INDESINENTER
Los días de Noé
El PSOE, en complicidad con el conjunto de la anti-España, está ocupando todos los poderes del Estado, rompiendo la solidaridad interterritorial y permitiendo, cuando no fomentando, la invasión de enemigos declarados de España y de la cultura occidental
¿De dónde la legitimidad?
El borrado del ser: pensamiento único

No me gustaría convertir el presente artículo en una hoja parroquial, pero sí me permitiré aprovechar el conocimiento extendido que se mantiene sobre la Biblia en esta sociedad, cuasi postcristiana, para dar fondo a mi argumento. El evangelio de Mateo, en su capítulo 24 y versículos del 37 al 39, discutiendo cómo sería la venida del Hijo del Hombre, Jesús explica que sucedería «como en los días de Noé» (v. 37). En aquel entonces, cuenta el narrador, «(...) estaban comiendo y bebiendo, casándose y dándose en casamiento hasta que el día en que Noé entró en el arca» (v. 38), y no se dieron cuenta hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, (...)» (v. 39).
Evidentemente, pretendo marcar una analogía entre los acontecimientos traídos a la memoria por el autor del Evangelio, originales que se encuentran en el libro de Génesis, capítulos 6 y 7 y, sin entrar en discusión, sobre si existieron otros diluvios o no en diferentes culturas. Tal asunto resulta baladí al presente artículo en el que persigo ahondar en la satisfacción con la que viven los ciudadanos medios españoles y europeos, frente a los males que nos acechan y a los que ya están instalados, que podrían acarrear acontecimientos indeseables, más o menos pronto, pero en los que estamos evitando pensar.
Recuerdo que en los años de bonanza económica en los que, como diría el entonces presidente del Gobierno, José María Aznar, «España va bien y todo se compra y todo se vende», la realidad era puramente especulativa o, dicho de otra manera, era perfectamente irreal. Sin embargo, muchísimos ciudadanos vivían en la «burbuja» económica impulsada por los bancos y gobiernos, como si no sucediera nada especial, como si de verdad aquel dinero fuera producto de su esfuerzo y no de una manipulación externa a ellos mismos, aprovechando la necesidad de jactancia que tantos mostraron. He de decir, que muchos perdieron el pudor necesario y la humildad imprescindible, para instalarse en la presunción e incluso en la humillación de conciudadanos a los que no les había ido tan bien o que, simplemente, vivían con lo que necesitaban.

Y como narran las Escrituras veterotestamentarias y las del Evangelio también, el diluvio llegó en forma de grave crisis y «deuda soberana» impagable por los diferentes Estados. España estaba gobernada por el peor presidente de Gobierno que habíamos tenido hasta la llegada de Sánchez, es decir, Zapatero, y él, tan arrogante en la actualidad defendiendo dictaduras comunistas, mostró entonces la misma presunción y, donde todo el mundo hablaba de crisis, él, su gobierno y su partido inventaron la expresión desaceleración económica. Después, hablaron de «brotes verdes», cuando en realidad nos había arruinado. EEUU, país al que había humillado y cuyo favor perdimos desde entonces, el FMI y otros aliados occidentales, le obligaron a tomar medidas urgentes. Después vino el PP con Rajoy, pero el destrozo había sido tan grande, que la banca española se vio rescatada con un dinero que hemos pagado todos los españoles. Diluvio, a fin de cuentas.
Ahora las cosas se han puesto mucho más peligrosas porque el PSOE en el ejecutivo, en complicidad con el conjunto de la anti-España, está ocupando todos los poderes del Estado, rompiendo la solidaridad interterritorial: permitiendo, cuando no fomentando, la invasión de enemigos declarados de España y de la cultura occidental. Debería mantenernos en guardia el reparto sin miramientos de pensiones a extranjeros o a españoles que eligen la subvención mejor que trabajar; la adopción de 'menas' sin devolverlos a sus países o a otros de su entorno religioso y cultural; la inseguridad en las calles; la demonización del varón solo por serlo; la ley criminal del 'solo sí es sí' y la terrorífica ideología de género; la atención sanitaria a originarios de otras naciones a cuyos gobiernos habría que exigir el abono de los servicios prestados, dentro de un larguísimo etcétera. Pero hemos elegido continuar viviendo como en los días previos a los de la gran inundación y, para colmo de males, hemos de dar la razón a Saulo, convertido en Pablo, cuando escribió a la iglesia de Roma las siguientes palabras: «Se han llenado de toda injusticia, maldad, avaricia y perversidad. Están repletos de envidia, homicidios, contiendas, engaños, mala intención. (Romanos 1: 29) *. Las consecuencias tendrán lugar dentro de todas las señales, repentinamente, y entonces no habrá soluciones pacíficas.
*Recomiendo lectura hasta versículo 31. Agrego, además que los textos empleados pertenecen a la versión RVA2015 de la Biblia.