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Una ciudad Nobel al sur de España
El que fuera Premio Nobel de Literatura en 1956, Juan Ramón Jiménez, dejó en su localidad natal, Moguer, un legado incalculable que hoy es patrimonio visitable desde la calle hasta el interior de su propia casa. También es la tierra que vio nacer al que fuera el octavo Almirante de la Armada Española.
A unos 20 kilómetros de la capital, la localidad de Moguer reúne riqueza histórica, literaria y arquitectónica en un casco antiguo digno de visitar. Esta tierra, enmarcada dentro del Área Metropolitana, vio nacer en el siglo XIX a dos grandes personajes de la historia, Luis Hernández- Pinzón y Álvarez (1816), octavo Almirante de la Armada Española y al Premio Nobel de Literatura, Juan Ramón Jiménez (1881).
Pocas son las ciudades españolas que pueden presumir de haber dado a luz a un Premio Nobel. De los ocho galardones que han ido a parar a nuestro país, tan solo dos llevan sello andaluz. Uno, el de Juan Ramón, y otro -también en la categoría de Literatura- el del poeta sevillano de la Generación del 27, Vicente Aleixandre, otorgado en 1977.
Sin embargo, Juan Ramón, que fue el primer andaluz en conseguir un Premio Nobel, no conoció la noticia en su ciudad natal, pues en 1956 se encontraba exiliado en Puerto Rico junto a su mujer Zenobia, que tristemente falleció tres días después de hacerse público el premio.
A pesar de que él lo recibió como un “inmerecido galardón”, apenado profundamente por la muerte de su esposa, su obra no es más que un constante reflejo del por qué de ese reconocimiento. Y Moguer una oportunidad de acercarse, más allá de su obra, a esta extraordinaria figura del panorama literario universal.
El legado del Nobel de la Literatura
Para sumergirse de lleno en el ambiente que vio nacer al Premio Nobel, la primera parada obligatoria es la de su casa natal. Allí, en el número 2 de la calle Ribera, en un edificio hoy declarado Bien de Interés Cultural, nació en diciembre de 1881 Juan Ramón Jiménez.
En esta casa vivió el literato durante sus primeros cuatro años, para después trasladarse a la ubicada en la Calle Nueva -actual Casa Museo-, antes de partir al Puerto de Santa María y a Sevilla para continuar con sus brillantes estudios.
El inmueble presenta grandes influencias del movimiento neomudéjar, con un balcón central en la fachada, un patio interior y privilegiadas vistas al mar desde su zona más alta. La situación del edificio, cerca del puerto y del Ayuntamiento, facilitaba las labores comerciales del padre del Nobel.
Sobre su arquitectura, esta vivienda típicamente andaluza -y de familia acomodada- aguarda una montera de colores que da luz a la zona central y al aljibe. El inmueble, también considerado Bien de Interés Cultural, hoy es sede de la Fundación Zenobia-Juan Ramón Jiménez y el Centro de Estudios Juanramonianos.
El origen de esta Casa Museo procede del interés de un grupo de moguereños por homenajear al poeta durante su exilio, allá por 1948, con la creación de una biblioteca pública que llevara su nombre. En la actualidad, en este museo se pueden contemplar ejemplares y mobiliario propios del autor y su familia.
Para finalizar este recorrido en honor al escritor, un paseo por las calles del pueblo nos revela otro museo, esta vez callejero, compuesto por monumentos y azulejos en su recuerdo. Con motivo del centenario de su obra ‘Platero y yo’, la localidad instaló un museo escultórico al aire libre con piezas que representan distintos capítulos de una de sus obras más universales.
Lo mismo ocurre con los azulejos con fragmentos de ‘Platero y yo’ y otras obras del maestro, que se pueden descubrir en muchas de las fachadas del centro histórico de la localidad.
Arquitectura con historia colombina
Tras el Descubrimiento de América, parte de la familia descubridora Pinzón se instaló en Moguer, concretamente el Linaje Hernández-Pinzón, fruto del matrimonio de Catalina Pinzón Álvarez, hija del descubridor de América Martín Alonso Pinzón, con Diego Hernández Colmenero.
La casa en la que vivió esta familia sigue hoy intacta en el número 1 de la calle Almirante Hernández-Pinzón. Una fachada blanca con grandes ventanales con rejas y un balcón central reciben al visitante dando constancia del paso de la historia colombina por la localidad.
A día de hoy, el edificio sigue siendo propiedad de la familia Hernández-Pinzón y está declarado Bien de Interés Cultural de los ‘Lugares Colombinos’ desde 1967 y Sitio Histórico desde 2016.
Allí, en pleno centro histórico de Moguer, vivió varios siglos más tarde el descendiente Luis Hernández-Pinzón y Álvarez (1816-1891), quien fuera octavo Almirante de la Armada Española y estuviera al mando de la escuadra del Pacífico.
Una casa señorial que, por seguro, atesora infinidad de historias del mar y que en 1828 alojó al ilustre escritor estadounidense del Romanticismo Washington Irving durante su viaje por los Lugares Colombinos.