el séptimo de comisaría
Sobre el valor social del viajero regional
Tropa, me voy de vacaciones. Sí, sí, podréis vivir sin la columna. Sin esta columna; la vertebral debéis mantenerla en el cuerpo para seguir viviendo erguidos como hasta ahora. Pero El Séptimo de comisaría os deja hasta septiembre para volver con más energía e ideas renovadas

Podéis aprovechar este tiempo para leer las novelas que os regalaron en Reyes, ordenar las fotos de vuestro último cumpleaños o hacer limpieza en todos vuestros bolis de memoria y discos duros.
Yo me he propuesto viajar un poquito, que he visto que está de moda ser viajante, y lo digo así, en español, que estoy un poco harta de tanto anglicismo (un saludo para Pérez-Reverte). Me voy a hacer un perfil en Instagram para compartir todas mis escapadas y dar un poco de envidia a los que sienten que el culo se les está poniendo planito de tanto sofá (y el dedo igualmente planito de tanto pasarlo por la pantalla del móvil).
Empezar por lo limítrofe
Me quedan un montón de ciudades y destinos por explorar. Pero un montón. Y voy a empezar por conocer lo limítrofe, lo adyacente, lo circundante. Mi intención es hacer turismo de proximidad. En mi opinión, gracias a las nuevas tecnologías hemos acortado distancias y llegamos a lugares lejanos de manera virtual; gracias a las compañías aéreas low cost pillamos vuelos por dos duros; gracias a Internet compramos en tiendas a kilómetros de nuestras casas... y eso es genial, estamos a la vez en todas partes al mismo tiempo, pero nos hemos olvidado de lo cercano.

Por eso mi plan es ir a las playas de Mazagón y Matalascañas, ver el dolmen de Soto en Trigueros y recorrer el Bosque de las Letras en Santa Ana la Real; visitar el castillo de Niebla y la Gruta de las Maravillas en Aracena, y, a la vuelta, ver la última exposición del CODAC en Gibraleón; subir al faro de El Rompido, deleitarme en el Parque Botánico Celestino Mutis en La Rábida y comer atún con tomate en Isla Cristina; asombrarme de nuevo con las minas de Riotinto, redescubrir la isla Saltés y admirar los flamencos en las Marismas del Odiel. ¿Acaso no son planazos?
Ya lo dijo Carlo Goldoni: «El viajero sabio nunca desprecia su propio país», por eso quiero exprimir mi provincia al máximo. Y a lo mejor la camiseta de «I love Punta Umbría» no mola tanto como la de Nueva York, y quizás en la postal que compre en Lepe aparezca mi prima Bella, pero la cultura y la economía de esos pueblos lo agradecerán enormemente y todo eso volverá a mí de alguna forma (karma karmita). ¡Disfrutad mucho del verano, haced algo nuevo en un sitio ya conocido y tomaos una Fanta a mi salud!