La amenaza yihadista sigue latente en Huelva
La Guardia Civil está centrada en cortar de raíz los movimientos de radicalización de sujetos en fase de reclutamiento
En los últimos diez años se han dado cinco casos destacados en la provincia
El presunto yihadista detenido en Huelva estaba ya en fase de entrenamiento
Un detenido en Huelva en una operación antiyihadista
La yihadista almonteña y el adolescente de Montellano, dos perfiles distintos y una radicalización meteórica

El movimiento yihadista está presente en Huelva, donde hay individuos que han dado el paso hacia la radicalización y se adentran en la corriente de grupos terroristas. Los siguen muy de cerca las unidades especiales de la Guardia Civil, muy vigilantes ante todos los signos y manifestaciones que proliferan, especialmente e internet y las redes sociales.
La labor policial está centrada en actuar cuando los individuos están en fase de reclutamiento, cuando dentro del proceso de radicalización ya ofrecen síntomas de haber sido captados y adoptan conductas propias de los grupos más extremistas. Comienzan a seguir rutinas de entrenamiento físico, adquieren vestimentas características y contenido ideológico, buscan en la red ejemplos de otras personas que en ese camino han ido dando pasos.
Los procesos de radicalización cada vez son más rápidos y la intención de las autoridades es cortarlos de raíz con contundencia. Es lo que ha ocurrido con el último caso de yihadismo suscitado en Huelva. El pasado 20 de marzo la Guardia Civil detuvo a una persona en la capital, en la barriada de la Navidad, y paralelamente a otra en Salamanca y otra en Burgos como miembros de un grupo en fase de reclutamiento. La operación antiyihadista, que se saldó con cinco registros, acabó con el arrestado en Huelva y en Burgos en prisión, según decretó el juez de la Audiencia Nacional Francisco de Jorge.

En estos registros quedó patente que los detenidos estaban radicalizándose. Encontraron documentos relativos a armas y fabricación de explosivos, armas blancas y material propagandístico del Estado Islámico. Además habían realizado búsquedas en Internet sobre atentados suicidas.
Este grupo fue calificado por la Guardia Civil como una «potencial amenaza» para la Seguridad Nacional, puesto que se encontraban alineados con las tesis del movimiento yihadista global. Seguían dinámicas de entrenamiento físico, usaban vestimenta similar a la de los terroristas y disponían de contenidos ideológicos de sus organizaciones.
Más casos recientes
Previamente a esta detención, en junio de 2023 se produjo en Lucena del Puerto otra por una presunta relación con delitos de terrorismo. El arrestado divulgaba en las redes contenidos yihadistas y a favor del Daesh a través de numerosas cuentas redes sociales. Con ellas era muy activo y divulgaba con constancia las tesis del grupo terrorista, con las que influía sobre los mulsulmanes de su comunidad y se relacionaba con otras personas de la misma cuerda a través de mensajes encriptados con aplicaciones de mensajería instantánea. Pero no sólo operaba en las redes, sino que también ejercía como un imán no oficial y líder espiritual en la localidad.
En el caso de este individuo, se encontraba en la última fase del proceso de radicalización, por lo que suponía una importante amenaza. Llegó a jurar lealtad al líder de la organización terrorista Daesh.
En 2019 fue condenado por enaltecer el terrorismo a dos años de cárcel cinco de libertad vigilada y nueve de inhabilitación absoluta Kamal Joao Carlos Luzito. Su intención era crear un califato en 'Al-Andalus' y así lo promulgó en redes sociales como Facebook entre 2013 y 2014. Participaba en un foro integrado por muyaidines en el que circulaba información para cometer atentados terroristas y se solicitaban ayuda y apoyos para cometerlos. En su domicilio de Huelva, donde vivía con sus padres, se encontró un archivo con imágenes de edificios de la Guardia Civil y las Fuerzas Armadas en la capital onubense, así como un video sobre la fabricación de un artefacto explosivo y la destrucción de una base estadounidense en Afganistán.
En el año 2018 se dio el caso de un preso de de Melilla, Belaid Mohand Al Lal, que se radicalizó en la cárcel de Huelva. Fue descubierto en una operación de la Guardia Civil e Instituciones Penitenciarias.
Hace 10 años, en 2015, fue detenida y posteriormente condenada a dos años de prisión una joven de Almonte que planeaba viajar a Siria para unirse a la Yihad. Se convirtió al salafismo radical sin tener vínculos con el Islam, cuando meses antes se mostraba como admiradora de la estética gótica y el heavy metal.
Su radicalización se produjo en Sevilla, donde su familia perdió el control sobre ella, que venía de cursar primero de Bachillerato. Aquí fue captada en las redes sociales y se comunicaba a través de Facebook, Twitter y Whatsapp con miembros de grupos terroristas. La joven planeó marcharse a Siria y casarse con un rapero británico, militante del Estado Islámico.
La perspectiva del tiempo permite a las autoridades trazar unos patrones y tomar conciencia de que más allá de ser casos aislados, son ejemplos de una vertiente inserta en la sociedad onubense, como está ocurriendo en otros puntos de España.