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una raya en el agua

La sombra de la culpa

Sánchez escapó a Doñana para librarse de una humillación parlamentaria. Su responsabilidad política exigía dar la cara

Al servicio de Su Majestad (20/4/23)

Consenso a rastras (19/4/23)

Ignacio Camacho

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Y se fue a Doñana. Una improvisada excursión de campaña para escapar de lo que él mismo considera una humillación parlamentaria. Porque humillación y vergüenza es para el sanchismo entero tener que recabar el apoyo del PP con tal de apaciguar la alarma social ... desatada por su monumental metedura de pata. La obligación moral del presidente era dar la cara, admitir en voz alta su responsabilidad sobre una ley de consecuencias nefastas y pedir perdón a la sociedad ante la Cámara soberana. Pero eso implicaba exponerse al reproche de sus socios habituales y defender la reforma sin abochornarse de haber recurrido a la derecha para sacarla adelante. Salió huyendo –en Falcon, faltaría más– a tomar aire en el paisaje reseco del parque, sin votar siquiera su propio rescate, el quite que se ha visto apremiado a aceptar ante las malas perspectivas electorales. Como si esa espantada pusilánime pudiera librarle del sentimiento culpable. Como si no fuese tarde para engañar a nadie.

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