renovación con aroma al más puro PSOE andaluz
Tras su designación como portavoz parlamentaria, aparentemente renovadora, aparece una carrera anclada en la tradición del viejo PSOE andaluz representado por su valedora, María Jesús Montero
Márquez se estrena como portavoz del PSOE en el Parlamento hablando en nombre de Montero
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El estreno de María Márquez en el Parlamento andaluz como portavoz del Grupo Socialista, haciendo suyo el discurso de quien acababa de auparla al cargo, bien podría servir para trazar un perfil político que se resume con solo cuatro letras: PSOE. El duro enfrentamiento que mantuvo con el presidente andaluz, Juanma Moreno, colocándole frente a una ausente secretaria general del PSOE-A, María Jesús Montero, define a la perfección un papel que la onubense asume no sólo con gusto, sino con orgullo: el de estar para lo que disponga el partido, sin más fidelidad que la que le debe al aparato que le proporcionó el escaño.
Y es que María Márquez sólo pudo ser socialista. Nacida en San Juan del Puerto en 1990, su vocación por la política se evidenció desde muy temprana edad, cuando a los diez años pidió a su padre un libro de Marx en el día de su primera comunión. Tampoco ha tenido empacho en confesar que su interés literario se limita exclusivamente a la política, refiriéndose a Alfonso Guerra –y a su autobiografía 'Cuando el tiempo nos alcanza'– como una de sus influencias más directas. De él, eso sí, sólo tomó sus ideas socialistas y no tanto el gusto que el histórico del PSOE siempre demostró por la literatura. No es difícil entender, por lo tanto, que en su trayectoria política –puesto que la laboral fuera del paraguas del partido es inexistente pese a haber estudiado Psicología Social–, su fidelidad esté fuera de toda duda.

A lo largo de su carrera su identificación exclusiva con el PSOE ha sido un factor determinante que, si bien le ha permitido ascender rápidamente en la estructura interna del partido, también ha limitado su capacidad para cuestionar y reinventar el modelo político que defiende, confinándolo al circuito cerrado de su formación política. Un dato: a los catorce años ya pertenecía a las Juventudes Socialistas de Andalucía, lo que marcó el inicio de una carrera que, de forma ininterrumpida, se ha desarrollado exclusivamente en el ámbito del PSOE. Su paso por la política local, como concejala en el Ayuntamiento de San Juan del Puerto, además de proporcionarle su primer sueldo público, le permitió adentrarse en la gestión municipal, aunque esta experiencia fue más bien un preludio a una carrera eminentemente orgánica.
El ascenso en el Parlamento de Andalucía, al que ingresó en 2015 con apenas 25 años, fue rápido y se destacó como ponente en iniciativas como la Ley de Memoria Histórica y Democrática de Andalucía y la Ley del Cine. Ya en 2022 y de la mano del por entonces líder del PSOE andaluz, Juan Espadas, consiguió dar el salto a la Ejecutiva Federal, en su caso como secretaria de Formación, consolidando este perfil orgánico, como 'guardiana' de las esencias socialistas. Sin embargo, en enero de 2024 abandonó Ferraz para centrarse exclusivamente en Andalucía, respondiendo a la llamada de Juan Espadas. Bajo su liderazgo, Márquez asumió la coordinación de un «gobierno alternativo», una estructura paralela destinada a presentar propuestas frente a las políticas de la Junta de Juanma Moreno.
Con su último ascenso, esta vez de la mano de quien ya se dedicaba a la política antes de que ella naciera, la asunción del cargo de portavoz del Grupo Socialista en el Parlamento andaluz –además del de vicesecretaría general del PSOE-A, cargo que comparte con el alcalde de Dos Hermanas, Francisco Rodríguez–, ha puesto de
Asume la oposición con un talante bien distinto al de muchos de sus compañeros, incapaces de interpretar un papel que no pudieron aprender en los más de 30 años de gobierno socialista en Andalucía
relieve su capacidad de colocarse frente al gobierno de Juanma Moreno, una labor de oposición que asume con un talante bien distinto al de muchos de sus compañeros, incapaces de interpretar un papel que –lógicamente– no pudieron aprender en los más de 30 años de gobierno socialista en Andalucía. Respecto a esta pérdida del poder en la comunidad, eso sí, admite que su partido necesitaba una cura de humildad, puesto que perdieron «oído en la calle».
En definitiva, una carrera la de María Márquez marcada por un compromiso absoluto con el PSOE, lo que le ha permitido alcanzar posiciones de gran responsabilidad en el ámbito andaluz. En este caso, Montero parece apostar por ella como el contrapunto renovador en el parlamento frente a su propio perfil político lastrado por la mochila de los ERE, mientras que Rodríguez se dedicaría a cuestiones más orgánicas.
Esta combinación, por lo tanto, podría ser la que defina la estrategia socialista de aquí a las próximas elecciones, aunque habrá que ver si este último ascenso de la sanjuanera culmina en la consecución de responsabilidades ejecutivas o en su consolidación como líder parlamentaria.