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¿Qué está pasando en Sodoma?

Nunca como hoy asistimos a una administración política tan altanera y orgullosa en la contumacia de sus errores, en la hipocresía de sus convicciones y en la ruptura de la igualdad entre los ciudadanos

Pedro Sánchez, María Jesús Montero y Yolanda Díaz efe
Javier Berrio

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Recuerdo haber escrito en una ocasión sobre este asunto, basándome en una conferencia o predicación del Dr. Vidal, César Vidal, historiador y escritor español-estadounidense. Cómo él, me apoyo en un texto bíblico del profeta Ezequiel quien, comparándola con Jerusalén, mencionó cuáles fueron las maldades de la famosa ciudad de Sodoma: «Soberbia, saciedad de pan y abundancia de ociosidad» Y aun añadió, «que no fortaleció la mano del afligido y ellos hicieron abominación delante de mí» *. En este caso, se remite al Dios hebreo.

Se antoja claro que el parecido con las sociedades occidentales es indudable y, para nosotros, españoles que lo padecemos muy de cerca en nuestro día a día, más que parecido, es un calco. No mentiré negando que cada ser humano tiene su mayor o menor grado de arrogancia, dependiendo de hasta qué punto haya abandonado la mente egoica y fomentado su espiritualidad, o no lo haya hecho.

El hombre declina su necesidad de administrar su convivencia y bienes comunes con los otros, en parlamentos y gobiernos más o menos representativos. Sin embargo, nunca como hoy asistimos a una administración política tan altanera y orgullosa en la contumacia de sus errores, en la hipocresía de sus convicciones y en la ruptura de la igualdad

Difícilmente antes se había marcado tanto la diferencia entre políticos y no políticos, empleándose para los primeros el perdón de los delitos, por graves que puedan haber sido contra España, su integridad territorial y su economía

entre los ciudadanos. Difícilmente antes se había marcado tanto la diferencia entre políticos y no políticos, empleándose para los primeros el perdón de los delitos, por graves que puedan haber sido contra España, su integridad territorial y su economía. Todo este despropósito está orquestado desde un partido político, PSOE y por su secretario general y presidente del consejo de ministros, Pedro Sánchez Castejón.

Sí hablamos de la saciedad de pan es como si la población en general creyera que la abundancia aparente en la que estamos viviendo no tuviera, antes o después, que pagar el precio de una deuda interna inasumible, un IPC no fácilmente asimilable o el peligro cierto de vaciado de la caja de las pensiones, como ya hiciera Zapatero, de tan mal recuerdo e impresentable presente. El mensaje desde el Ejecutivo es el de tanta abundancia existente, que no hace más que animar a extranjeros a venir a un país con altísima tasa de desempleo y deterioro de los servicios públicos a pesar del ingente aumento del gasto. Eso solo persigue mantener el voto de esos migrantes mediante pensiones y nacionalizaciones y a españoles que prefieren la subvención al trabajo. Se detrae el dinero al contribuyente para entregárselo al ocioso (tercer aspecto de los versos de Ezequiel), a fin de que pueda seguir gozándose en su pereza y mantener la auténtica invasión que estamos padeciendo, esencialmente desde el sur.

En cuanto a la abominación, tenemos ejemplos de una legislación montada para la confusión de lo moral y amoral en la vida pública, en la enseñanza de una sexualidad inventada por medio de la ideología de género y su transmisión a nuestros niños, púberes y adolescentes en los centros educativos. Se pretende normalizar y presentar como avances sociales, ideas que vienen impuestas por poderes y suprapoderes (ONU y Agenda 2030-45,) y no por la evolución lógica de la sociedad. En el ambiente se respira un acercamiento a la legalización de las relaciones sexuales entre adultos y menores y algunos reclaman el aborto hasta plazos cada vez más amplios.

El feminismo, tan jaleoso como se presenta contra el patriarcado de lo que llaman derecha e incluso, extrema derecha, no es veraz porque incluso las más ardientes feministas, algunas de ellas comunistas miembros del Gobierno, supieron qué estaba sucediendo con Errejón y callaron. La execración de todas estas leyes y las conductas e ideologías que las acogen

Se pretende normalizar y presentar como avances sociales ideas que no vienen impuestas por la evolución lógica de la sociedad

porque ya no tienen el apoyo del mundo del trabajo, pueden acabar con nosotros si no desalojan pronto el poder. Yolanda Díaz, según parece y ella ha reconocido, supo de las andanzas del diputado comunista Errejón hace tiempo (¿quizás un mes antes de las últimas elecciones?), y callaron para no hundir sus posibilidades. Igual que ahora han permitido que se sepa todo porque el tema destroza a la cúpula feminista y femenina de Más País y Más Madrid. Pero, ¿no nos dijeron que un mundo gobernado por mujeres sería mejor? Pues no, no lo es y España, como Sodoma, vive en la concupiscencia de su corrupción sin que nadie haga nada. Sodoma saltó por los aires: roguemos a Dios o a las energías cósmicas para que no pase lo mismo al Estado español.

* El texto bíblico corresponde a Ezequiel 16:49-50, RVR -1960.

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