el séptimo de comisaría

Sobre la proyectitis y otras muchas itis

Debe inventar, ex profeso y a posteriori, un cuentito que las dote de mayor entidad. El batablanca no necesita oír más, lo tiene claro: «Usted sufre de proyectitis»

Sobre la patada voladora de la IA

Sobre los bares como lugares de exposición

Sobre la incipiente hipersexualización de la intelectualidad

Deja que te hable de mi nuevo proyecto H24

Jennifer Rodríguez-López

Punta Umbría

Saben aquell que diu... Esto es un artista que entra en la consulta del médico y le dice: «Doctor, doctor, me pasa una cosa muy rara». El galeno lo mira de arriba abajo, buscando algún signo de enfermedad. Al no hallar nada evidente, solicita más información: «¿Y qué es eso tan extraño que le ocurre?». El artista, que aquí es una representación literaria de un creador genérico, le cuenta que él pinta una obra, luego otra y después otra sin que entre ellas exista conexión alguna, solo por el mero gusto de pintar. El matasanos le pregunta qué tiene eso de peculiar, deseando llegar al quid de la cuestión, obteniendo por respuesta que lo insólito viene ahora.

 

Su público le demanda una narrativa, profunda en apariencia pero superficial si rascas un poco, y que él se ve abocado a dársela

A continuación, le explica que últimamente, llevado por las más recientes corrientes artísticas, siente una repentina necesidad de crear un relato que una a todas las obras bajo una misma idea, que se ve impulsado con urgencia a crear una serie y no piezas aisladas, que su público le demanda una narrativa, profunda en apariencia pero superficial si rascas un poco, y que él se ve abocado a dársela. Así, debe inventar, ex profeso y a posteriori, un cuentito que las dote de mayor entidad. El batablanca no necesita oír más, lo tiene claro: «Usted sufre de proyectitis».

 

Síntomas frecuentes

A lo mejor os suena esta dolencia, cada vez más extendida en el ámbito artístico. Tiene otros nombres, también terminados en -itis, como discursitis, conceptualitis, meinventomividitis o flipaditis. Aunque no es grave, puede resultar muy molesta, sobre todo para los demás, que son en realidad quienes más soportan esta afección entre cuyos síntomas se encuentran los siguientes: inflamación del ego, bajos niveles de autocrítica, insuficiencia de la modestia, visión borrosa y distorsionada de la realidad y, con bastante frecuencia, diarrea (verbal y no verbal).

 

Solo en algunos casos extremos ha sido necesario el ingreso forzoso del paciente en un Centro de Reeducación Artístico-Afectiva para Soberbios (CREAS)

Es un alivio saber que existe un tratamiento y, por lo tanto, una cura. Bueno, depende también del grado de proyectitis, pero con una buena dosis de humildad, un jeringazo de objetividad, un cobertor calentito y algunas pastillitas para regular las ínfulas y los aires de grandeza la situación suele estar más que controlada. Solo en algunos casos extremos ha sido necesario el ingreso forzoso del paciente en un Centro de Reeducación Artístico-Afectiva para Soberbios (CREAS), ya en funcionamiento en grandes ciudades.

El arte de dorar la píldora H24

Los afectados por esta patología intentan trabajar menos y lucir más, siguiendo la máxima de Michael McLaughlin: «La gestión de proyectos efectiva es el arte de hacer más con menos». Así que si eres artista y te notas pensamientos narcisistas más habituales de lo normal, que te estás viniendo demasiado arriba al compartir con los demás tu trabajo, o que tus últimas publicaciones en redes están un poco maquilladas, quizás necesites Campechanium Forte, también en supositorios.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación