'SÉ QUE MI SALUD MENTAL ME VA A PASAR FACTURA'
Taquicardias, insomnio y ansiedad, la realidad de una enfermera Covid en Huelva
12.15 h. Un 45% de sanitarios sufre trastornos tras la primera ola de Covid-19 y 3,5% han llegado a tener ideas suicidas. Son las conclusiones de dos estudios realizados en 18 centros sanitarios de toda España. En Huelva, Rocío, de 27 años, reconoce que ha desarrollado taquicardias, insomnio y ansiedad. 'No hay descanso posible, no hay forma de evadirse y sientes que se te va la vida', afirma.

Si hay un refrán que ilustre esta situación, es que no hay peor ciego que el que no quiere ver, sentencia con voz serena pero cansada Rocío, una de las primeras enfermeras en vacunarse contra el Covid-19. Tiene 27 años y lleva desde los 22 trabajando como enfermera. Su último destino ha sido la provincia de Huelva y, si no fuese porque hay facturas que pagar y mucha vocación sanitaria, quizás se plantearía que fuese el último destino al que acude durante un tiempo.
Aunque en la provincia la primera y la segunda ola tuvieron una incidencia más baja que en otros lugares, parece que la tercera está llevando al máximo las cifras de contagio. Se supone que ya deberíamos haber aprendido qué hacer y qué no. Cómo tener cuidado. Entender que este virus no es una broma y que mata gente pero parece que muchos no lo recuerdan, explica Rocío.
A pesar de su edad Rocío, como muchos compañeros, ha desarrollado taquicardias, insomnio y ansiedad. Está en tratamiento con ansiolíticos y sabe que su salud mental va a pasarle factura a largo plazo. Además reconoce que es un ámbito que no tiene la prioridad que se merece en la sanidad pública. No hay descanso posible, no hay forma de evadirse y sientes que se te va la vida. Menos mal que nos queda la vocación y los compañeros, porque a veces no podemos más. Habla de guardias interminables, jornadas mal remuneradas y depresión.
Cuenta que cada día se enfrenta a situaciones más tensas con los pacientes. Se han olvidado de los aplausos y de que nos llamaban héroes. Piensan que no nos damos cuenta o nos toman por tontos y a poco que tiras del hilo, te das cuenta de que esa persona que tiene síntomas está relacionada con otras tantas que vinieron a urgencias hace unos días y que han estado en alguna fiesta o reunión sin respetar las medidas.
Una situación que confirma que se da, en especial, en los pueblos. La noche de fin de año ha sido terrible para los contagios y aún pagamos sus consecuencias. Muchos pacientes contaban sin tapujo alguno cómo habían ignorado todo tipo de medidas.
Pero lo peor, relata, no es eso. Lo peor viene cuando alguien llama a tu puerta y te cuenta minutos después que ha estado en contacto con un positivo mientras tú no llevas puesto el EPI completo y estás tratando a pacientes que no son sospechosos de Covid. Mentalmente es agotador para ella, que relata con desazón cómo ha tenido que despedir a enfermos de sus familiares y cómo ha reprimido abrazar a quienes han perdido a los suyos. Más imágenes así deberían verse. La vacuna no sirve de nada si no ponemos de nuestra parte, dice.
Las conclusiones de dos estudios realizados en 18 centros sanitarios de toda España revelan que un 45% de sanitarios, con trastornos tras primera ola y 3,5%, con ideas suicidas.
Si hay un refrán que ilustre esta situación, es que no hay peor ciego que el que no quiere ver, sentencia con voz serena pero cansada Rocío, una de las primeras enfermeras en vacunarse contra el Covid-19. Tiene 27 años y lleva desde los 22 trabajando como enfermera. Su último destino ha sido la provincia de Huelva y, si no fuese porque hay facturas que pagar y mucha vocación sanitaria, quizás se plantearía que fuese el último destino al que acude durante un tiempo. Aunque en la provincia la primera y la segunda ola tuvieron una incidencia más baja que en otros lugares, parece que la tercera está llevando al máximo las cifras de contagio. Se supone que ya deberíamos haber aprendido qué hacer y qué no. Cómo tener cuidado. Entender que este virus no es una broma y que mata gente pero parece que muchos no lo recuerdan, explica Rocío. A pesar de su edad Rocío, como muchos compañeros, ha desarrollado taquicardias, insomnio y ansiedad. Está en tratamiento con ansiolíticos y sabe que su salud mental va a pasarle factura a largo plazo. Además reconoce que es un ámbito que no tiene la prioridad que se merece en la sanidad pública. No hay descanso posible, no hay forma de evadirse y sientes que se te va la vida. Menos mal que nos queda la vocación y los compañeros, porque a veces no podemos más. Habla de guardias interminables, jornadas mal remuneradas y depresión. La noche de fin de año, terribleCuenta que cada día se enfrenta a situaciones más tensas con los pacientes. Se han olvidado de los aplausos y de que nos llamaban héroes. Piensan que no nos damos cuenta o nos toman por tontos y a poco que tiras del hilo, te das cuenta de que esa persona que tiene síntomas está relacionada con otras tantas que vinieron a urgencias hace unos días y que han estado en alguna fiesta o reunión sin respetar las medidas. Una situación que confirma que se da, en especial, en los pueblos. La noche de fin de año ha sido terrible para los contagios y aún pagamos sus consecuencias. Muchos pacientes contaban sin tapujo alguno cómo habían ignorado todo tipo de medidas. Pero lo peor, relata, no es eso. Lo peor viene cuando alguien llama a tu puerta y te cuenta minutos después que ha estado en contacto con un positivo mientras tú no llevas puesto el EPI completo y estás tratando a pacientes que no son sospechosos de Covid. Mentalmente es agotador para ella, que relata con desazón cómo ha tenido que despedir a enfermos de sus familiares y cómo ha reprimido abrazar a quienes han perdido a los suyos. Más imágenes así deberían verse. La vacuna no sirve de nada si no ponemos de nuestra parte, dice. Un 45% de sanitarios, con trastornos tras primera ola y 3,5%, con ideas suicidasLas conclusiones de dos estudios realizados en 18 centros sanitarios de toda España revelan que un 45% de sanitarios, con trastornos tras primera ola y 3,5%, con ideas suicidas. Los estudios, que publican la Revista de Psiquiatría y Salud Mental y la revista 'Depression & Anxiety', concluyen que casi la mitad de los encuestados presenta cribado positivo de un trastorno mental y un 14,5% sufre trastorno mental discapacitante, es decir, con repercusiones negativas claras en su vida profesional y social. Según el estudio, que ha encuestado a profesionales sanitarios de Andalucía, País Vasco, Castilla y León, Cataluña, Madrid y la Comunidad de Madrid, los síntomas principales son depresión, ansiedad, ataques de pánico, estrés postraumático y abuso de sustancias. Los dos trabajos se han basado en encuestas anónimas en línea efectuadas entre 9.138 profesionales sanitarios, que respondieron a preguntas sobre su trabajo durante la primera ola de la pandemia, sus relaciones familiares, impacto personal de la covid y otras preguntas para detectar posibles trastornos mentales.
Según el estudio, que ha encuestado a profesionales sanitarios de Andalucía, País Vasco, Castilla y León, Cataluña, Madrid y la Comunidad de Madrid, los síntomas principales son depresión, ansiedad, ataques de pánico, estrés postraumático y abuso de sustancias.
Los dos trabajos se han basado en encuestas anónimas en línea efectuadas entre 9.138 profesionales sanitarios, que respondieron a preguntas sobre su trabajo durante la primera ola de la pandemia, sus relaciones familiares, impacto personal de la covid y otras preguntas para detectar posibles trastornos mentales.