el amor no era para tanto

Felicidad enlatada y pobreza oculta

En los últimos tiempos, dos han sido los libros que me han zarandeado más fuerte, agarrándome por los hombros y agitándome para que mirara y no pasara de largo

Gordofobia, frivolidad y lo que haga falta

Al menos somos los mejores en algo

Lata de la felicidad y una nilña pobre EBAy-Google

Jesús González Francisco

Ayamonte

El primero de ellos se llama 'Happycracia' (Planeta, 2019), escrito por Eva Illouz y Edgar Cabanas, autores de un análisis demoledor sobre el nuevo paradigma psicológico predominante en las sociedades occidentales: la psicología de la felicidad. El otro es un texto de difícil clasificación, a caballo entre el ensayo y el relato, titulado: 'Silencio administrativo: la pobreza en el laberinto democrático' (Anagrama, 2019) de quien es hoy, para mí, la mejor escritora de España: Sara Mesa. Si me permiten, voy a hablarles un poco de ambos libros.

«Los países europeos hemos abrazado con ansias de amante adolescente los novedosos discursos provenientes de la Feliz América»

En 'Happycracia', Illous y Cabanas realizan un exhaustivo estudio sobre los orígenes de la psicología de la felicidad y su implantación universal en el mundo occidental, donde ha echado unas raíces sorprendentemente poderosas. La Vieja Europa había conseguido anteponer un escudo irónico a la llegada masiva de mensajes ultraliberales e individualistas desde EEUU, pero hace unos años que esa defensa se ha diluido en la nueva realidad líquida y flexible de la que tanto se habla ahora. Los países europeos hemos abrazado con ansias de amante adolescente los novedosos discursos provenientes de la 'Feliz América', integrando en nuestro sistema vital la obligatoriedad de ser feliz a cualquier precio, pase lo que pase, cueste lo cueste, porque si no lo consigue, es que usted no lo ha deseado lo suficiente o carece de la capacidad de sacrificio necesaria para lograr el Gran Objetivo.

Resiliencia, flexibilidad y empoderamiento

La tesis de los autores de 'Happycracia' se sostiene sobre el diseño político y la influencia de las élites económicas (oh, sorpresa) para implantar esta psicología, primero en tierras americanas y posteriormente en casi todo el mundo, aludiendo a conceptos tan evanescentes como resiliencia, flexibilidad, empoderamiento y términos de esos que usted ya conoce y que forman parte del acervo hipernaif de nuestra sociedad, a la que ya bauticé en su día como 'sociedad suflé', tan rápidamente hinchada como deshinchada, según la dirección del viento. Una lectura de obligado cumplimiento para quien desee conocer de dónde proceden los postulados psicológicos más irracionales de nuestra historia moderna.

Sara Mesa sigue los pasos de Carmen (nombre ficticio), una sintecho, en 'Silencio administrativo', un libro corto en extensión pero de regusto amplio (y amargo por su contenido). La Carmen del relato de Mesa no es la de Bizet, precisamente, sino una mujer discapacitada de pasado turbio que vive en la calle, donde sufre, además del desprecio y el disgusto con el que solemos tratar a estas personas, la invisibilidad más absoluta, tanto para los transeúntes que caminan junto a ella en la calle como para las administraciones que supuestamente deben velar por ella y que –como se comprueba durante la desazonadora lectura del libro—no lo hacen, en ocasiones por imposibilidad, pero también por la desidia más absoluta.

«Carmen ocupa el lugar de mayor indefensión en nuestro egocéntrico y asimétrico Estado de Derecho»

Mesa describe con crudeza y sinceridad el despropósito al que se enfrenta Carmen cuando, a petición de Beatriz (trasunto literario de la propia escritora), trata de conseguir la renta mínima de inserción. Sara Mesa establece un paralelismo especialmente triste entre el Joseph K de 'El proceso' y nuestra protagonista, abducidos ambos por el sinsentido burocrático, más grave si cabe en el caso de Carmen, pues ésta no dispone de un hogar al que regresar para reflexionar sobre lo ocurrido, viéndose forzada a volver a la calle y continuar soportando el ultraje de su propia condición de sintecho, llegando incluso a poner en riesgo su vida por las circunstancia personales que la rodean y que incrementan el conflicto de su luctuosa existencia: Carmen es una paria entre los propios pobres, el escalón más bajo en el más bajo de los escalones sociales, alguien que ocupa el lugar de mayor indefensión en nuestro egocéntrico y asimétrico Estado de Derecho.

«El universo quiere que seas feliz»

Ambos libros deberían ser de obligada lectura, ya que reflejan dos realidades presentes en nuestra sociedad, tan diferentes como complementarias. En un extremo, la psicología de la opulencia, en la que TODOS podemos ser felices, proactivos, autoconscientes, dueños de nuestra realidad y, además, ganar dinero y conseguir que el universo «conspire» para que YO me beneficie. En el otro extremo está el Hades de la pobreza, el inframundo de los sintecho como Carmen, de quienes, según los postulados de la 'Happycracia', no desean ser felices, de aquellos que no prestan atención a la voz perentoria del coach cuando les grita: sé feliz, está en tu mano, solo tú puedes cambiar tu realidad: «El universo quiere que seas feliz». Recuerde usted el postulado aquel sobre los extremos… se tocan.

Como diría el añorado Adolfo Marsillach: «Yo me bajo en la próxima, ¿y usted?».

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