El pequeño pueblo de Huelva que debe su nombre a la historia de un poderoso mago que vivió en la provincia
La historia documentada del pueblo comienza a mediados del siglo XIII, cuando fue conquistado por los caballeros templarios
Esta leyenda sobre Paymogo ofrece una explicación atractiva y misteriosa para el nombre del pueblo pese a la falta de evidencias históricas
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En la provincia de Huelva, concretamente en la comarca del Andévalo, se encuentra el pueblo de Paymogo, una localidad cuyo nombre se relaciona con una antigua leyenda vinculada a un mago o chamán de época medieval. Se dice que este poderoso hechicero habitó la Sierra Morena onubense, y su reputación fue tan notable que la comarca donde vivía llegó a ser conocida como el «País del Mago». Esta historia ha perdurado a través de los siglos y se ha entrelazado con el folclore local, dando al pueblo su nombre actual, aunque también existen otras explicaciones más históricas y lingüísticas sobre este misterioso origen.
El territorio que hoy comprende Paymogo tiene una historia que se remonta a tiempos muy antiguos, como lo evidencian diversos hallazgos arqueológicos. Sin embargo, la historia documentada del pueblo comienza a mediados del siglo XIII, cuando fue conquistado por los caballeros templarios. Esta orden militar, procedente de Tierra Santa, llegó a la península ibérica en el siglo XII, donde se dedicaron a la expansión y consolidación de sus dominios. Durante un tiempo, los templarios acumularon un poder considerable en España, hasta que el rey Felipe IV, conocido como Felipe el Hermoso, decidió poner fin a su influencia. Tras ser derrotados, los templarios fueron llevados ante el Tribunal de la Inquisición, lo que marcó el inicio de su supresión definitiva, pese a las protestas del papa Clemente V.
El mago de Sierra Morena
Entre las historias que envuelven a Paymogo, destaca la leyenda de un chamán que supuestamente habitó en Sierra Morena. Se decía que poseía poderes extraordinarios, y su fama se extendió por toda la comarca. Según esta narrativa, sus dominios fueron llamados «País del Mago», y con el tiempo, el nombre evolucionó a «Paymogo». Se especula que este mago podría haber sido hermano de Guzmán el Bueno, y se dedicaba a recolectar hierbas medicinales como poleo, cilantro, mastranzo y ruda en los alrededores.
Esta leyenda ofrece una explicación tan atractiva como misteriosa para el nombre del pueblo, y aunque carece de evidencias históricas concretas, ha capturado la imaginación de muchos, convirtiéndose en una parte integral del patrimonio cultural de la zona.
La influencia portuguesa
A pesar de la popularidad de la leyenda del mago, la teoría más plausible sobre la toponimia de Paymogo se basa en la influencia portuguesa. Se sugiere que el nombre proviene de la combinación de las palabras luso-latinas «pagus», que significa 'aldea' en latín, y «mogo», que se refiere a una señal que delimita un terreno, similar a la palabra castellana «mojón». Por lo tanto, el término Paymogo podría haber sido utilizado para describir un pueblo o aldea situada en la frontera entre España y Portugal.
En el siglo XIX, el nombre del pueblo experimentó un pequeño cambio, pasando de «Paimogo» a «Paymogo» con el cambio de la 'i' por la 'y', formalizando su ortografía actual.
La primitiva población de Paymogo estuvo situada, según la tradición, en un área cercana conocida como Paymoguillo. En 1503, el pueblo contaba con 51 vecinos, pero para 1787, su población había crecido a 1615 habitantes. Este crecimiento demográfico se relaciona con el desarrollo económico del lugar, donde la miel y la cera constituían una fuente importante de riqueza en el siglo XVIII.
La ubicación fronteriza de Paymogo lo convirtió en escenario de numerosas batallas a lo largo de su historia. Durante la Guerra de Restauración portuguesa (1640-1668), el pueblo tuvo que reforzar sus defensas construyendo un fuerte alrededor de la iglesia parroquial. De nuevo, durante la Guerra de Sucesión Española, Paymogo sufrió las consecuencias de las incursiones portuguesas entre 1704 y 1708.
El pueblo cuenta con un castillo que ha sido catalogado como Bien de Interés Cultural por la Junta de Andalucía. Construido en el siglo XVII durante los conflictos con Portugal, el conjunto iglesia-castillo fue declarado monumento nacional el 22 de abril de 1944.