¿Es un caso aislado la aparición de una foca en la ría de Punta Umbría?
En las costas lusas aparecen ejemplares de Madeira, y la de ría de Punta Umbría, es posible que proceda de las Chafarinas o del sur, de las costas mauritanas, y menos probable es que venga despistada
Puede que los escasos ejemplares que quedan en el Mediterráneo, que se calculan en apenas unos centenares, lo que están haciendo es migrar para buscarse un futuro mejor
Las focas, que buscan otros lugares más amables qué habitar, ojalá encuentren en las marismas huelvanas una zona tranquila donde puedan vivir en paz
Encuentran a una foca adulta en la ría de Punta Umbría: «Que no la molesten»
La aparición de una foca monje (Monachus monachus) en la ría de Punta Umbría ha causado una notable expectación en las redes sociales, esa taberna sin cervezas ni criterios que tanto se ha popularizado en estos tiempos modernos. En los años sesenta, antes de la instalación del Polo Químico, era absolutamente normal estar bañándote en el balneario y ver circular delfines por el río, o la ría, que es en Huelva la mar. Si te embarcabas en la canoa para ir a Punta, o para venir a Huelva, que lo mismo da que da lo mismo, no era nada extraordinario ver el hermoso salto de los delfines acompañando el navegar de la Ángela Marisa, la Bella Ciudad de Alicante, el Chimbito o el Rápido. Las focas no las vi aparecer nunca por estos estuarios de sal y de sol. Sí que escuché a mis hermanos mayores hablar de una foca que habían visto en el Muelle Cargadero de Mineral de la Compañía Ríotinto, el Muelle del Tinto que está en el Odiel, para entendernos.
En los últimos meses hemos tenido referencias del avistamiento de estas focas en algunas zonas de las costas portuguesas e incluso en el litoral onubense. Nada raro hay en ello, pues han poblado desde tiempos prehistóricos el Mediterráneo y el Atlántico. Hay referencias arqueológicas y literarias de ello. En ambas orillas vivieron y siguen nadando estas focas monje o fraile, también conocidas como lobos y no sé por qué extraña razón, pero con ese temeroso apodo fueron a nombrar hasta a un islote de las Islas Canarias, el de los Lobos.
Lo cierto es que en la actualidad están catalogadas como vulnerables, dentro del apartado de especies amenazadas según su estado de conservación por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. Hasta la mitad del pasado siglo estaban presentes en todo el litoral africano del Mediterráneo y en buena parte del europeo. En España había colonias de focas monje en las Baleares y en buena parte del litoral levantino. En la actualidad sobrevive a duras penas una colonia importante en las islas Chafarinas, frente a las costas de Melilla.
Una importante epidemia que diezmó la población de estos mamíferos dotados de una bondad beatífica para el observador
También las hubo en Canarias, y ahora solo se conoce una zona de cría importante en Mauritania, aunque no hace mucho sufrió una importante epidemia que diezmó la población de estos mamíferos dotados de una bondad beatífica para el observador y no tanto para robalos, doradas y sapitos, que forman parte de su dieta.
Nada extraño
El hecho de que las focas naveguen de un lado para otro tampoco es cosa de extrañar. En las costas lusas aparecen ejemplares que proceden de Madeira, y en el caso de las que se han avistado en las costas algarvías o ahora en el litoral onubense, como esta de la ría de Punta Umbría, es posible que procedan o bien del criadero de las Chafarinas, de un Mediterráneo sobrecalentado y cada vez, según confiesan los pescadores levantinos, con menos pescado, o del sur, de las costas mauritanas, y mucho menos probable es que vengan despistadas. Puede que los escasos ejemplares que quedan en el Mediterráneo, que se calculan en apenas unos centenares, lo que están haciendo es migrar para buscarse un futuro mejor. Y eso nos suena a todos por el drama de la inmigración ilegal, o el tráfico de seres humanos por ser más certeros y acercarnos a la cruda realidad.
Os voy a contar una barbaridad, de otros tiempos habrá que advertir. Ahora todo es distinto. A mediados de los años cincuenta un guardia civil mató de un tiro al último ejemplar de foca monje que quedaba en Mallorca, donde estos simpáticos fócidos han acabado desapareciendo. Por aquí por Huelva, en el dique del Puerto del León, el que abastecía a la mina de la Zarza, apareció una bandada de flamencos, me contaba mi padre, en los años veinte del pasado siglo. El comandante de puesto de la Guardia Civil fue el primero que se encajó en la orilla del hermosísimo embalse para liarse a tiros con los flamencos. Ahora el Benemérito Cuerpo de la Guardia Civil vive otros tiempos muy distintos.
Ahora hay guardias bien formados y sensibilizados con el Medio Ambiente. Baste recordar que el Seprona es una sección de la Guardia Civil dedicada precisamente a velar por la naturaleza y por la fauna salvaje, y además con suma pericia y, como decíamos, con suficiente formación.
Podría establecerse una colonia de focas en el paraje natural, que para eso y otras muchas cosas, y buenas
Los tiempos, desde luego han cambiado. Y han cambiado tanto que si el personal no se dedica a asustar a los ejemplares de foca monje que se acerquen a este estuario del río Odiel, podría establecerse una colonia de focas en el paraje natural, que para eso y otras muchas cosas, y buenas, está. Desde luego esto supondría una página más a añadir a una provincia, y en este caso a un litoral, que de manera tan bárbara fue agredido hace ya sesenta años con la instalación de un complejo petroquímico ahora, hay que reconocerlo, bien distinto.
Mucho debe haber cambiado las condiciones medioambientales del litoral como para que los delfines vuelvan y, por qué no, también las focas. Eso sería una muy buena noticia, desde luego. Y una última nota de optimismo, la foca que apareció por Punta en temporada baja, llegó, se asustó con los gritos de sorpresa de los presentes y con las mismas se largó, pero nadie se metió con ella y a nadie se le ocurrió darle un palo en la cabeza. Progresamos adecuadamente, eso está claro. Las focas, que buscan otros lugares más amables qué habitar, ojalá encuentren en las marismas huelvanas una zona tranquila donde puedan vivir en paz. Desde luego, remedando el viejo pasodoble carnavalero, focas, os saludamos, os lo merecéis. Estaremos atentos a las pantallas de los móviles, a las redes sociales donde todo va a parar, para comprobar que lo de esta foca no es un caso aislado y que por aquí se puedan quedar. Bienvenidas.